martes, 3 de noviembre de 2009

SER COMO NIÑOS


Los pequeños y sencillos podrán comprender el amor entre el Padre y el Hijo. Dios se acerca a ellos:

"Pues sólo el ojo cándido puede ver juntamente en su unidad las aparentes contradicciones en la forma de Jesús, sólo los "nepoi", los pequeños, pobres, incultos, no son inducidos, por el amontonamiento de sus tesoros de saber, a considerar por sí los rasgos particulares y a perder de vista la forma ante puros análisis. Pero esto negativo de la incultura figura aquí como una cosa positiva: no como adquisición del cándido mismo, sino como aquel defecto que viene de maravilla a la "complacencia" de Dios, y precisamente a la complacencia del Padre (Mt 11,25-26), que se revela en el Hijo, como a la del Hijo (Mt 11,27), que "quiere revelar". Lo que se revela es exactamente el mutuo conocimiento exclusivo entre Padre e Hijo, en el que nadie, sin revelación, obtiene penetración, pero cuya irradiación libre y llena de gracia sólo cae en suerte eficazmente a la mirada sencilla."(BALTHASAR, Hans Urs von, Epílogo, Madrid 1998, 84).

No hay comentarios:

Publicar un comentario