La fiesta de la Epifanía cierra el ciclo de Adviento-Navidad y es una llamada a mostrar en el mundo lo que hemos vivido y celebrado. Durante el Adviento hemos proclamado que el Señor está cerca, y en las celebraciones navideñas lo hemos acogido y permitido renacer en nuestros hogares y en nuestros corazones. Hoy la liturgia nos recuerda que no podemos quedarnos en el ámbito emocional-subjetivo de estas fiestas, porque la presencia de Dios en su Hijo Jesús debe ser comunicada por todas partes. Estamos llamados a ser estrellas que señalan el lugar donde está la salvación, estrellas que acompañan, estrellas que orientan en el camino. Estrellas que tienen luz porque la reciben de quien es la Luz del mundo
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