domingo, 30 de agosto de 2009

¿Por qué el cielo debe comenzar en la tierra?

La vida del cristiano bien entendida comprende dos fases vinculadas entre sí. En efecto, el ser y el vivir del bautizado posee en la tierra,grano sembrado, lo que tendrá plenamente en el cielo,cosecha recogida. Así,por ejemplo,a la comunión con Dios en la tierra, seguirá la visión de Dios cara a cara; a la fidelidad con riesgo de ofensa, la caridad absoluta a la oración temporal, la comunicación para siempre; al seguimiento de Jesús,el premio que él prometió; al amor fraterno,el "venid benditos de mi Padre"; a la colaboración en el Reino,la presencia en la parusía; a la comunión eclesial, la integración en la iglesia celestial...En resumen, a lo que sembramos en la tierra corresponderá la cosechaen la vida eterna
De lacomunión con Dios a la visión beatíficaEl premio que el cristiano espera queda polarizado en el ver aDios cara a cara.Es decir,en gozar toda una eternidad de la caridad-comunión absoluta con Dios.Es lógico pensar que tal fruto está en relación con el amor-comunión con Dios en la tierra. Y que a mayor amor sembrado,mayor será la cosecha del bienaventuradoDel seguimiento al premio que Jesús prometió.Cristo, que compartió en estavida todolohumano menos el pecado, vive ahora resucitado en el cielo a la derecha del Padre.Su paso de esta vida a la eterna fue mediante su pasión,muerte y resurrección. Es el Señor en quien tiene todo bautizado el modelo del grano sembrado que murió y fructificó plenamente con la cosecha de la salvación para todos hombres (Jn 12,24)El cristiano como seguidor del Salvador compartirá la pasión y muerte y recibirá el premio "porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta" (Mt16,27)..."todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre....recibirá el ciento por uno y herederá la vida eterna"(Mt 19,27)Del amor fraterno al "venid,benditos de mi Padre"La radicalidad que Cristo testimonió y predicó sobre el amor fraterno consiste en ver a Dios en el prójimo y en tratarle como lo haría con Dios mismo sin ponerlímites ni froteras.El seguidor de Jesús es consciente de que son inseparables el amor a Dios Padre y el amor a los hombres nuestros hermanos. Por lo tanto la donación a Dios como al prójimono tiene límites y si existe excepción, es paralos pobresEste amor fraterno practicado en la tierra,repercutirá en eljuicio según la parábola de Jesús...."venid,benditos....recibid la herencia....Porque tuve hambre, y me disteis de comer,tuve sed..."(Mt 25-34-35)Del Reino de Dios en la tierra al que se consumará en la vida eternaEl centro de la predicación de Jesús no fue su persona,ni la Ley,ni Dios en símismo,sino el Reino de Dios que comprende la salvación delhombre en la tierra y la gloria de Dios en elcielo.Jesús reinterpreta la doctrina vetero-testamentaria del Reino delos cielos como soberanía amorosa que Dios ejerce sobre personas y estructuras en la tierra para consumarse en elcielo.Este Reino viene a ser el camino por el que debe discurrir la humanidad para llegara Dios e incluye el conjunto de verdades y virtudes necesarias para la realización temporal del hombre,parala salvación y para la glorificación de Dios.El seguidor de Jesús que colaboró con Él enla implantación del Reino de Dios en la tierra, gozará con su Señor en la fase escatológica. Así exhortó el Vaticano II: "no escondan esta esperanza en el interior de su alma, antes bie nmanifiesténla, incluso a través de las estructuras dela vida secular"(LG 35), porque "no obstante la esperanza de una tierra nueva, no debe amortiguar,sino más bien avivarla preocupación de perfeccionaresta tierra"(GS39)De la comunión eclesial a la integración en la iglesia celeste.Quien siembra en esta vida y cosecha en la otra no es un cristiano aislado sino un bautizado en la Iglesia católica. Por lo tanto,cuanto siembre y coseche estavinculado ala comunidad que le proporcionó el bautismo,la educación de la fe y los medios para vivir su vocación cristiana....La comunión comienza con la Iglesia peregrina en elmomento del bautismo y continuará en la Iglesia celestial. En una y otra etapa eclesial el bautizado vivirá lacomunión de los santos.De la siembra a la cosechaYa lo afirmó San Pablo: quien siembre con mezquindad "cosechará también con mezquindad",el que siembre en abundancia,cosechará también en abundancia" (2Cor 9,6).La fe cristiana sostiene que después del juicio particular,tendrá lugar la cosecha, "bien a través de una purificación,bien para entrar inmediatamente en la bieaventuranza del cielo,bien para condenarse inmediatamente para siempre".Pero quedémonos con el mejor resumen: "A la tarde te examinarán en elamor" (San Juan de la Cruz) (CeC 1022).

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