domingo, 30 de agosto de 2009

¿Necesitamos la esperanza cristiana?

Todos de acuerdo: la esperanza se sitúa en el corazón del hombre como uno de los valores que mejor definen una vida: "dime qué esperas y te diré quien eres". Así se explica que la persona que aspira a la felicidad o que trabaja por su realización personal, esté motivada por una esperanza. Quien espera, posee una razón para vivir, y si es cristiano, por su esperanza se convierte en el peregrino que confía en la promesa de Cristo para salvarse y poder gozar en el encuentro definitivo con Dios. La esperanza humana o cristiana es indispensable en el ser y vivir del hombre. Después de tratar de la meta, el cielo, abordemos el camino: la esperanza.
Los rasgos de toda esperanza Básicamente: la esperanza es considerada como el deseo de un bien futuro y posible de conseguir. Tambien como:la meta que se convierte en fuerza que atrae y pone en camino al hombre;el puente que une a la persona con el objeto deseado;la razón del vivir. O bien, el conjunto de motivaciones que justifican el trabajo, dan valor ante el riego y fortalecen para superar el dolor;la roca que sostiene en las adversidades y ante los enemigos;la alegría de quien está satisfecho porque ve cómo se cumplen sus deseos y aspiraciones.
Lo que añade la esperanza cristianaBajo el influjo de la fe y de la caridad, la esperanza cristiana enriquece y ensancha los valores humanos. Su identidad contiene estos rasgos:el deseo de ver y amar a Dios después de la muerte. Ante el cielo, el cristiano no queda indiferente, cree y quiere con intensidad conseguir la salvación;el puente que une la orilla de la tierra con la otra del más allá. Por la esperanza el peregrino atraviesa el río de la muerte para llegar a la vida eterna;el camino para el encuentro definitivo con Dios y la venida de Cristo. El cristiano que espera se convierte en el peregrino coherente que pone los medios para traspasar las fronteras del existir humano;una llave que abre la puerta para la vida eterna: la salvación. Sin esta virtud no se concibe el dinamismo cristiano formado por las tres virtudes teologales;la condición para pertenecer al Reino de los cielos que comienza en la tierra y tiene su consumación en la parusía;el germen de la presencia de Dios que inhabita en el creyente y que dará el fruto en la vida eterna como felicidad absoluta y definitiva;el don de Cristo que fascina, da seguridad, motiva en las dificultades, alerta en las tentaciones y cosuela en el dolorla virtud necesaria para caminar con la gracia de Cristo hacia la meta de la salvación que consiste en Dios poseído, amado y gozado.
Reflexión globalLos diferentes aspectos de la esperanza se pueden resumir con esta definición: la esperanza es la virtud por la cual el bautizado y la comunidad cristiana caminan hacia el encuentro definitivo con Dios y la venida de Cristo, apoyados en su gracia y misericordia y para consumar el plan salvífico.Con mayor autoridad el Catecismo enseña que es “la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo” (CEC 1817). También es doctrina de la Iglesia que la esperanza consiste en “aguardar confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios; es también el temor de ofender el amor de Dios y de provocar su castigo (CEC 2090)Y el Compendio del Catecismo responde a la pregunta ¿Qué es la esperanza? “La esperanza es la virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida terra” (n 387).
¿En qué se fundamenta la esperanca cristiana? Por su estrecha relación con el cielo, la esperanza tiene los mismos fundamentos: la persona de Cristo que vino a traer el don de la esperanza, su obra salvífica que facilitó la entrada a la vida eterna y toda la doctrina de la Buena nueva que es un cático esperanzador, especialmente con las Bienaventuranzas
Dimensión comunitaria.Contemplamos la esperanza como posibilidad de seguir a Cristo para implantar y disfrutar el Reino de Dios. En su dimensión comunitaria, la esperanza es la actitud y opción del Pueblo de Dios, comunidad que peregrina en esta vida perfeccionando la obra del Padre mediante la construcción del Reino de Dios.A la posibilidad del seguimiento habrá que añadir el compromiso práctico para salvarse por Cristo. Y para ello hay que integrar en la salvación las exigencias de justicia, paz y fraternidad, con la tarea personal de liberarse de todo egoísmo, orgullo e injusticia.La dimensión comunitaria de la esperanza en el contexto del Reino de Dios pide una respuesta no individualista. No se trata de “salvar mi alma”, y punto. El miembro del Pueblo de Dios se siente corresponsable en la salvación de los hermanos. Su anhelo es univeral: que el mundo viva las perspectivas del Reino anunciado por Jesús y que todos juntos caminen hacia el encuentro con Dios.
¿Es valorizada la esperanza por los cristianos? Por supuesto que todos los bautizados que rechazan el cielo consecuentemente negarán que tenga valor “el camino de la salvación”, la esperanza. Además tenemos la respuesta negativa de muchos católicos practicantes. La experiencia dice que cristianos piadosos, con fe probada, de gran confianza en la oración, que ejercitan la caridad para con Dios y el prójimo y ofrecen misas por sus difuntos, no son coherentes con la esperanza cristiana. Algunos no tienen reparo en decir:“como en la casa de uno en ninguna parte”.Si se les habla de lo bien que se estará en el cielo contestan así con sorna;“que Dios no tenga prisa en llamarme para ir al cielo”. Y así manifiestan el escaso o nulo deseo del encuentro con Dios en la vida eterna;“nadie ha regresado de la otra vida”. Y así muestran su ignorancia por Jesucristo resucitado y por todo el Misterio Pascual que se realiza en el cristiano.
Lo que exige la esperanza Como toda esperanza, pide la respuesta coherente a un ideal consciente, querido y acomodado a las posibilidades personales.Como experiencia madura, la esperanza depende dela perseverancia en las dificultades, la fortaleza inquebrantable, el atractivo del futuro en diversas panorámicas, la seguridad dentro de cierto temor, la respuesta fáctica, el entusiasmo ante la meta...;la confianza. Para que la espera sea fructífera es preciso la seguridad de contar con los medios para conseguir las metas. Junto a la esperanza está unida de modo inseparable la confianza.el seguimiento de Jesús con el compromiso por la justicia y paz "si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme" (Mt 19,21)-la práctica del Evangelio, en especial las Bienaventuranzas dentro de todo el Sermón de la Montaña. Recordemos: bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos, los mansos-sufridos, porque ellos poseerán en herencia la tierra, los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.. Todos gozan de la misma motivación: “alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos” (Mt 5,3-12)

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