Señor Jesús:
“Que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe,
De manera que estemos dispuestos a obrar siempre el bien”.
Y realmente reconocemos que tu “gracia” nos precede,
Porque nos has creado a tu “imagen y semejanza”.
Y también que nos acompaña,
Porque tu invitación es constante y permanente:
“Venid a la boda”.
¿Qué significa ese participar en la “boda”?
Vivir la alegría de tu salvación
Descubrir el amor, que nos ofreces
Valorar la Eucaristía como banquete
Sentir la necesidad de invitar a otros
Estar con traje de fiesta, es decir, limpios.
Sin embargo, ponemos excusas,
Que no tiene justificación:
Preferimos lo material a lo espiritual,
Ocupamos el tiempo en lo nuestro y no en la misión,
Nos molestan tus servidores y acabamos con ellos,
Pasamos de todo lo que signifique exigencia...
Pero a pesar de todo, sigues diciéndonos:
“La boda está preparada...”
Señor Jesús:
No te canses de insistirnos y de invitarnos,
Para que recapacitemos y participemos en la construcción del Reino.
¡Que valoremos “la mesa que preparas”!. Amén. (Vicente Folgado)
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