lunes, 31 de octubre de 2011

HALLOWEEN?

Està molt bé conéixer tradicions d'altres cultures, ja que això ens permet acostar-nos més i millor a altres persones que en altres temps vivien lluny de nosaltres, però ara, en este món globalitzat tenim al costat. Però d'ací a convertir esta festa (per anomenar-la quelcom), en una celebració quasi més important que les nostres... els xiquets no ixen en Nadal a cantar nadales, però sí que van porta per porta (esta nit mateix han cridat a la meua) en grup dient: "truc o tracte", que la veritat no sé que vol dir... normalment no solc obrir la porta a ningú, però hui menys... respecte, conec i en certa manera aprecie estos xiquets i a les seues famílies... però no pense que perdre tradicions nostres a favor d'altres, que damunt els que les celebren no saben d'on vénen... si algú em convenç i si no, el que s'ha dit, conéixer-les, respectar-les però que no ens dominen estes tradicions que ens fiquen més si és possible dins de les gola imperialistes de certs països... i per això escric estes línies en valencià... no siga que com està passant ara mateix en el "coetodromo" de Paterna, difuminem una tradició tan d'ací com els coets tradicionals en disfresses que com dic no entenc (tal vegada siga per això)...

Somos 7000 mil millones de habitantes

El mundo cuenta con 7.000 millones de humanos y varios países reivindicaron este lunes el nacimiento que ilustra simbólicamente los retos del crecimiento demográfico. Este lunes, Filipinas celebró el nacimiento de Danica, la beba que simboliza la cifra mencionada.

Según las Naciones Unidas, China es el país más poblado, con 1.350 millones de habitantes, seguido de la India, con 1.240 millones. A un ritmo de dos nacimientos por segundo, se predice que la población seguirá aumentando para llegar a 9.300 millones en 2050 y superar los 10.000 millones de aquí a final de siglo. “Hoy, siete mil millones de personas necesitan alimentos. Energía. Ofertas interesantes en materia de empleos y educación. Derechos y libertad. Libertad de expresión. Libertad de poder educar a sus hijos en paz y seguridad”, recordó Ban Ki-moon, secretario general de la ONU.

UNA FIESTA DE VIVOS

Celebramos mañana la fiesta de los vivos, de los que han acogido a Dios como Señor. Festejamos a todos los hombres y mujeres que por su fe y sus obras son dignos de reconocimiento, pero que viven o han vivido en el anonimato. Todos ellos forman parte de la inmensa muchedumbre de que habla la lectura del Apocalipsis y nos invitan a tomar parte en esa esperanza de salvación. Todos ellos nos recuerdan que hay numerosas situaciones cotidianas en las que se pueden vivir las Bienaventuranzas. Ellos nos animan a ser, más que hombres y mujeres pintados o tallados en madera, testigos vivientes de un Dios Padre-Madre que nunca abandona a sus hijos.

TÚ ERES MEJOR QUE ESO

Desde nuestra infancia hasta la hora de nuestra muerte, las personas que nos quieren nos hacen notar cuándo nos hemos desviado de nuestro mejor yo. Reprender al pecador es una obra de misericordia: “Animaos mutuamente y ayudaos unos a otros a crecer, como ya lo hacéis” (1Tes 5,11)

SUEÑOS DE SEMILLA

En el silencio de mi reflexión
percibo todo mi mundo interno
como si fuera una semilla,
de alguna manera pequeña e insignificante
pero también pletórica de potencialidades.
...Y veo en sus entrañas
el germen de un árbol magnífico,
el árbol de mi propia vida
en proceso de desarrollo.

En su pequeñez, cada semilla contiene
el espíritu del árbol que será después.
Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol,
Cayendo en tierra fértil,
absorbiendo los jugos que la alimentan,
expandiendo las ramas y el follaje,
llenándose de flores y de frutos,
para poder dar lo que tienen que dar.

Cada semilla sabe
cómo llegar a ser árbol.
Y tantas son las semillas
como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños
esperan el tiempo de germinar,
echar raíces y darse a luz,
morir como semillas...
para convertirse en árboles.

Árboles magníficos y orgullosos
que a su vez nos digan, en su solidez,
que oigamos nuestra voz interior,
que escuchemos
la sabiduría de nuestros sueños semilla.

Ellos, los sueños, indican el camino
con símbolos y señales de toda clase,
en cada hecho, en cada momento,
entre las cosas y entre las personas,
en los dolores y en los placeres,
en los triunfos y en los fracasos.

Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos,
a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.

Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos
o en relámpagos de lucidez enceguecedora.

Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos...

Y un día, mientras transitamos
este eterno presente que llamamos vida,
las semillas de nuestros sueños
se transformarán en árboles,
y desplegarán sus ramas que,
como alas gigantescas,
cruzarán el cielo,
uniendo en un solo trazo
nuestro pasado y nuestro futuro.

Nada hay que temer,
...una sabiduría interior las acompaña...
porque cada semilla sabe....
cómo llegar a ser árbol... (Jorge Bucay)

UNA COMUNIDAD

Una comunidad dice mucho cuando es de Jesús.
Cuando habla de Jesús y no de sus reuniones.
Cuando se gloría de Jesús y no de sus méritos
Cuando se reúne en torno a Jesús
y no en torno de sus problemas.
Cuando se apoya en Jesús y no en su propia fuerza.
Cuando vive de Jesús y no vive de sí misma...
Una comunidad se pierde cuando ha perdido a Jesús.
una comunidad es fuerte cuando Jesús
dentro de ella es fuerte.
Una comunidad pesa cuando Jesús
dentro de ella tiene peso.
Una comunidad marcha unida cuando Jesús
está en medio.
Una comunidad se extiendo cuando extiende a Jesús.
Una comunidad vive cuando vive a Jesús.
Una comunidad convence y llena
cuando es la comunidad de Jesús.
Patxi Loidi
Planta, Señor, semilla nueva dentro de nosotros.
áranos, riéganos, cuídamos como Tú sabes.
Afina nuestra sensibilidad y haznos permeables
para que tu agua, tu brisa y tus caricias
hagan de nosotros un campo fértil
donde florezcan la paz, la justicia y la solidaridad.
Florentino Ulibarri.

ACTOS SIMPLES

Un globo aerostático enorme flota en el cielo sobre el lago del monasterio. Los ciervos pacen no lejos de mí. Muchas cosas buenas han sido hechas o dichas hoy: mamá me ha escrito una carta; un viejo monje ha ido hasta la tumba de uno de nuestros hermanos, que murió la semana pasada, para asegurarse de que la cruz sigue en su sitio.
Dios se nos revela en esos actos simples. ¿Estamos atentos para verle?

DECIR Y HACER

Señor, Jesús:
“Concédenos caminar sin tropiezos
Hacia los bienes que nos prometes”.
Uno de los “tropiezos”, que puede ser un obstáculo grande,
Es “no hacer lo que decimos”,
Esto es, habar y programar a los demás,
Ser exigentes y duros hacia los otros,
Y, sin embargo, nosotros ir a la nuestra...
Tu programa y actitud es clara:
“El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado,
Y el que se humilla será enaltecido”.
Resulta fácil engañarnos y tranquilizarnos
Mediante palabras y justificaciones y no descubrir tu ejemplo:
- Servicio siempre, en todo y en todos,
- Humildad y sencillez, entrega y generosidad,
- Comprensión y tolerancia, respeto y ayuda...
Vivimos esclavos del qué dirán
Y hacemos cosas “para que la gente nos vea”,
Porque nos preocupa mucho la imagen que damos.
Ayúdanos, Señor Jesús, “a caminar sin tropiezos”,
A ser trasparente y no fanfarronear ni pavonearnos,
Sino decir y realizar con el Salmista:
“Mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros;
No pretendo grandezas que superan mi capacidad...
Sino que acallo y modero mis deseos”.
Amén.

sábado, 29 de octubre de 2011

GRACIAS SEÑOR

Gracias Señor,
Por todo lo que has hecho con nosotros,
Estimulándonos, guiándonos,
Para encontrar tus huellas,
Para inventar el fuego,
Para labrar la tierra,
Para sembrar el trigo,
Para cocer el pan,
Para tejer, hilar, modelar, fundir y fabricar
Tantos y tan maravillosos instrumentos
Que alegran nuestra vida,
Que la hacen llevadera,
Que nos ayudan a ser
Un poco más humanos,
A mejorar el mundo
Cumpliendo tus mandatos.

VIDA ENTREGADA

El trigo va granando en la espiga; pero solamente se llegará a convertir en hostia de elevación cuando sea puesto sobre la patena, para llegar a ser Eucaristía.
Cada uno de los actos de tu día podrá llegar a ser transformado en vida, en acción, en fecundidad, en Dios.
Pero antes deberás ponerlo en la patena de tu ofrecimiento, a fin de que se eleve sobre la materialidad de la vida y se llegue a convertir en espíritu.
Y así toda tu vida será una verdadera misa que transforme y cambie tu existir, que te acerque a dios y te haga comunión y sacrificio.
Un sacrificio redentor y transformador; desaparecerás tú y, en cambio, en lugar tuyo aparecerá Dios.
Y cuando Dios aparece, todo se ve de otra forma y de otro color, a todo se le da otro significado y otra dimensión; en todo se descubre una proyección más dilatada y prometedora.


“La leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles sino en las invisibles; pues la cosas visibles son pasajeras, mas la invisibles son eternas” (2Cor 4,17-18). Todo pasa y pasamos nosotros con todo; solamente permanece Dios y lo que es de Dios.

viernes, 28 de octubre de 2011

SEMILLAS

En el silencio de mi reflexión
percibo todo mi mundo interno
como si fuera una semilla,
de alguna manera pequeña e insignificante
pero también pletórica de potencialidades.
...Y veo en sus entrañas
el germen de un árbol magnífico,
el árbol de mi propia vida
en proceso de desarrollo.

En su pequeñez, cada semilla contiene
el espíritu del árbol que será después.
Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol,
Cayendo en tierra fértil,
absorbiendo los jugos que la alimentan,
expandiendo las ramas y el follaje,
llenándose de flores y de frutos,
para poder dar lo que tienen que dar.

Cada semilla sabe
cómo llegar a ser árbol.
Y tantas son las semillas
como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños
esperan el tiempo de germinar,
echar raíces y darse a luz,
morir como semillas...
para convertirse en árboles.

Árboles magníficos y orgullosos
que a su vez nos digan, en su solidez,
que oigamos nuestra voz interior,
que escuchemos
la sabiduría de nuestros sueños semilla.

Ellos, los sueños, indican el camino
con símbolos y señales de toda clase,
en cada hecho, en cada momento,
entre las cosas y entre las personas,
en los dolores y en los placeres,
en los triunfos y en los fracasos.

Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos,
a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.

Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos
o en relámpagos de lucidez enceguecedora.

Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos...

Y un día, mientras transitamos
este eterno presente que llamamos vida,
las semillas de nuestros sueños
se transformarán en árboles,
y desplegarán sus ramas que,
como alas gigantescas,
cruzarán el cielo,
uniendo en un solo trazo
nuestro pasado y nuestro futuro.

Nada hay que temer,
...una sabiduría interior las acompaña...
porque cada semilla sabe....
cómo llegar a ser árbol... (Jorge Bucay)

VIDA DIARIA

Cuando el grano de uva es deshecho por la prensa que lo tritura, se convierte en jugo dulce y vitalizador.
Cuando la aceituna para por el molino, se hace aceite suave y acariciante.
Únicamente el dolor nos hará comprender a los demás y ser bálsamo sobre los desgarros y heridas de todos.
Es bello vivir una vida difícil, pero con la sencillez del ambiente diario; a cada acto difícil, a cada momento arduo, ponle el beso de la sencillez.
Las horas más difíciles de nuestra vida son las que mejor nos moldean; las dificultades tallan la verdadera personalidad de cada uno de nosotros.
Así, no te acostumbres a quejarte de las cosas que a diario te suceden; más bien acostúmbrate a ir subiendo la cuesta del cumplimiento de tu deber, repechando sus empinadas laderas y entonando al mismo tiempo un canto a la luz.


“Esta es la alianza que pactaré con ellos, después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones y en su mente las gravaré y de sus pecados e iniquidades no me acordaré ya” (Hb 10,16-17)

jueves, 27 de octubre de 2011

DAME, SEÑOR

Señor, dame una buena digestión y naturalmente alguna cosa que digerir. Dame la salud del cuerpo con el buen humor necesario para mantenerla. Dame un alma sana, Señor, que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro, de manera que frente al pecado no me escandalice, sino que sepa encontrar la forma de ponerle remedio. Dame un alma que no conozca el aburrimiento, los refunfuños, los suspiros y los lamentos, y no permitas que me tome demasiado en serio esta cosa tan invasora que se llama “yo”. Dame sentido del humor, dame el don de saber reír con un chiste, a fin de que sepa traer un poco de alegría a la vida y hacer participes a los otros. Amén.

SUEÑO Y DOLOR

Más de una vez te habrá pasado que has estado sufriendo una pesadilla en tu sueño pesado. Te sentías angustiado... Pero de repente despertaste y la angustia se disipó y la pesadilla desapareció y tu espíritu se sintió aliviado.
Esto es lo que puede sucederte con relativa frecuencia en tu vida; el dolor puede serte de no poca utilidad, aunque te resulte amargo, como amarga es la medicina, sin dejar de ser en extremo beneficiosa.
El dolor puede serte un despertador excelente, con el que Dios te haga despertar de tus sueños irreales o de tus letargos infecundos.
El dolor puede acercarte a Dios, si es que lo sabes sufrir, pues de lo contrario quizá te sirva para alejarte más de Dios.
Todo depende del modo como te decidas a llevar tu dolor.
Todo depende de que hagas tú del dolor tu despertador, o lo conviertas por el contrario, en aplanadora que te aplaste y destruya.


“Este es el gran misterio del hombre, que la Revelación cristiana esclarece a los hombres. Por Cristo y en Cristo ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta oscuridad” (GS 22). Un misionero claretiano exclamó: “Nunca me he sentido tan apóstol, como ahora que sufro”.

miércoles, 26 de octubre de 2011

VICTORIA

No es difícil ser valiente, sentirse valiente, cuando todo va saliendo bien; y aun tampoco es difícil sentirse valiente mientras se está en la lucha.
Es que la lucha templa los aceros del espíritu. Pero sentirse valiente en la derrota, eso ya no es tan fácil.
Sentirse con ánimo de seguir adelante cuando todo se derrumbó, cuando todo salió mal, eso es propio solamente de los verdaderos valientes.
Sentirse con fuerzas y ánimos aun en la propia derrota, está reservado a los hombres auténticos, que han puesto su confianza en Dios, que de la derrota más humillante con capaces de hacer surgir la más espléndida victoria.
No te olvides de que las grandes victorias pueden estar muy cercanas a las grandes derrotas; está en ti y en Dios el que la derrota se convierta en victoria.


“No perdáis ahora vuestra confianza, que lleva consigo una gran recompensa. Necesitáis paciencia en el sufrimiento, para cumplir la voluntad de Dios y conseguir así lo prometido” (Heb 10,35). Hay que tener también paciencia en nuestros mismos fracasos, en las mismas derrotas y caídas; Dios permite todo eso en nuestra vida porque quiere que nos mantengamos en la humildad.

VEN, ESPÍRITU SANTO

Sin el Espíritu, Dios está lejos, Cristo pertenece al pasado, el evangelio es letra muerta, la Iglesia es una simple organización, la autoridad es dominio, la misión es propaganda... Pero, en el Espíritu, el cosmos bulle y gime con los dolores del Reino, se hace presente Cristo resucitado. El evangelio es fuerza de vida, la Iglesia significa la comunión trinitaria, la autoridad es servicio liberador, la misión es Pentecostés.

martes, 25 de octubre de 2011

NO DIGAS: NO PUEDO MÁS

No digas nunca: “Ya no puedo más”.
No sabes cuánta es la fuerza que descubre en sí el que se mira por dentro, el que se decide a seguir poniendo esfuerzos, cada vez más redoblados.
No digas que no puedes más, cuando se trata de corregir tus defectos; siempre puedes poner un esfuerzo más.
No digas que no puedes más, cuando se trata de sufrir; lo que tú has sufrido, ciertamente que no ha llegado a lo que otros están sufriendo a tu lado; si ellos pueden más, ¿por qué tú no podrás?
No digas que no puedes más, cuando se trata de ayudar a los otros; es tanto lo que tú tienes para darle, que nunca darás lo suficiente y nunca te darás del todo.
Sé más optimista contigo mismo, tente más confianza, cobra más valor, dilata tus horizontes, descubre nuevos campos de acción. Sea éste tu lema: “¡Siempre más y siempre mejor!”.



“Trabajad con temor y temblor por vuestra salvación, pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece” (Flp 2,13). Si de Dios procede nuestro querer y nuestro obrar, a Dios debemos recurrir, siempre que sintamos que nuestras fuerzas y nuestro entusiasmo van disminuyendo o apagándose.

lunes, 24 de octubre de 2011

HAZLO TODO EN MÍ

¡Hazlo tú todo en mí!
Que yo me preste
A la acción interior
Pura y calada.
Hazlo tú todo en mí,
Que aunque me cueste
Me dejaré labrar sin decir nada.
¡Hazlo tú todo en mí!
Que yo te siente
En mi dirección y disciplina.
Hazlo tú todo en mí
Que estoy sediento
De ser carnal de tu voz divina.
(C. de Arteaga)

SOLEDAD

Te quejas de que te sientes solo y es que no has llegado a descubrir los secretos de la soledad.
Soledad no es la de los picos nevados de nuestros montes; ni la de la pampa dilatada e infinita; ni la del arenal del desierto; ni la de las grandes cascadas de aguas, que rompen el silencio con el trueno siempre tenso del quebrar de sus aguas.
La soledad es más bien el silencio pacífico, el atardecer sereno, el retiro del bullicio; y todo eso puede serte ocasión de que te acerques más a Dios.
Porque donde hay mucho ruido, no es fácil reconocer la voz de Dios; ya que la voz de Dios es muy suave; es preciso hacer silencio a nuestro alrededor, para poder captarla.
La soledad podrá hacerte conocer a ti mismo, desde el momento que penetrarás en ti, en tu interior, en tu propia conciencia y verás tu propia vida.
Soledad no es peso; es alivio. No es tortura, es paz.


“Una voz exclama: En el desierto abrid el camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios” (Is 40,3). “Por eso yo la voy a seducir, la llevaré al desierto y hablaré a su corazón” (Oseas 2,16). Muchas veces la voz de Dios solamente se la puede escuchar en el silencio y en la oración.
Señor, tu Evangelio de hoy va al fondo,
a lo decisivo: a la pregunta
Maestro,
¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
Respondes: Amarás al Señor tu Dios...
Y al prójimo.
Amar es vivir "en-amor", tener afecto,
ternura y cariño.
actuar con respeto y mimo,
poner en ascuas el corazón
al compartir la vida.
Toda la interioridad personal
entra en juego:
hay que ponerla en Dios,
en nosotr@ s y en nuestro prójimo.
Amar es la única manera de ser creyente.
Jesús, ayúdanos a vivir
"en-amor, en-amorad@ s".

domingo, 23 de octubre de 2011

ORACIÓN MISIONERA

Señor, que nos llamas a seguirte como discípulos,
Haz que respondamos con generosidad a tu llamada.
Haz que nuestras comunidades cristianas
Vivan el misterio de tu amor,
Irradien la luz de tu perdón y misericordia.
Danos fortaleza para superar las dificultades
Que como cristianos y misiones encontramos.
Sabemos que Tú estás siempre con nosotros,
Enséñanos a permanecer en ti,
Envíanos incesantemente tu Espíritu Santo.
Te lo pedimos por intercesión de María,
Madre tuya y Madre nuestra.
Con ella te seguimos como discípulos y
Con ella caminamos
Hacia todos los pueblos
Como misioneros de tu Palabra.
(Benedicto XVI)

APUNTES PARA INTENTAR APRENDER A AMAR

Señor, tu ley es el amor,
Por encima de cualquier teoría social, política y económica,
Por encima de todos los criterios de organización humana,
Por encima de las virtudes y los defectos que todos tenemos.
Queremos aprender a amar.
Con frecuencia nos preguntamos: ¿Es posibles saber amar?
¿Es posible vivir íntegramente la ley del amor?
Que la sencillez y la integridad de tu mensaje, Padre bueno,
Penetre en cada uno de nosotros, en nuestro interior,
En nuestra existencia, en nuestro corazón,
En nuestras manifestaciones externas.
¡Ayúdanos a amarte, Señor!
¡Guíanos por los caminos del amor a los demás,
Empezando por nuestro entorno más próximo!
Ante las situaciones de la vida,
¡Pon en nuestro corazón
Aquella respuesta o actitud más inspirada en el amor!
¡Danos comprensión, ternura y capacidad de perdón
Si alguien se equivoca y nos hace un daño, grande o pequeño!
¡Danos paz cuando vivimos momentos en los que
Podemos dejarnos llevar por el grito, la ofensa o el desprecio!
¡Danos fortaleza cuando la soledad de los momentos tristes
Nos deja desorientados y alejados de tu amor, Señor!
¡Gracias, buen Dios, por el amor que nos has mostrado
A través del bien que hacen tantos hijos e hijas tuyos en todo el mundo!
¡Gracias por el testimonio de quienes nos aman,
Empezando por la persona con quien más compartimos la vida!
¡Envíanos tu Espíritu, la fuente del amor sin límites!
¡Danos libertad para amar! Amén.

AMAR A TODOS

Señor Jesús:
“Aumenta nuestra fe, esperanza y caridad;
Y para conseguir tus promesas,
Concédenos amar tus preceptos”.
De nuevo nos invitas a amar
Pero a hacerlo de verdad y con todas las consecuencias.
Esto es, un amor “con todo el corazón”,
Que nace de la experiencia de ser amados por ti,
Y sentirnos responsables, de que los demás,
A través nuestro, conozcan y saboreen tu amor.
Nos da miedo emplear la palabra amor,
Porque la hemos tergiversado en la práctica,
Y vemos que la desfiguramos, cuando llamamos amor a:
- Relación entre personas, que solo busca el placer,
- Limosna a los otros, que se da de lo que nos sobra,
- Actitud religiosa, que no compromete ni transforma,
- Entrega a otros que no supone sacrificio o renuncia...
Necesitamos imitarte a ti, que eres la “fuente del amor”:
- Mirando a todos por igual y sin acepciones,
- Compartes lo que eres y lo que tienes,
- Ofreces un culto “en espíritu y en verdad”,
- Amas desde la “cruz” y el servicio...
Ayúdanos, Señor Jesús, a amar con sinceridad,
Y a ser testigos de tu Reino,
Pero no olvides que es en ti, donde encontramos luz,
Por eso te decimos:
“Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza”. Amén.

Preguntarse

Preguntarme cómo amo a Dios, cómo amo a las personas,
a las cercanas y a las lejanas.
Preguntarme qué nombres llevo escritos en el corazón,
qué personas me importan y cómo me importan.
Preguntarme por mis leyes y principios absolutos.
Preguntarme cómo amo,
y cómo voy a seguir amando hoy...
Florentino Ulibarri

viernes, 21 de octubre de 2011

SEÑOR, AYÚDAME

Señor, ayúdame a decir la verdad
Delante de los fuertes
Y a no mentir para ganarme el aplauso
De los débiles.
Enséñame a perdonar,
Que es lo más grande del fuerte
Y a entender que la venganza
Es la señal primitiva del débil.
Ayúdame a dialogar
Con quienes no piensan como yo.
Enséñame a juzgar y a querer a los demás
Como a mí mismo.
Si yo faltara a la gente
Dame valor para disculparme.
Si la gente faltara conmigo,
Dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de ti
Tú no te olvides de mí. (A. Hurtado)

SUFRIR, AMAR, VIVIR

Indudablemente la prueba convincente de que uno ama de veras, es cuando sufre por la persona o por el ideal que ama.
El sufrimiento acrisola el amor y lo hace más puro y generoso; no debemos quejarnos nunca de que debamos sacrificarnos por aquellas cosas o personas que amamos.
Si no quieres sufrir, renuncia a amar.
Pero si no amas, ¿me puedes decir para qué quieres vivir?
Ahí tienes tres realidades que, en último término, no son más que una sola: sufrir, amar, vivir.
Cámbialas, si deseas, de orden: vivir, amar, sufrir... o como tú quieras; pero siempre habrá entre ellas una conexión que las vuelve inseparables.
No te fijes tanto en que estás sufriendo; fíjate más bien en que estás amando, o en que estás viviendo; entonces el sufrimiento tendrá otro sentido y tú cobrarás mayores fuerzas.


“La Iglesia Madre no cesa de orar, esperar y trabajar y exhorta a sus hijos a la purificación y renovación, a fin de que la señal de Cristo resplandezca con más claridad sobre la faz de la Iglesia” (LG 15). La purificación nunca se realiza sin dolor; acepta tu dolor, como acto de purificación.

jueves, 20 de octubre de 2011

EL SUEÑO DE UN CARDENAL

“He tenido un sueño: que a través de una familiaridad cada vez más grande de los hombres y mujeres europeos con la Sagrada Escritura, leída y rezada en la soledad, en los grupos y en las comunidades, se reavive aquella experiencia del fuego en el corazón que tuvieron los dos discípulos en el camino de Emaús... Por mi experiencia, la Biblia leída y rezada, en particular por los jóvenes, es el libro del futuro del continente europeo” (Cardenal M. Martini)

OJOS

¿Has pensado alguna vez en las maravillas que son tus ojos? En ellos cabe todo el universo, con ellos abarcas la inmensidad, pues puedes posarlos en la florecilla que crece a tu paso y en las estrellas que brillan sobre tu cabeza.
En esa florecilla, lo mismo que en esas estrellas... en las nubes arreboladas, lo mismo que en las montañas cubiertas con el turbante de la nieve bruñida, debes contemplar la grandeza de Dios, que pudo hacer la violeta humilde e insignificante y la montaña majestuosa.
Cada lucero en la noche es como una balada de amor, que se asoma a la ventana de la creación. Cada estrella es una firma divina, sobre el pergamino del cielo.
Es bueno que nos acostumbremos a saber leer las firmas de Dios en todo lo que nos rodea; al fin, Dios lo escribió para nosotros.


“Exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre al Espíritu Santo prometido, y ha derramado lo que vosotros veis y oís” (Hch 2,33). También en ti derramará Dios su Espíritu, si es que sabes disponer con verdadera humildad; y con el Espíritu de Dios podrás hacer y decir cosas que nunca soñaste.

miércoles, 19 de octubre de 2011

EL SENTINELLA

Prop la frontera d´un pais molt llunyà s´alçava un petit castell, perdut enmig del desert. De tant en tant, s´hi aturaven les caravanes o bé algun caminant solitari s´hi acollia per una nit. Però la vida del castell era molt monòtona, i poques coses hi havia que fessin un dia diferent dels altres.
Un matí arribà un missatge del rei: “Estigueu a punt perquè ens han fet saber que Déu visitarà el nostre país i potser passsarà pel vostre castell. Sobretot estigueu preparats per rebre´l.”
Les autoritats del castell es disposaren a complir les ordres reials. Van cridar el sentinella. Li encomànaren que a partir d´aquell dia no perdés de vista el desert, i així que veiés cap senyal de la vinguda de Déu els ho fes saber.
El sentinella va rebre l´encàrrec; mai no li havien confiat una missió tant important. Dret dalt la torre, amb els ulls ben oberts, resseguia contínuament l´horitzó en espera del més petit indici. “Com deu ser Déu -pensava-. Segurament que vindrà amb una gran comitiva i el distinguiré de lluny, o potser apareixerà de cop, acompanyat d´un poderós exèrcit.” Il.lusionat com estava, no pensava en res més i es passava nits i dies al capdamunt de la torre.
Va transcòrrer el temps i poc a poc tothom anà oblidant el missatge de Déu. Fins i tot el rei hi va perdre l´interés. Al castell, els oficials i els soldats es cansaven d´esperar aquella visita i van deixar de parlar-ne. Només el sentinella es mantenia ben despert esperant, esperant sempre sota el sol i la pluja. Prou que veia venir caravanes i exèrcits, però cap d´ells no era la comitiva de Déu. De vegades, cansat de mirar, es preguntava si tot allò no era un engany... “Per què ha de venir Déu? I si ve, passarà per aquest lloc tan poc important? I encara, qui sap si vindrà?”
Però l´esperança vencia sempre els seus dubtes. I novament tornava a observar incansablement l´horitzó. Passaven els mesos i els anys. El sentinella es feia vell i els ulls li començaven a fer pampallugues. Sovint havia de seure perquè les cames no el sostenien.
L´un darrera l´altre, tots els soldats de la guarnició havien anat abandonant el castell enyorats de la ciutat, i el sentinella s´havia quedat sol.
Un dia s´aixecà com sempre per mirar el desert, però s´adonà que gairebé no es podia moure. Es sentí prop de la mort i una gran amargor li omplí l´ànima: “He estat tota la vida la visita de Déu i ara hauré de morir sense haver-lo vist”, exclamà amb dolor.
Aleshores sentí una veu al seu costat: “Que no em coneixes?”
Tot parat, el sentinella es girà i endevinà que Déu havia arribat. Ple d´alegria li va dir: “Oh, ja ets aquí! M´has fet esperar tant... per on has vingut, que no t´he pogut veure?”.
“Sempre he estat aquí, al teu costat, dintre teu. T´ha calgut un temps llarg per adonar-te´n, però ara ja ho saps. Aquest és el meu secret: “només els qui esperen poden veure´m.”
La veu callà i el sentinella sentí una immensa felicitat. S´alçà poc a poc i tornà a resseguir lentament, amorosament, la ratlla de l´horitzó.

SERVIDORES

“Tampoco el Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos” (Mc 10,45). Y tú, como hombre cristiano, has de cobrar conciencia de que estás para eso: para servir y no para servirte de los demás; para servirles a ellos y no para que ellos te sirvan. Si esto lo tienes muy presente, cambiarán muchas de tus actitudes.

Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él. (Madre Teresa de Calcuta)

MONOTONÍA

A veces nos quejamos de que nuestra vida está resultando monótona y sin proyección y quizá seamos nosotros mismos los culpables de ello.
En efecto, perdemos el norte cuando pensamos que no está a nuestro alcance el hacer de nuestra vida algo maravilloso.
Piensa que nunca es poco, cuando lo que se da es todo lo que uno tiene. No mires a lo que das, sino al corazón con que lo das. Si lo que puedes dar es poco, ciertamente el corazón con que lo puedes dar nunca es poco.
El amor es el detalle de la fidelidad: la fidelidad es el amor en los detalles; y los detalles sueles ser pequeños y quizá pasan inadvertidos; sin embargo, en ellos consiste la perfección y en ellos hay que poner el amor, en ellos se debe vivir el amor, tanto el amor a Dios, como el amor a los hermanos.


El que conoce el arte de vivir consigo mismo ignora el aburrimiento.
Erasmo de Rotterdam (1469-1536) Humanista neerlandés.

martes, 18 de octubre de 2011

ORACIÓN MISIONERA

Señor, que nos llamas a seguirte como discípulos,
Haz que respondamos con generosidad a tu llamada.
Haz que nuestras comunidades cristianas
Vivan el misterio de tu amor,
Irradien la luz de tu perdón y misericordia.
Danos fortaleza para superar las dificultades
Que como cristianos y misiones encontramos.
Sabemos que Tú estás siempre con nosotros,
Enséñanos a permanecer en ti,
Envíanos incesantemente tu Espíritu Santo.
Te lo pedimos por intercesión de María,
Madre tuya y Madre nuestra.
Con ella te seguimos como discípulos y
Con ella caminamos
Hacia todos los pueblos
Como misioneros de tu Palabra.

VIVIR EL AHORA

La vida se desarrolla en una continua tensión entre el “ahora” y el “después”. Hay entre ambos una relación de dependencia muy íntima; el después depende del ahora. A un ahora lento, inactivo, cerrado, sin luz, habrá que corresponder necesariamente un después de tinieblas, de desilusión, de fracasos, de ostracismo.
En cambio, al ahora entregado, al ahora sacrificado en aras de los demás y de la propia perfección, sucederá infaliblemente el después del gozoso, satisfecho, feliz y pleno.
En resumidas cuentas, el después no se construye sino con los ahoras de cada momento y será imposible pretender un futuro después feliz y satisfecho, si los ahoras de cada momento no se realizan con toda plenitud de vida, con todo entusiasmo de acción, con toda la entrega de un amor verdadero y pleno.
Mañana será el proyecto de pasado mañana y así sucesivament.


“Ten piedad de nosotros, Dios, dueño de todas las naciones; mira y siembra tu temos sobre todas las naciones... Da su recompensa a los que te agradan.... Escucha la súplica de los que te imploran y todos los de la tierra reconozcan que Tú eres el Señor, el Dios Eterno”, pero Dios tiene determinado hacer todo eso por ti; tú serás su instrumento consciente y libre y, por eso, meritorio.

El minuto de Dios

Son muchas las ocupaciones que tenemos a lo largo del día; si no sabemos ordenar nuestras obligaciones, llegaremos a vernos abrumados por ellas.
No pensemos en todo lo que debemos hacer a lo largo del día, porque no lo deberemos hacer todo en un solo momento, sino poco a poco, una cosa tras otra.
En cada momento hay que concentrarse únicamente en aquello que se debe hacer en ese instante. Nos esperarán luego otras cosas: visitas que hacer, cartas que contestar...; pero todo puede esperar; en cambio, no puede ser prorrogado lo que debes hacer en este preciso instante.
Más que preocuparnos por hacer muchas cosas, será preciso responsabilizarnos por hacer mejor y vivir mejor el momento presente.
No tanto más, sino mejor.
Sin olvidar lo único necesario: tu “minuto de Dios”.

lunes, 17 de octubre de 2011

PAZ

Nada se busca hoy, nada se anhela tanto, como la paz. La paz para el mundo, la paz para nuestra familia, la paz para cada uno de nosotros. Pero hay varias clases de paz: la paz de los cipreses del cementerio; la paz de los silencios; la paz envuelta en canto de pájaros...
Ninguna de ellas es comparable a la paz que se produce en el interior de todo hombre el saber que en su vida se está cumpliendo la voluntad de Dios. Porque entonces la vida cobra sentido, la vida está fundamentada, asegurada, se halla pacífica.
Cuando todo está en su sitio, cumpliendo con su función, es cuando se goza de paz; si todo en mí se halla ordenado según la voluntad del Creador, podré gozar de una profunda y auténtica paz interior.


“La Iglesia está fortalecida con la virtud del Señor resucitado, para triunfar con paciencia y caridad de sus aflicciones y dificultades, tanto internas como externas, y revelar al mundo fielmente su misterio, aunque sea entre penumbras, hasta que se manifieste en todo el esplendor al final de los tiempos” (LG 8)

¿A partir de qué hora la misa vespertina?

Ésta es una cuestión que no siempre se sabe responder, cuando algunos listillos pretenden que una misa celebrada a las 13 h. – e incluso antes – ya pueda ser considerada como vespertina, especialmente en sábado y vigilia de fiesta.
Y es que, efectivamente, no han faltado iniciativas, en las décadas pasadas, para favorecer a los excursionistas, a los esquiadores, a los cazadores, a los turistas y a la tía Paca, muy ocupada en la cocina, han programado celebraciones eucarísticas en las primerísimas horas de la tarde de la vigilia. No obstante, ¿tiene este horario justificación legítima?
Si damos una ojeada a los libros litúrgicos del Vaticano II, nos damos cuenta que el punto de referencia para lo que estamos aquí tratando es el de la oración litúrgica vespertina. Se comprende que hemos entrado en el domingo o en una solemnidad cuando hemos celebrado las primeras Vísperas.
Y, ¿cuándo se pueden celebrar? That is the question. La Institutio de la Liturgia de las Horas nos dice, en el número 39, que “se celebran las Vísperas por la tarde, cuando atardece y el día va de caída”. Por otra parte, el mismo contenido de esta oración litúrgica nos indica que hay que celebrarla cuando realmente la jornada de luz, de actividad, etc., pueda darse por concluida. Dice la Institutio que rezamos las Vísperas “en acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto”. Y las siguientes referencias a la luz que no conoce ocaso, la luz eterna que es Cristo, con la invocación de la “luz gozosa de la santa gloria del eterno Padre...”, no dejan lugar a dudas. En este contexto, ¿cómo vamos a pedir que la luz retorne a nosotros, si el sol está entrando todavía con fuerza por la ventana? ¿Cómo vamos a dar gracias por cuanto se nos ha otorgado en la jornada si todavía nos quedan horas de actividad?
Quien quiere comprenderlo lo comprende, pero siempre habrá quien esté dispuesto a “santificarnos” diciéndonos que, de hecho, el día va de caída desde que cruza el mediodía, y bla, bla, bla...con lo cual...
Pues bueno, también para ellos tenemos alguna cosilla, recordando aquí la Constitución apostólica Christus Dominus sobre el ayuno eucarístico, de Pio XII, donde afirma el Papa Pacelli que si las circunstancias lo exigen, los Ordinarios del lugar pueden conceder la celebración de la misa por la tarde, pero que ésta no debe empezar antes de las cuatro. Y ahora en latín, para que se entienda más: “Si rerum adiuncta id necessario postulant, locorum Ordinariis concedimus ut Missae celebrationem vespertinis, ut diximus, horis permittere queant, ita tamen ut haec initium non habeat ante horan IV post meridiem”.
¿Queda claro? ¿O hay que encender más lámparas? (JGP)

domingo, 16 de octubre de 2011

TIEMPO DE RECOGIMIENTO

Un hermano monje venía a veces a la habitación donde me gustaba sentarme por las mañanas y me daba amistosamente los buenos días, con toda la potencia que le permitían sus cuerdas vocales. Luego se ponía a charlar sobre cualquier cosa, mientras afuera salía el sol. Al parecer no sentía necesidad de un cierto “tiempo de recogimiento” a esa hora. Yo, en cambio, sí que lo necesitaba, así que lo estuve pensando y busqué otro sitio a donde ir por las mañanas. Cada uno encontramos nuestra paz por separado.

ASUNTOS DE VIDA O MUERTE

Si pudiéramos hacer las paces con la muerte, con la pérdida, con la finitud, nuestra vida diaria sería mucho más feliz. En Cristo, la vida y la muerte son inseparables. No pueden existir la una sin la otra.
¿Qué cosas nacen de la muerte? La desaparición de un rencor, el amanecer de un nuevo día, la muerte de uno mismo, la resurrección a una nueva vida.

CORAZÓN

Un sol radiante y una atmósfera limpia y acariciadora. Pero, en lugar de disfrutarla, corremos el riesgo de desperdiciarla si en nuestro corazón no hay paz. Cuando no hay paz, hasta el sol parece desagradable y maligno; hasta la tranquilidad de la atmósfera molesta y desagrada. Un día de viento y lluvia pesado, molesto.
Pero teniendo paz en el corazón, podemos hacer que la lluvia deje de ser molesta y se convierta en canto y música; pegadas las narices contra el vidrio mojado y oyendo el tintineo de la lluvia, podemos hacer que sus gotas repiqueteen en nuestro corazón.
Quiere decir que no son las cosas, sino que es el corazón el que pone en nosotros alegría o tristeza, optimismo o derrotismo, amargura o paz.


“Os exhorto, por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados” (Ef 4,1). Indudablemente el Señor ha dado a cada uno su vocación personal, que debe cumplir; cada uno ha de ser fiel a esa vocación; si te ha llamado al apostolado, es inútil que vayas buscando otras formas de vida cristiana: no la hallarás.

sábado, 15 de octubre de 2011

Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones - Domund 2011

«Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20,21)
Con ocasión del Jubileo del año 2000, el venerable Juan Pablo II, al comienzo de un nuevo milenio de la era cristiana, reafirmó con fuerza la necesidad de renovar el compromiso de llevar a todos el anuncio del Evangelio «con el mismo entusiasmo de los cristianos de los primeros tiempos» (Novo millennio ineunte, 58). Es el servicio más valioso que la Iglesia puede prestar a la humanidad y a toda persona que busca las razones profundas para vivir en plenitud su existencia. Por ello, esta misma invitación resuena cada año en la celebración de la Jornada mundial de las misiones. En efecto, el incesante anuncio del Evangelio vivifica también a la Iglesia, su fervor, su espíritu apostólico; renueva sus métodos pastorales para que sean cada vez más apropiados a las nuevas situaciones —también las que requieren una nueva evangelización— y animados por el impulso misionero: «La misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola! La nueva evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal» (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 2).
Id y anunciad
Este objetivo se reaviva continuamente por la celebración de la liturgia, especialmente de la Eucaristía, que se concluye siempre recordando el mandato de Jesús resucitado a los Apóstoles: «Id...» (Mt 28, 19). La liturgia es siempre una llamada «desde el mundo» y un nuevo envío «al mundo» para dar testimonio de lo que se ha experimentado: el poder salvífico de la Palabra de Dios, el poder salvífico del Misterio pascual de Cristo. Todos aquellos que se han encontrado con el Señor resucitado han sentido la necesidad de anunciarlo a otros, como hicieron los dos discípulos de Emaús. Después de reconocer al Señor al partir el pan, «y levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once» y refirieron lo que había sucedido durante el camino (Lc 24, 33-35). El Papa Juan Pablo II exhortaba a estar «vigilantes y preparados para reconocer su rostro y correr hacia nuestros hermanos, para llevarles el gran anuncio: ¡Hemos visto al Señor!» (Novo millennio ineunte, 59).
A todos
Destinatarios del anuncio del Evangelio son todos los pueblos. La Iglesia «es, por su propia naturaleza, misionera, puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo, según el plan de Dios Padre» (Ad gentes, 2). Esta es «la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Existe para evangelizar» (Pablo VI, Evangelii nuntiandi, 14). En consecuencia, no puede nunca cerrarse en sí misma. Arraiga en determinados lugares para ir más allá. Su acción, en adhesión a la palabra de Cristo y bajo la influencia de su gracia y de su caridad, se hace plena y actualmente presente a todos los hombres y a todos los pueblos para conducirlos a la fe en Cristo (cf. Ad gentes, 5).
Esta tarea no ha perdido su urgencia. Al contrario, «la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse... Una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio» (Redemptoris missio, 1). No podemos quedarnos tranquilos al pensar que, después de dos mil años, aún hay pueblos que no conocen a Cristo y no han escuchado aún su Mensaje de salvación.
No sólo; es cada vez mayor la multitud de aquellos que, aun habiendo recibido el anuncio del Evangelio, lo han olvidado y abandonado, y no se reconocen ya en la Iglesia; y muchos ambientes, también en sociedades tradicionalmente cristianas, son hoy refractarios a abrirse a la palabra de la fe. Está en marcha un cambio cultural, alimentado también por la globalización, por movimientos de pensamiento y por el relativismo imperante, un cambio que lleva a una mentalidad y a un estilo de vida que prescinden del Mensaje evangélico, como si Dios no existiese, y que exaltan la búsqueda del bienestar, de la ganancia fácil, de la carrera y del éxito como objetivo de la vida, incluso a costa de los valores morales.
Corresponsabilidad de todos
La misión universal implica a todos, todo y siempre. El Evangelio no es un bien exclusivo de quien lo ha recibido; es un don que se debe compartir, una buena noticia que es preciso comunicar. Y este don-compromiso está confiado no sólo a algunos, sino a todos los bautizados, los cuales son «linaje elegido, nación santa, pueblo adquirido por Dios» (1 P 2, 9), para que proclame sus grandes maravillas.
En ello están implicadas también todas las actividades. La atención y la cooperación en la obra evangelizadora de la Iglesia en el mundo no pueden limitarse a algunos momentos y ocasiones particulares, y tampoco pueden considerarse como una de las numerosas actividades pastorales: la dimensión misionera de la Iglesia es esencial y, por tanto, debe tenerse siempre presente. Es importante que tanto los bautizados de forma individual como las comunidades eclesiales se interesen no sólo de modo esporádico y ocasional en la misión, sino de modo constante, como forma de la vida cristiana. La misma Jornada mundial de las misiones no es un momento aislado en el curso del año, sino que es una valiosa ocasión para detenerse a reflexionar si respondemos a la vocación misionera y cómo lo hacemos; una respuesta esencial para la vida de la Iglesia.
Evangelización global
La evangelización es un proceso complejo y comprende varios elementos. Entre estos, la animación misionera ha prestado siempre una atención peculiar a la solidaridad. Este es también uno de los objetivos de la Jornada mundial de las misiones, que a través de las Obras misionales pontificias, solicita ayuda para el desarrollo de las tareas de evangelización en los territorios de misión. Se trata de sostener instituciones necesarias para establecer y consolidar a la Iglesia mediante los catequistas, los seminarios, los sacerdotes; y también de dar la propia contribución a la mejora de las condiciones de vida de las personas en países en los que son más graves los fenómenos de pobreza, malnutrición sobre todo infantil, enfermedades, carencia de servicios sanitarios y para la educación. También esto forma parte de la misión de la Iglesia. Al anunciar el Evangelio, la Iglesia se toma en serio la vida humana en sentido pleno. No es aceptable, reafirmaba el siervo de Dios Pablo VI, que en la evangelización se descuiden los temas relacionados con la promoción humana, la justicia, la liberación de toda forma de opresión, obviamente respetando la autonomía de la esfera política. Desinteresarse de los problemas temporales de la humanidad significaría «ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor al prójimo que sufre o padece necesidad» (Evangelii nuntiandi, 31. cf. n. 34); no estaría en sintonía con el comportamiento de Jesús, el cual «recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la buena nueva del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias» (Mt 9, 35).
Así, a través de la participación corresponsable en la misión de la Iglesia, el cristiano se convierte en constructor de la comunión, de la paz, de la solidaridad que Cristo nos ha dado, y colabora en la realización del plan salvífico de Dios para toda la humanidad. Los retos que esta encuentra llaman a los cristianos a caminar junto a los demás, y la misión es parte integrante de este camino con todos. En ella llevamos, aunque en vasijas de barro, nuestra vocación cristiana, el tesoro inestimable del Evangelio, el testimonio vivo de Jesús muerto y resucitado, encontrado y creído en la Iglesia.
Que la Jornada mundial de las misiones reavive en cada uno el deseo y la alegría de «ir» al encuentro de la humanidad llevando a todos a Cristo. En su nombre os imparto de corazón la bendición apostólica, en particular a quienes más se esfuerzan y sufren por el Evangelio.
Aquel día que, mirándonos a los ojos, dijiste
“al César lo que es del César
y a Dios lo que es de Dios”,
abriste una brecha en el horizonte:
proclamaste la soberanía de Dios Padre,
la autonomía de la creación entera,
la libertad de conciencia de las personas,
la repulsa de toda ideología política y religiosa
y el uso de Dios para nuestros intereses.
Ulibarri Fl.

ORACIÓN DE LOS TRANSMISORES DE LA FE

Señor Jesús,
Hemos recibido la fe y somos llamados a transmitirla.
¡Danos luz y coraje para presentar tu nombre
Ante el mundo, empezando por nuestro entorno social!
¡Haz crecer nuestra fe, especialmente en los momentos
En que nos encontramos más decepcionados por los males del mundo!
Buen dios, ¡haznos mensajeros de amor y esperanza!
¡Ayúdanos a amar a todo el mundo sin excepción,
A manifestar tu presencia con gestos
Que vuelvan los ojos de las personas hacia ti, Señor!
¡Pon en nuestros labios la palabra adecuada,
En nuestra mirada la expresión positiva,
En nuestros movimientos la alegría que nos libera!
¡Impúlsanos también, Señor nuestro, en el momento de afrontar
Aquellas situaciones en las que se niega o se ignora tu existencia!
¡Danos aquel empujón que muchas veces necesitamos
Para manifestar que creemos a ti!
Pedimos la protección de nuestra Madre.
¡Virgen María, Madre de Dios, sé transmisora de la paz
Que tu Hijo Jesús nos da
Y que puede hacer un gran bien en nuestra sociedad!
Te pedimos, Señor, que acojas y abraces a los que nos han dejado.
Ponemos en tus manos el futuro de los trabajadores,
De la gente sencilla que lucha cada día para ganarse el pan
Y compartirlo con su familia. Amén.

SINCERIDAD

Señor Jesús:
“Te pedimos entregarnos a ti con fidelidad
Y servirte con sincero corazón”.
Sin embargo, nuestro corazón en ocasiones
Se divida y titubea, porque:
 Damos prioridad a lo material sobre lo espiritual
 Creamos alternativa entre lo humano y lo divino
 Dedicamos más tiempo a la acción que a la oración
 Hacemos disyuntiva entre Dios y los hombres
 Luchamos entre lo personal y lo comunitario...
Lo mezclamos todo y hacemos un lío
O damos preferencia a unos aspectos sobre otros.
Tu respuesta a los fariseos y herodianos es clara:
“Pagadle al César lo que es del César,
Y a Dios lo que es de Dios”.
Nos pides un equilibrio sensato y prudente,
Pero sabiendo lo que nos ha recordado Isaías:
“Yo soy el Señor y no hay otro;
Fuera de mí no hay Dios”.
Actuar de forma adecuada a esta escala de valores,
Resulta difícil y exigente,
Pero la única manera de ser fieles a tu enseñanza,
Porque ser creyente responsable no supone ningún dualismo artificial,
Sino coherencia y nobleza en todos los aspectos
Y en cualquier circunstancia,
Para servirte “con un corazón libre”
En el que caben también los demás. Amén.

Domingo XXIX Tiempo Ordinario

LOS IMPUESTOS DEL EGO

Quizás sea bueno contextualizar la cuestión planteada en este relato, para entender mejor la “pregunta envenenada” que le dirigen a Jesús, así como la respuesta de éste.
Por lo que se refiere al tema mismo del impuesto exigido por Roma, es sabido que constituía –además de una carga económica- una humillación permanente y sangrante para el pueblo judío, que no toleraba el reconocimiento de ningún “amo” fuera de Yhwh.
De hecho, a lo largo de todo el siglo I, tanto en Judea (año 17), como en Siria (año 36) y en otras partes del imperio estallaron revueltas a causa de la política de impuestos aplicada por los ocupantes romanos.
Entre los años 6 al 9, Judas el Galileo pidió al pueblo que no pagara el tributo a Roma, desde una motivación religiosa: el único Señor el pueblo era Yhwh; y no debían someterse a ningún otro “señor”.
Esta misma postura fue sostenida por su hijo Menahem, en la guerra del 66-70. Sin embargo, el rey Agripa hace saber al pueblo insurreccionado contra Floro (66) que no pagar el tributo es “un acto de guerra” contra Roma.
Se trataba, ciertamente, de una cuestión candente y de solución “imposible”. Como estratagema para atrapar a Jesús, no podían haber elegido otra más idónea.

Todo ello no era obstáculo para que los judíos utilizaran la moneda del imperio. El denario –la moneda que le muestran a Jesús- llevaba en el anverso la imagen de César Tiberio adornado con la guirnalda de laurel que indicaba la dignidad divina, junto con la inscripción “Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto”. Y en el reverso, la leyenda “Pontífice Máximo” y la figura de la madre del emperador sentada en un trono de dioses.
Esta incongruencia ofrecía a Jesús una “salida” airosa. Quienes hacen gala de no depender de nadie, sino de Dios, están utilizando la moneda idolátrica.

El relato empieza haciendo notar la alianza “extraña” entre fariseos y herodianos con el único objetivo de “comprometer” a Jesús. Aquí podría aplicarse aquello de que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”: todo parece valer para conseguir los propios propósitos, por mezquinos que sean.
Y este grupo se acerca adulando a Jesús. La ironía radica en el hecho de que los términos de su adulación constituyen –quizás sin saberlo ellos mismos- uno de los “retratos” más ajustados del maestro de Nazaret: un hombre “sincero y que enseña el camino de Dios conforme a la verdad; sin que le importe nadie, porque no se fija en las apariencias”.
No cabe duda de que la integridad, la coherencia y la libertad interior constituyeron “señas de identidad” de Jesús y guiaron su comportamiento a lo largo de toda su vida, a pesar de las consecuencias que le acarrearon.
Una coherencia que se pone más en relieve precisamente al contrastar con la mezquindad de quienes se acercan, con buenas palabras, para tratar de “comprometerlo”.

El dilema que le plantean no parecía tener escapatoria posible: o se caía en un delito grave frente a Roma o se renegaba de la fe del pueblo en la soberanía de su único Dios.
Jesús sortea la trampa, en dos niveles: remitiéndoles a ellos mismos y conduciéndolos a un plano más profundo, desde donde la perspectiva se modifica.
En el primer nivel, les hace caer en la cuenta, como decía antes, de su propia incongruencia: ¿qué hacen ellos con la moneda romana en su bolsillo? Si es de Roma –parece apuntar con ironía-, tendrán que devolvérsela.
Pero la fuerza del argumento se encuentra en el segundo nivel. De hecho, la conocida –y tantas veces repetida- respuesta de Jesús (“dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”) podría traducirse, como sugiere Francesc Riera, por “retirad al César lo que es de Dios” (F. RIERA, El evangelio de Mateo. La mirada a Jesús crea el difícil consenso en una iglesia plural (Mt 21,1-28,20; 1,1-2,23), Sal Terrae, Santander 2010, p.37. De él he tomado también los datos históricos con los que iniciaba este comentario).
Esa respuesta, sin optar expresamente por ninguna de las dos alternativas, plantea un principio de validez permanente: el rechazo manifiesto a absolutizar cualquier poder.

El poder tiende a absolutizarse, en una dinámica que refleja exactamente lo que es el funcionamiento del ego. De un modo parecido a como un sentimiento (real) de inferioridad suele producir, como mecanismo compensatorio, la apariencia contraria (el individuo necesita sentirse “superior”), así también el yo, al ser por sí mismo inconsistente, tiene necesidad de fortalecer su (precaria) seguridad. En consecuencia, tiende a absolutizar todo lo que tiene que ver con él: ser el centro, tener razón, tener poder, riqueza, imagen…
La respuesta de Jesús advierte de este riesgo. El único absoluto es Dios; todo lo demás es relativo.
Ahora bien, una lectura mítica hace de esas palabras la fuente de un dualismo insostenible y puede llevar incluso a una desvalorización de lo humano. Es lo que ocurre en un planteamiento religioso en clave de rivalidad (o Dios o el hombre), como se ha dado a veces en nuestra propia tradición.
Pero no va por ahí. Porque aquí no se habla de “Dios” como de un ser objetivado –tal como lo nombran, por ejemplo, las religiones-, sino del Misterio último de lo que es, que se expresa en infinidad de “formas” relativas, sin confusión, pero sin separación.
Lo absoluto, por tanto, no es el “dios” que la mente humana crea –el “dios pensado” nunca puede ser un absoluto, sino un objeto mental-, sino el Misterio inefable que a todos nos constituye.
El nivel relativo es el mundo de las formas, físicas y mentales; entre ellas, el yo. El absoluto, por el contrario, es nuestra identidad verdadera.
El primero de ellos es el mundo de los pensamientos, siempre variables, inestables y fluctuantes. El segundo es el de la Conciencia siempre estable, permanente y pacífica.
Detrás de cualquier pensamiento –cualquiera que sea su color-, está la conciencia. Y podemos apreciarla de un modo sencillo: observando las pausas entre los mismos pensamientos.
Hay un símil que puede ayudarnos a entenderlo. Sobre una pizarra permanente, escribimos líneas de muchas formas y colores; líneas que se suceden, se superponen, se entrecruzan… Las líneas varían constantemente. Sin embargo, la pizarra permanece estable. Y es la que hace que sea posible la escritura…, aunque ni siquiera reparemos en ella.
Nuestros pensamientos son las líneas que escribimos sobre la pizarra; ésta es la Conciencia. Aquéllos pertenecen al nivel relativo; ésta es lo absoluto. Pero, precisamente por ello, nadie se la puede apropiar. Tampoco puede ser pensada. Únicamente se la puede experimentar de un modo directo, preconceptual, cuando acallamos los pensamientos (cuando, en lugar de seguir dibujando líneas sobre la pizarra, depositamos en ella toda nuestra atención).
Todo esto desemboca en un interrogante. ¿Con quién nos identificamos: con la sucesión de pensamientos (el yo) o con la Conciencia estable e ilimitada? ¿Nos “conformamos” con nuestra identidad relativa, en la forma pasajera del yo inconsistente, pura creación mental…, o nos reconocemos como Conciencia pura, en el “disfraz” de esta forma? ¿Pagamos el “impuesto” al yo o lo “devolvemos” a Dios?

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AMOR

Hoy se habla mucho del amor; no siempre del verdadero amor. Es que el mundo solamente se salvará con amor y no con odio.
Pero, eso sí, hay que amar a todos sin excepción; aun a los propios enemigos, como nos lo manda Cristo en el Evangelio.
Hay que amar sin desfallecimiento ni descanso. Lo mismo en las buenas que en las malas; en la primavera que en verano; a la persona que nos resulta simpática y a la que nos es antipática; a la que nos hace bien, como a la que nos persigue.
Hay que amar a todos sin excepción.
Se han estrenado muchos métodos para arreglar el mundo, y el mundo sigue desarreglado; ¿no será porque no se ha probado el método del amor? Las familias, las personas, ¿no serían más felices si en ellas reinara el amor, en lugar de la incomprensión?
Hay una sola bomba que al estallar no destruye, sino que construye: es la bomba del amor.

“Conoced el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios” (Ef 3,19). Cristo es el verdadero Pléroma del Padre, y el cristiano ha de constituirse en un Pléroma o Plenitud de Cristo; así el mundo irá a Cristo por el cristiano, y al Padre por Cristo.

NADA DE TURBE

Nada turbe,
Nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.
Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
nada te falta.
Id, pues, bienes del mundo;
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.

TERESA DE JESÚS

Teresa de Ahumada nació en Ávila, el 28 de marzo de 1515. Desde sus más breves años comenzó a sentir mística exaltación, y a los 7 años huyó de su casa con un hermano, para ir a buscar martirio.
Vuelta al hogar, a los doce años pasó por el dolor de perder a su madre, lo que la afectó en extremo y pareció decidir su vocación religiosa.
A los 16 años entró en el convento de Santa María de Gracia, llevada por su padre a causa de sus malas frecuentaciones, entre ellas la de una su prima, y de las exageradas lecturas de libros de caballerías.
El tres de noviembre de 1534, a los 19 años de edad, profesó en el convento de la Encarnación de Ávila. Poco después cayó gravemente enferma y su padre la llevó a baños minerales: sentía los primeros síntomas de sus neurosis. En 1537, en casa de su padre, sufrió un ataque de parasismo, y durante dos años estuvo paralítica.
Curó, y durante bastantes años su fe anduvo bastante entibiada, hasta que volvió al pasado ardor religioso por que, según dice ella, Cristo se le apareció con airado semblante. Entonces creyó que la causa de su frialdad provenía de su demasiado frecuente trato con seglares, y resolvió reformar la orden del Carmelo, a la cual pertenecía, y fundar religiones de monjas descalzas y enclaustradas.
Hora era de que llegaran estas reformas, pues la orden estaba del todo relajada. En su empresa tuvo grandes dificultades que vencer, pero le ayudaron eficazmente una de sus hermanas, otros parientes, varios señores piadosos y la duquesa de Alba.
Sus principales obras son en prosa: amenas unas veces, especiosas otras, son pruebas de que la santa, que tanto se queja en ellas de su falta de letras, era una gran estilista. En cuanto a sus poesías, fueron compuestas en ciertos momentos de mayor ardor místico, por la que ella decía que la Divinidad se las inspiraba.
Santa Teresa murió, después de realizada su obra de reforma, el 4 de octubre de 1582, a los sesenta y siete años.

viernes, 14 de octubre de 2011

DIOS TE SALVE, MARÍA

Dios te salve, María,
Porque supiste decir
“He aquí la esclava del Señor, hágase”
Con conciencia de acogida y colaboración.
Dios te salve, María,
Porque al recibir en tu vientre a Cristo
Nos entregaste a todos
El sol que nace de lo alto.
Dios te salve, María,
Porque en los afanes
Del ministerio de tu Hijo
Supiste ser la discípula que escuchar
Y realiza la voluntad del Padre.
Dios te salve, María,
Porque al pié de la cruz
Te hiciste madre de toda necesidad
De todo consuelo.
Dios te salve, María,
Porque con los discípulos y discípulas
Aguardaste la mañana de la resurrección
Y el don del Espíritu Santo.
Dios te salve, María,
Ruega por nosotros ahora
y en la hora de nuestra muerte

ME ESFORZARÉ

Humildemente
Me esforzaré en amar,
En decir la verdad,
En ser honesto y puro,
En no poseer nada
Que no me sea necesario,
En ganarme el sueldo con el trabajo,
En estar atento siempre
A lo que como y bebo,
En no tener nunca miedo,
En respetar las creencias de los demás,
En buscar siempre lo mejor para todos,
En ser un hermano
Para todos mis hermanos.
(M. Gandhi)

jueves, 13 de octubre de 2011

HUMANIZAR LA PASTORAL, ACERCAR LA LITURGIA

El momento que vivimos en la Iglesia y, de manera particular, en las comunidades parroquiales, pide un esfuerzo de sintonía con la sociedad a la que somos enviados. La sal tiene que salar, la luz tiene que iluminar, la levadura tiene que hacer su función de fermento. Pero también, el momento que vive nuestra sociedad es muy especial, y cada vez más sorprendente por lo que se refiere a su percepción y vivencia del hecho religioso, y, en relación con él, también abunda la ignorancia, la indiferencia y, en ciertos aspectos, el rechazo social.
Por otra parte, para que la acción pastoral de la Iglesia en general, y de las comunidades en particular, llegue a quien debe llegar, vemos que no compensa lo suficiente el esfuerzo que supone haber de sintonizar con realidades nuevas, con planteamientos desconocidos, con reacciones y tomas de postura a las que no estamos acostumbrados. La vivencia sacramental, y cualquiera expresión eclesial, chocan con frecuencia con una realidad que desconcierta a quien no se ha atrevido a acercársele. Lo vemos en muchas celebraciones: las personas están, pero la comunicación es difícil, y la experiencia espiritual que se ofrece, a menudo no es entendida ni aceptada como desearíamos. Sin embargo, en mi esfuerzo de sintonía y comunicación, prefiero preguntarme no tanto si me han entendido, sino si realmente me he dado a entender.
Pero hay algo muy evidente: el mensaje es entendido y aceptado cuando el vehículo lo ha favorecido. Cuando se trata del Evangelio, que tiene un lenguaje tan sencillo y directo, la apreciación de los que nos observan tiene que ver más con la vida del que comunica y el ardor que pone en la comunicación, y no tanto con la coherencia del discurso. Quiero recordar aquellas tres sencillas preguntas sobre la homilía que monseñor Ricardo Blázquez planteó en el Sínodo sobre la Palabra de Dios: 1) Desde la escucha de la Palabra ¿qué dicen las lecturas que han de ser proclamadas? 2) ¿Qué me dicen a mí personalmente? 3) En la predicación y en nombre de Dios, ¿qué creo que he de decir a la comunidad en la situación en que se encuentra?
Ésta es una opción de acercamiento a la Palabra de Dios y a la comunidad que celebra, un signo de coherencia y de fidelidad, un esfuerzo pastoral para que cualquier actividad y la vida misma queden llenas de la Palabra y de la acción de Dios. Más aún, me parece particularmente importante que sea toda la pastoral la que reciba una fuerte dosis de humanización, lo que significa tener muy en cuenta a Jesús, con las prioridades que lo definían, que eran exponente de su gran humanidad: el acercamiento a los pobres, a los enfermos, a los pecadores, a los excluidos, a los más débiles... y una palabra para todo el mundo. Su acercamiento era fruto de su amor de entrega sin límite, tal como él vivía el amor del Padre.

DARSE

“Maldito sea aquel que fía en hombre y hace de la carne su apoyo y de Yahvé se aparta su corazón... Bendito sea aquel que fía en Yahvé, pues no defraudará Yahvé su confianza; es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la corriente echa raíces. No temerá cuando viniere el calor...” (Jer 17,5-8). El verdadero hijo de Dios no teme, ni aún cuando oiga rugir la tempestad. Sabe que está en Dios y que en Él encuentra seguridad”.


Todos pedimos y todos esperamos conseguir lo que pedimos: mejoras, confort, comodidades, privilegios...
Todos pedimos y son pocos los que dan.
Son pocos los que imitan a Cristo, cuyas manos nunca pidieron y siempre dieron; y porque siempre dieron, se le fueron gastando de tal forma, que hasta se le llegaron a perforar.
Nuestras manos, a semejanza de las suyas, también pueden gastarse y romperse de tanto dar: dar consuelo, dar ayuda, dar comprensión, dar fuerza; dar, dar y siempre dar.
Es la mejor manera de realizarse uno mismo, aún a costa de que se nos perforen las manos, como las de Cristo.
No debemos contentarnos con dar, ni aun con darnos esporádicamente; debemos estar en constante disposición y actitud de darnos; debemos hacer del “darnos” algo así como una especie de estado de vida.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Segundo año del IDR

Está previsto que al inicio del Adviento del 2011 se inicie el segundo curso del Itinerario Diocesano de Renovación (http://www.idrvalencia.org/). Es una acción importante de la Iglesia en Valencia al que nos unimos todos, al menos, en la oración y la plegaria. En la Parroquia de Terramelar las sesiones serán los miércoles señalados entorno a las 19'30 h.

VIDA

La vida de todo hombre tendrá un final; pero un final en el que habrá que enfrentarse con el examen de esa vida. Todos desearemos salir aprobados en ese examen. Para asegurarnos el "aprobado", no olvidemos que en el examen de la vida de cada hombre se le examinará, no tanto por los trabajos que haya realizado, cuanto por los motivos que haya tenido en las cosas que haya ejecutado. Se le acreditarán más los esfuerzos que los resultados, pues no siempre éstos responden a la generosidad de aquellos. Se le mirará más el corazón que las manos. Al fin, si el corazón está limpio, será imposible que las manos no obren limpiamente.

"Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que arraigados y cimentados en el amor..." (Ef 3,17) "Recitad entre vosotrso salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Ef 5,19-20). Cada una de tus obras se ha de convertir en un himno de alabanza y de acción de gracias al Señor"

martes, 11 de octubre de 2011

VIRGEN FIEL

"Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen" (Lc 1,28)
Virgen María:
Celebrarte "con la secular advocación del Pilar"
nos recuerda tu aliento y protección
en la siembra y en la extensión de la fe
en los pueblos de España.
En tí aprendemos
a "permanecer firmes en la fe y generosos en el amor".
Te pedimos, uniéndonos al Juan Pablo II:
"Madre de la Iglesia y Madre nuestra, María,
tenemos en nuestras manos
todo lo que un pueblo es capaz de ofrecerte:
la inocencia de los niños,
la generosidad y el entusiasmo de los jóvenes,
el sufrimiento de los enfermos,
los afectos más auténticos cultivados en las familias,
la fatiga de los trabajadores,
la soledad de los trabajadores,
la soledad de los ancianos,
la angustia de quien busca el sentido verdadero de la existencia,
el arrepentimiento sincero de quien se ha extraviado en el pecado,
los propósitos y las esperanzas de quien descubre el amor del Padre,
la fidelidad y la dedicación de quien,
llamado al sacerdocio o a la vida religiosa,
gasta sus propias fuerzas en el apostolado
y en las obras de misericordia...
Virgen santísima, nos encomendamos y te invocamos,
para que demos testimonio del Evangelio en cada una de las opciones
y resplandezca ante el mundo el rostro de tu HIjo". Amén.

lunes, 10 de octubre de 2011

POR TI MADRUGO

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

CONFIRMACIÓN EN LA CAPILLA DEL ARZOBISPO


El pasado viernes día 7, en la capilla del Arzobispado, D. Carlos Osoro, administró el sacramento de la confirmación a Fran Monmeneu, que en junio de este año no pudo confirmarse con sus compañeros del Colegio El Armelar, de la Parroquia de Terramelar por encontrarse hospitalizado por motivos de salud. El Sr. Arzobispo se ofreció para que cuando estuviese mejor pudiera recibir el sacramento en el Arzobispado. Iniciado el curso, la familia de Fran y él mismo me comentaron que deseaban llevar a término la propuesta del Arzobispo, y aunque todo fue un poco precipitado, D. Álvaro Almenar, secretario de D. Carlos nos dijo que podía ser el día 7 de octubre a las 19'30. A la celebración estuvimos un grupo de personas representando a la Parroquia de Terramelar y al Colegio del Armelar: Tere Fontes, Guadalupe Peña, Mª Ángeles Lorente, Pedro Martinez (AMPA), compañeros de Fran así como su familia y quien os escribe, Salvador Martorell, párroco de Terramelar. La ceremonia fue muy sencilla pero familiar y acogedora. Agradecemos a D. Carlos la atenció que nos dedicó. Que el Espíritu nos ayude a todos a seguir el camino del Señor Jesús.

PALABRAS/OBRAS

Los medios de comunicación social han llegado a penetrar de un modo absorbente hasta nuestra mayor intimidad. Estamos todo el día oyendo cosas, palabras, música, consejos, discursos, reclamos, etc... Palabras, palabras y nada más que palabras, según reza el canto del folklore. Se organizan reuniones de todo tipo, conferencias a nivel local, nacional, internacional. Se habla mucho, quizá demasiado. No estará mal todo esto; pero no olvidemos que las obras no se realizan por los que hablan mucho, sino por los que hacen algo al menos. Y, cuando esas obras tienen proyección espiritual, recordemos que las obras de Dios no las realizan los que hablan, sino los que dan todo por Dios y por los hermanos.

VIDA SENCILLA

La vida mejor no suele ser la más complicada, sino la más sencilla. A veces soñamos con realizar muchas cosas o cosas de relieve, que nos den importancia y, sin embargo, comúnmente no podremos realizar ni muchas cosas, ni cosas importantes. En cambio, día a día podemos realizar pocas y sencillas cosas; y esas pocas y sencillas cosas son las que cambiarán nuestra vida y podrán influir en la vida de los que nos rodean. La sencillez suele ser una característica de las obras mejores; en cambio, las grandes obras suelen perder su grandeza, cuando se las complica. El chispazo que ciega no resulta tan útil como la sencilla lámpara, que incesantemente proyecta su débil resplandor.
"Para que seáis irreprochables e inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación tortuosa y perversa, en medio de la cual brilláis como antorchas en el mundo" (Flp 2,15). Eso tienes que ser tú, en medio del mundo que te rodea, que es un mundo de perdición: semilla de renovación, fuerza de superación. "Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios" (Ap 2,7). El árbol de la Vida, que produce la alegría del Espíritu.

domingo, 9 de octubre de 2011

LIBERTAD

No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna.
(Mahatma Gandhi)

LIBERTAD

Es la capacidad que posee el ser humano de poder obrar según su propia voluntad, a lo largo de su vida; por lo que es responsable de sus actos. Históricamente, en especial desde las Revoluciones burguesas del siglo XVIII y XIX, la libertad suele estar muy unida a los conceptos de justicia e igualdad.

ANGUSTIA

Es fácil caer en una angustia: en la de preocuparse en exceso de si me ven o no me ven, si me estiman o no me estiman, si me valoran o se olvidan de mí, si me corresponden o me dejan de corresponder.
No podemos hacer depender nuestra vida de los demás, por más que nuestra vida tenga su proyección en los demás.
Cada uno de nosotros tiene su propia conciencia y a esa conciencia le debe fidelidad; no podemos apartarnos de la ruta del bien y de la verdad, porque los que nos rodean reconozcan o dejen de reconocer nuestras aptitudes, interpreten bien o mal nuestras intenciones, acepten o rechacen nuestra colaboración.
Al fin, nosotros estamos obligados a poner nuestra acción; no estamos obligados a que los demás acepten nuestra acción.

"SANTA MARÍA, EN EL ITINERARIO DIOCESANO DE RENOVACIÓN"

Como nos decía el Beato Juan Pablo II: “Los hombres de nuestro tiempo, quizás no siempre conscientemente, piden a los creyentes de hoy no sólo hablar de Cristo sino, en cierto modo, hacérselo ver… Nuestro testimonio sería, además, enormemente deficiente si nosotros no fuésemos los primeros contempladores de su rostro” (NMI 16). Pero, ¿quién mejor nos puede enseñar a encontrarnos con Él que su propia Madre, Santa María? Al comenzar este nuevo curso el Itinerario Diocesano de Renovación, os propongo que acojáis en vuestra vida a Santa María. Ella es el ser humano que conoce mejor a Jesucristo. Y, por tanto, en su cercanía podemos nosotros aprender a ser “contempladores de su rostro”, del Verbo de Dios que se hizo carne, con el estilo y a la manera que Ella lo hizo. Aquellas palabras de Jesús a los discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”, siguen siendo pronunciadas por el Señor para nosotros. Podemos hablar y hacer ver al Señor si es que conocemos la profundidad de su Persona.
“Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos le dijeron: Unos, que Juan Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas. Y él les preguntaba: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Pedro le contesta: Tú eres el Cristo. Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.” (Mc 8, 27-30).

¿Cómo hablar y hacer ver a Cristo si no sabemos responder quién es? Pedro, en nombre de todos, supo contestar: “Tú eres el Cristo”, porque habían convivido y entrado en comunión con Él. No sólo hay que hablar de Cristo a los hombres de nuestro tiempo, hay que hacérselo ver. Esto, necesariamente, nos lleva a los cristianos a contemplar al Señor. Hacer esta contemplación acompañados y ayudados por María se convierte en una necesidad. Y se convierte en una necesidad porque ya desde el inicio quiso Jesús que su Madre estuviera al lado de los hombres. En aquel joven san Juan, estaban todos los hombres y mujeres de la humanidad de todos los tiempos. Y para todos nosotros fueron aquellas palabras “ahí tienes a tu Madre”. Nos dice el Evangelio, “desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa”. Desde entonces, para todos los cristianos existe un compromiso: han de acoger en su casa, es decir en su vida, a María.

Santa María Madre tiene que convertirse: 1) En espejo y escuela de todos los creyentes que quieren acoger en sus vidas a Jesucristo. 2) En espejo y escuela porque supo poner toda su persona al servicio de una gran causa: Jesucristo. 3) En espejo y escuela que puso su vida desde el mismo inicio al servicio de la Iglesia. 4) En espejo y escuela que dialoga constantemente con la actualidad, porque mantiene una relación permanente con Dios. Para esto te propongo que, como Ella, te conviertas en testigo y apóstol. Ella ciertamente fue el primer testigo y el primer apóstol. María con su “sí” a Dios prestó la vida para dar rostro humano a Dios y en presencia de Jesús dijo a los hombres: “Haced lo que Él os diga”. Sé como María “testigo y apóstol”.

Se necesita para este “nuevo milenio” comunidades de “testigos y de apóstoles”, imitando a la primer testigo y apóstol. ¿Por qué no comenzar? Creo que la fidelidad en comunicaros que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida me da pie para decir que debéis ser vosotros los primeros en promover esto. Haced como hicieron los primeros cristianos con la práctica de la contemplación. De una contemplación realizada con la mística, la fuerza, el compromiso y el estilo de ellos. La contemplación consiste en “revivir en nuestro interior las escenas de la vida, pasión y muerte de Jesús, viendo, oyendo y atendiendo a todos los detalles, como si fueras a dar testimonio de ello a su Madre” (Ludolfo de Sajonia). Se trata de contemplar a una Persona presente a la que te acercas en la fe por medio del afecto; es convivir cercanamente con Jesús y revivir desde dentro de Él lo que siente cuando vive entre la gente o ante su Padre o cuando habla o actúa. Y todo ello en presencia de María, tal y como lo hizo aquel joven al que tanto quiso Jesús, san Juan.

Los primeros cristianos se identificaban entre ellos, se pasaban señales y con ellas se decían que tenían una misma pertenencia: discípulos de Cristo y miembros de la Iglesia. Los que hacemos el Itinerario Diocesano de Renovación tenemos la gracia de pasar también una señal. Es una estampa con la imagen de la Anunciación. Algunos ya la tenéis en vuestras manos. Se han hecho muchas. Es para vosotros una señal del misterio en el que vosotros queréis envolver vuestra vida y manifestar en medio del mundo una manera de ser y hacer: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Regaládsela a otros que no están haciendo el Itinerario Diocesano de Renovación e invitadles a hacer este camino con vosotros. Regalar esa estampa será señal de que, como san Juan, acogéis el deseo del Señor y deseáis que otros acojan a María en su vida como maestra a la hora de ser “testigos y apóstoles”. Ante esa estampa de Santa María en el silencio y en soledad, todos los que la tenéis, orad, meditad y asumid el compromiso de un discípulo de Jesús que, al estilo de María, entra en el misterio de Nuestro Señor Jesucristo. Y, por ello, asume el compromiso de celebrar todos los domingos la Eucaristía, haciéndote contemporáneo del Señor, precisamente donde vive la experiencia de la presencia real de Jesucristo, el Hijo de María, entre los hombres. También, asume que su vida la tiene que vivir en verdad y, por ello, celebra con frecuencia el sacramento de la penitencia, mediante el cual ponemos la verdad de nuestras vidas en presencia del Señor y recibimos su perdón.

El Beato Juan Pablo II, nos dice que “no se trata, pues, de inventar un nuevo programa. El programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en Él la vida trinitaria y transformar con Él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste” (NMI 29). Acoge, pues, a Santa María y junto a Ella:

1.- Busca sentido de la vida y de orientación en Jesucristo: se necesita para crearla, sentirla, defenderla, disfrutarla y multiplicarla.

2.- Mira, ve, juzga y decide junto a Jesucristo: se necesita cultivar el corazón, es decir, la bondad, el calor humano, las relaciones amplias, abiertas y positivas. No se pueden dejar espacios a la envidia, al rencor, a los prejuicios y negativismos.

3.- Toma opciones inequívocamente evangélicas junto a Jesucristo: Si para Dios nada hay imposible, tampoco para los creyentes si contamos con Él.



Con gran afecto, os bendice

+ Carlos, Arzobispo de Valencia

NUNCA VIAJO SOLA

Nuestra Señora - decía Teresa de Calcuta - me acompaña en todos los viajes; la llamo mi Compañera desde que un día, en Berhampur, le dije al capellán de las Hermanas que me regalase una imagen de María MIlagrosa con las manos abiertas, derramando gracias sobre el mundo. Aceptó encantado, émbaló la imagen y la llevó a la estación. Era una imagen muy grande, casi de tamaño natural, así que el jefe de estación quería que la facturase y pagase la correspondiente tarifa. Pero yo tenía un pase en los ferrocarriles para mí y una compañera, así que le dije: "ésta es mi compañera..." y me dejó viajar con la imagen sin pagar nada por ello. Desde entonces, la Virgen me acompaña siempre en mis desplazamientos. Nunca viajo sola.

sábado, 8 de octubre de 2011

CARTA DEL ARZOBISPO EN EL 2º AÑO DEL IDR

¡Queridos hermanos y hermanas, "Bona gent"!
El curso pasado iniciamos una acción evangelizadora, el Itinerario Diocesano de Renovación, que nos llevará, en los próximos años, a acercarnos y conocer mejor nuestra vocación cristiana, la historia del amor de Dios con cada uno de nosotros y nos enviará a anunciar a Jesús en medio de esta porción del Pueblo de Dios que es nuestra Archidiócesis de Valencia.
En el ciclo pasado, un tiempo de convocatoria y conversión, se nos invitaba a escuchar la voz del Señor, que despertó en nuestros corazones el deseo de seguirlo, de conocerlo más, de ver el mundo como una oportunidad para anunciarlo, de profundizar en nuestra fe y en nuestro testimonio de vida. Escuchando la voz del Señor, fuimos convocados a ahondar en nuestra oración, a hacer de la Sagrada Escritura la guía de nuestra vida cristiana.
En este año la escucha de la voz de Dios nos llevará a reconocer que esa Palabra, ese “Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14). Y lo haremos recorriendo la Historia de la Salvación, acompañando al Pueblo de Dios, sintiéndonos partícipes de su misma historia, guiados por los hombres y mujeres que han sido, porque han respondido a la llamada de Dios, protagonistas de esta Historia. Pero no sólo contemplaremos la Historia de la Salvación sino que se nos invitará a hacer de nuestra historia personal y comunitaria, Historia del amor de Dios.
Contemplar la Historia de la Salvación, desde los orígenes de la Creación del mundo y del hombre y la mujer, la caída y el pecado original; Abrahán como modelo de obediencia a la voz de Dios; Moisés, en quien Dios hace Alianza con su Pueblo; David y la promesa de salvación universal; los profetas preparan y anuncian la llegada del Mesías; serán los temas de oración, reflexión y estudio que se nos proponen para esta primera parte del curso en el que recorreremos el tiempo de las promesas.
Este tiempo nos ayudará a descubrir el rostro de Dios, es decir, cómo Dios toma rostro en la historia para que lo conozcamos y para que descubramos nuestra auténtica vocación: ser abiertos a Dios. Esta apertura a Dios es la que nos abre a todos los hombres y nos urge a dar a conocer a quien es el Camino, la Verdad y la Vida. Descubriremos también cómo la misma vida cristiana es una peregrinación al encuentro del rostro de Dios que se nos ha manifestado en su Hijo único, Jesús, el Señor. Contemplar este rostro, es un imperativo para hablar y testimoniar de Él.
Carlos, Arzobispo de Valencia

POBREZA CERO

Pobreza Cero es una campaña estatal, organizada por la Coordinadora de ONG para el Desarrollo España. Pretende implicar a todos los sectores de la sociedad civil en la lucha contra la pobreza de una forma urgente, definitiva y eficaz.
Pobreza CERO tiene como objetivos:

1. Sensibilizar a la sociedad civil sobre la necesidad de emprender cambios que modifiquen el panorama de desigualdad e injusticia

2. Difundir en la opinión pública el contenido y la oportunidad que representan los Objetivos de Desarrollo del Milenio

3. Movilizar corrientes de opinión para que el gobierno emprenda medidas políticas encaminadas a contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio


4. Influir en las políticas de cooperación

El día 17 de octubre en la Plaza de la Virgen habrá una concentración desde las 18 h hasta las 19'30.

INVITADOS A LA BODA

Señor Jesús:
“Que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe,
De manera que estemos dispuestos a obrar siempre el bien”.
Y realmente reconocemos que tu “gracia” nos precede,
Porque nos has creado a tu “imagen y semejanza”.
Y también que nos acompaña,
Porque tu invitación es constante y permanente:
“Venid a la boda”.
¿Qué significa ese participar en la “boda”?
 Vivir la alegría de tu salvación
 Descubrir el amor, que nos ofreces
 Valorar la Eucaristía como banquete
 Sentir la necesidad de invitar a otros
 Estar con traje de fiesta, es decir, limpios.
Sin embargo, ponemos excusas,
Que no tiene justificación:
 Preferimos lo material a lo espiritual,
 Ocupamos el tiempo en lo nuestro y no en la misión,
 Nos molestan tus servidores y acabamos con ellos,
 Pasamos de todo lo que signifique exigencia...
Pero a pesar de todo, sigues diciéndonos:
“La boda está preparada...”
Señor Jesús:
No te canses de insistirnos y de invitarnos,
Para que recapacitemos y participemos en la construcción del Reino.
¡Que valoremos “la mesa que preparas”!. Amén. (Vicente Folgado)

LOS MEDIOS AUDIVISUALES EN LA LITURGIA

De un tiempo a esta parte se van incorporando en las celebraciones litúrgicas las nuevas tecnologías. De las diapositivas con el texto de los cantos hemos pasado a Power Points con dibujos y textos explicativos de la celebración y hasta vídeos o retransmisiones en directo de la celebración en pantallas, para posibilitar que todos los fieles vean. Incluso en algunas parroquias, las pantallas que se utilizan para estas proyecciones forman parte del espacio celebrativo como si de un elemento más del presbiterio se tratara, situado al nivel del altar, del ambón o de la sede, pasando de ser un complemento de la celebración a convertirse en el centro de atención de la asamblea.
Es cierto que no debemos tener miedo a las nuevas tecnologías, pero no cabe duda de que debemos utilizarlas adecuadamente con el fin de que ayuden a la participación de los fieles en la celebración. Están al servicio de ésta y no al revés.
Muchas veces son fines pedagógicos los que motivan el uso de estos medios creyendo que por comprender todo lo que está sucediendo en la liturgia, por saber la estructura y las diferentes partes de cada celebración, se va a conseguir la plena, consciente y activa participación que pedía el Concilio Vaticano II. Explicar y comprender todo no es sinónimo de participar, ya que la liturgia pretende introducirnos en el misterio no a nivel intelectual sino espiritual. Todos hemos asistido alguna vez a un concierto o a un acto que nos ha invadido o “transportado” a otra dimensión, sin necesidad de ser un especialista en música o conocer minuciosamente el desarrollo de lo que acontecía. Seamos conscientes de que nadie se emborracha por conocer las propiedades del vino, sus tipos, lo que produce en el organismo al beberlo, etc.
Para utilizar correctamente los medios audiovisuales debemos recordar, en primer lugar, que la liturgia es una acción sagrada que acontece en un lugar sagrado. No es una representación teatral o una puesta en escena. Todo lo contrario: es la celebración de la fe, algo que toca las mismas entrañas del ser humano. Y, por ello, se desarrolla en un espacio sagrado cargado de símbolos, cuyo fin es trascendernos de nuestro ámbito cotidiano.
Y, en segundo lugar, conviene tener claro que en la liturgia hay unos momentos esenciales (la proclamación de las lecturas y la plegaria eucarística) que no deben ser obscurecidos o suplantados por ningún tipo de medio audiovisual. Si la asamblea fija su atención en la proyección de la pantalla y no en la escucha de la Palabra o se distrae durante la plegaria eucarística por contemplar las imágenes que en ese momento se ofrecen, no estaremos haciendo uso correcto de la tecnología, resultando perjudicial para la liturgia.
En la mesa de la palabra lo importante es oír, no ver, ya que en este momento Dios habla a su pueblo. Es necesario, por tanto, que se desarrolle favoreciendo la meditación y el recogimiento, evitando cualquier tipo de distracción. Podría ser conveniente proyectar el texto o la partitura del salmo responsorial para que la asamblea pueda unirse al canto. O, cuando en una celebración participan creyentes de distinta lengua, se puede ofrecer en las pantallas el texto bíblico proclamado en otros idiomas. También, tal y como se sugiere, se pueden hacer uso de imágenes en la misa de niños, durante la homilía, para resaltar las ideas principales, o después de ésta, en un momento de silencio, como recapitulación de la liturgia de la Palabra.
La importancia de la plegaria eucarística exige su escucha en silencio sin ningún tipo de distracción, como moniciones, oraciones, cantos, música de órganos u otros instrumentos, etc. La proyección de imágenes durante este momento central de la celebración, aunque la finalidad sea resaltar los gestos y las palabras que el sacerdote está haciendo y pronunciando en el altar, iría en contra del espíritu de la liturgia corriendo el riesgo, además, de que adquieran mayor relevancia que la misma acción litúrgica. (José Antonio Goñi)

Domingo XXVIII Tiempo Ordinario

ESTAMOS DE BODA PERMANENTEMENTE

Una vez más, Mateo convierte en alegoría una parábola que había recibido de la tradición. Lo que encontramos, por tanto, en el relato, más que las palabras originales de Jesús, es la “adaptación” o “traducción” que el autor del evangelio hizo de las mismas, para aplicarlas a su propia comunidad.
Por eso, no es extraño que, tal como ha llegado a nosotros, aparezca algún dato anacrónico que muestra lo que acabo de decir:
• el incendio y la ruina de Jerusalén (“su ciudad”) se narra como algo ya acontecido (año 70);
• el último grupo de enviados representa a los primeros misioneros cristianos (de la comunidad de Mateo), que reúnen tanto “a los buenos como a los malos”;
• los que rehúyen la invitación –con sus tierras y sus negocios-, así como los que maltratan y matan a los criados, representan, en la intención de Mateo, a las autoridades religiosas judías, que no aceptaron el mensaje de Jesús;
• por su parte, los desprotegidos que terminan llenando la sala del banquete son los miembros de la propia comunidad mateana;
• el “traje de fiesta” es una alusión directa al bautismo; parece significar que para formar parte de la comunidad –del “banquete de bodas”- se requiere una conducta acorde con los compromisos bautismales;
• el castigo señalado para éstos es la expulsión (a las “tinieblas”: fuera de la luz de la comunidad), con el dolor y la desesperación que conlleva (“llanto y rechinar de dientes”);
• la alegoría concluye con un dicho frecuente en el mundo judío, cuya veracidad podrían constatar aquellas primeras comunidades: “muchos son los llamados y pocos los elegidos”; en grupos de tipo sectario –en el sentido neutro, sociológico, no peyorativo, del término-, los miembros se sienten objeto de la “elección divina”, por lo que las deserciones se ven como “traiciones”.

Hechas estas precisiones para “ubicar” el relato adecuadamente, podemos acercarnos ahora a su contenido, queriendo descubrir lo que el Espíritu, a través del mismo, quiera regalarnos.
Tanto la parábola original como la alegoría que elabora Mateo, se construyen a partir de la imagen de la boda, figura bíblica por antonomasia para referirse a la unión de Dios con el pueblo.
El relato arranca con una invitación para la boda del hijo, que tiene como trasfondo los usos de la época. Los ricos invitaban dos veces: la primera por escrito; la segunda, por medio de personas. Eso permitía que el invitado reflexionara sobre su posibilidad de devolver la invitación, y que conociera los nombres de los otros comensales. Por eso, un comentario rabínico dice: “Nadie asistirá a un banquete si no ha sido invitado dos veces”.
Después de la segunda invitación, rehusar acudir al banquete se consideraba como una afrenta social que dañaba el honor del anfitrión. Sin embargo –aquí hay que encontrar la novedad de la parábola-, la indignación no lleva al rey a castigarlos, sino que le impulsa a buscar a otros, precisamente los más desprotegidos. Con lo cual, se pone de relieve el núcleo del mensaje que la parábola busca transmitir: el acento no se pone en los que se excusan, sino en el interés del anfitrión por llenar su mesa, que no ceja hasta que “la sala se llenó de comensales”. Se trata de un acento que aparece también en otras parábolas –piénsese, por ejemplo, en el sembrador que no escatima la semilla-, y que muestra a Dios como Derroche y Exceso.

De los primeros invitados se dice que rechazaron la invitación. A unos pareció más interesante centrarse en sus tierras y en sus negocios; otros reaccionaron maltratando o matando a los enviados.
Más allá de la alusión alegórica a la historia de Israel y a su relación con los profetas, no es difícil percibir en el texto un mensaje de sabiduría, válido para cualquier tiempo. Veámoslo desde una perspectiva genuinamente espiritual o transpersonal.
En ésta, la “boda” significa el reconocimiento de la Unidad de todo lo real –unidad que no niega, sino que abraza las diferencias- y, en ella, de nuestra identidad más profunda. Participar de la boda supone haber descubierto y experimentado la Verdad de quienes somos, más allá de la identidad relativa de nuestro pequeño yo. Por eso, la boda es símbolo de Plenitud y de Dicha que, en un modelo dual, se nombraba como “encuentro con Dios”.
Más allá de los nombres que usemos, lo importante es la experiencia a la que el texto nos invita: tomar distancia del propio ego, comprendiendo que nuestra verdadera identidad no se halla en él –con sus “tierras”, sus “negocios” y sus intereses-, sino en la “Boda” (Identidad no-dual) que somos con todo lo que es.

Conocemos bien que el mecanismo primario del ego es la identificación y la apropiación. El ego se aferra a lo que cree que necesita para ser feliz. De niño lo vivió así, y sigue todavía con aquel “mapa” –los mapas infantiles se graban poderosamente en nuestro inconsciente-. Por eso, aunque la persona se haga consciente de la trampa y el engaño, seguirá cayendo en él, mientras perdure la identificación con el ego.
Las “tierras” y los “negocios” son los pequeños intereses del ego, de los que no podemos prescindir mientras estemos identificados con él. Porque el ego nos hace creer que es en ello donde se juega nuestra felicidad.
La verdad, sin embargo, es otra. A veces son las crisis las que nos ayudan a abrir los ojos, y el desencanto el que tambalea nuestras creencias egoicas más arraigadas. Crisis y desencanto nos han convertido en “desprotegidos”, como los últimos invitados de la parábola. Entonces empezamos a descubrir que ni somos ese ego con el que nos habíamos identificado, y que no seremos más felices por más que consiga todo lo que desea.
No somos el ego, ni tiene que importarnos demasiado como le vaya. Somos la Presencia, el Espacio abierto, aquello precisamente que “no podemos saber”, porque es infinitamente más que nuestra mente. Pero en lo que nos reconocemos, cuando logramos silenciarla, y que percibimos como “Nada”, que es un “Todo” transmental, que sabe a Plenitud: eso es lo que somos. ¿Quién quiere identificarse con su ego?
Rota la identificación engañosa, nos encontramos ya participando de la Boda. Siempre lo habíamos estado, pero ni lo habíamos hecho consciente, ni lo habíamos podido disfrutar. Al caer en la cuenta, aceptamos gozosos y agradecidos la invitación al banquete, en el que no falta nadie ni nada.

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