sábado, 10 de marzo de 2012

'...este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida...'

En esta parábola del hijo pródigo, hay escenas que se repiten en mi vida. Hay un padre que nos ama incondicionalmente. Que nos ama tanto, que incluso respeta la libertad del hijo que rechaza su amor. Y hay una libertad, la mía, mal usada. Que trae miseria, degradación, desesperanza. Y hay un abrazo tierno de este Padre que me trae de nuevo a la vida. Que me devuelve la orientación, la dignidad y la fiesta.

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Cuando mis amigos me abandonan,

cuando mis sueños se vuelven grises,

cuando los amores desaparecen...

Tú estás siempre esperándome,

con los brazos abiertos,

con una sonrisa que me devuelve a la vida.

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