Señor Jesús:
“Te pedimos entregarnos a ti con fidelidad
Y servirte con sincero corazón”.
Sin embargo, nuestro corazón en ocasiones
Se divida y titubea, porque:
Damos prioridad a lo material sobre lo espiritual
Creamos alternativa entre lo humano y lo divino
Dedicamos más tiempo a la acción que a la oración
Hacemos disyuntiva entre Dios y los hombres
Luchamos entre lo personal y lo comunitario...
Lo mezclamos todo y hacemos un lío
O damos preferencia a unos aspectos sobre otros.
Tu respuesta a los fariseos y herodianos es clara:
“Pagadle al César lo que es del César,
Y a Dios lo que es de Dios”.
Nos pides un equilibrio sensato y prudente,
Pero sabiendo lo que nos ha recordado Isaías:
“Yo soy el Señor y no hay otro;
Fuera de mí no hay Dios”.
Actuar de forma adecuada a esta escala de valores,
Resulta difícil y exigente,
Pero la única manera de ser fieles a tu enseñanza,
Porque ser creyente responsable no supone ningún dualismo artificial,
Sino coherencia y nobleza en todos los aspectos
Y en cualquier circunstancia,
Para servirte “con un corazón libre”
En el que caben también los demás. Amén.
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