lunes, 31 de octubre de 2011

UNA FIESTA DE VIVOS

Celebramos mañana la fiesta de los vivos, de los que han acogido a Dios como Señor. Festejamos a todos los hombres y mujeres que por su fe y sus obras son dignos de reconocimiento, pero que viven o han vivido en el anonimato. Todos ellos forman parte de la inmensa muchedumbre de que habla la lectura del Apocalipsis y nos invitan a tomar parte en esa esperanza de salvación. Todos ellos nos recuerdan que hay numerosas situaciones cotidianas en las que se pueden vivir las Bienaventuranzas. Ellos nos animan a ser, más que hombres y mujeres pintados o tallados en madera, testigos vivientes de un Dios Padre-Madre que nunca abandona a sus hijos.

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