lunes, 31 de octubre de 2011

TÚ ERES MEJOR QUE ESO

Desde nuestra infancia hasta la hora de nuestra muerte, las personas que nos quieren nos hacen notar cuándo nos hemos desviado de nuestro mejor yo. Reprender al pecador es una obra de misericordia: “Animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis” (1Tes 5,11)

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