
Isaías 40,1-5.9-11
Aquí está vuestro Dios.
Salmo 103
Bendice alma mía al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres!
Tito 2,11-14; 3,4-7
Ha aparecido la gracia de Dios entre los hombres.
Lucas 3,15-16.21-22En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no seria Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: —«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.» En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: —«Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»
Aquí está vuestro Dios.
Salmo 103
Bendice alma mía al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres!
Tito 2,11-14; 3,4-7
Ha aparecido la gracia de Dios entre los hombres.
Lucas 3,15-16.21-22En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no seria Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: —«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.» En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: —«Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»
PADRE E HIJO
En una escena de hondo significado simbólico, el evangelista Lucas describe la experiencia que sostiene a Jesús en s predicación de la buena noticia: la certeza de ser el Hijo amado del Padre. De esta experiencia inigualable brotaron dos actitudes que le acompañaron toda la vida, incluso en los momentos de mayor dificultad: la confianza absoluta en el “Abbà” y el deseo de hacer en todo su voluntad. Porque Jesús ha experimentado lo que significa ser Hijo querido, se abandona sin cálculos al Padre y pide a sus seguidores que confíen sin límites: “No andéis preocupados... vuestro Padre ya sabe lo que necesitáis”. Porque Jesús vive identificado con la voluntad del Abbá, enseña lo mismo a los suyos: “Sed misericordiosos como vuestro padre es misericordioso”. Todo un programa para ser hijos al estilo de Jesús.
En una escena de hondo significado simbólico, el evangelista Lucas describe la experiencia que sostiene a Jesús en s predicación de la buena noticia: la certeza de ser el Hijo amado del Padre. De esta experiencia inigualable brotaron dos actitudes que le acompañaron toda la vida, incluso en los momentos de mayor dificultad: la confianza absoluta en el “Abbà” y el deseo de hacer en todo su voluntad. Porque Jesús ha experimentado lo que significa ser Hijo querido, se abandona sin cálculos al Padre y pide a sus seguidores que confíen sin límites: “No andéis preocupados... vuestro Padre ya sabe lo que necesitáis”. Porque Jesús vive identificado con la voluntad del Abbá, enseña lo mismo a los suyos: “Sed misericordiosos como vuestro padre es misericordioso”. Todo un programa para ser hijos al estilo de Jesús.
Yo como hija, me he sentido muy querida y mis padres me han demostrado que, la medida del amor, es amar sin medida.
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