El don más grande que el ser humano posee después de la vida es la libertad. Pero en este mundo nuestro el vivir desde la libertad supone arriesgarse a la vida solitaria. Cuando la gente intenta vivir desde la libertad y la verdad, y esto lo corroboro desde la experiencia, lo más fácil es que acabes, no sólo sintiéndote solo, sino estándolo.
sábado, 25 de diciembre de 2010
miércoles, 1 de diciembre de 2010
VERBUM DOMINI
Estoy ahora leyendo la Exhortación Postinodal "Verbum domini", en donde se retoma la importancia de la Palabra de Dios en la vida de los cristianos. Para los que tenemos una formación escriturística estos documentos siempre nos resultan importantes para reavivar en nuestra Iglesia Católica el deseo por escrutar la Palabra de Dios que es el mismo Jesucristo, sobretodo en estos días en que nos disponemos a renovar, una año más, esa presencia del Verbo Encarnado. Si los cristianos valoraramos más los sacramentos como expresión simbólica de la experiencia del Dios encarnado en nuestras vidas y leyesemos y reflexinásemos sobre la Palabra, otro gallo nos cantaría. Se habla muchas veces de oídas y de gente que no ha leido la Escritura y nos revoluciona el gallinero. Así que deseo que este documento nos ayude a vivir más desde la presencia de Dios en nuestras vidas.
lunes, 29 de noviembre de 2010
SOBRE EL USO DEL PRESERVATIVO
Libertad y verdad. Esas palabras deberían estar presentes siempre en nuestras vidad. Comento los que se cuenta, que dice el libro del Papa, en una entrevista que se le hace y que ahora se ha publicado. De lo que dicen que dice a lo que realmente dice va un buen trecho. Y no dice más de lo que la Iglesia y el mismo Papa ya afirmaban sobre el uso del presenvativo. Habrá que leer el libro y no dejarse embaucar por informaciones falsas o con medias tintas. Lo que está claro es que no autoriza el uso del preservativo, sino que "parece ser" (porque aún no he leído con detenimiento el libro) que dice que siempre ante la posibilidad de un comportamiento no claro en conciencia por parte de una persona, siempre buscar el mal menor. Esto, como sabéis es discutible, pero es más o menos lo que pretende el Pontífice con sus afirmaciones. Así que no echemos las campanas al vuelo ni nos rasguemos las vestiduras. Seamos racionales, críticos y al mismo tiempo no nos fiemos de lo que nos dicen sin contrastar las informaciones. De lo veas, la mitad, y de lo que te cuenten... como dice un comentario de otro bloguero:
se dio un breve anticipo por parte de L’Osservatore Romano del próximo libro-entrevista de Peter Seewald con Benedicto XVI que trata una docena larga de temas: la tolerancia, los abusos de menores por parte de clérigos, el islam, la mujer, la naturaleza de la Iglesia... Pero todos los comentarios se han centrado en un pasaje donde el Papa dice que en algún caso usar el preservativo podría ser mejor que no usarlo. Algunos han interpretado que con esto cambia la postura de la Iglesia. Como se puede ver en el texto original, del que ofrecemos una traducción, Benedicto XVI no da una norma general, sino que se refiere a un caso muy particular.
HAY QUE LEER LAS COSAS, Y LEERLAS BIEN, ANTES DE PODER OPINAR Y CRITICAR.
MÁS DE LOS MISMO
La semana pasada os informaba que estaba leyendo el nuevo libro de S. Hawking, El gran diseño, y que de entrada las primeras páginas me resultaban un poco pretenciosas. He concluido su lectura, y aunque la verdad es que la propuesta de la Teoría M me ha resultado interesante, no creo que hay que oponer la demostración de esta teoría con la posibilidad de la existencia de Dios. Según los autores de la obra, la realidad sólo es aprehensible a través de unos modelos de la misma, es decir, que no hay una realidad absoluta, sino como decía Ortega y Gasset, las cosas son del color del cristal con que se mira. Muy bien. Además proponen en su teoría que hay 10 dimensiones espaciales, más una temporal que sólo se da en nuestro universo, uno de los 10 elevado a 500 universos posibles, aunque no tan posibles porque ellos pretenden demostrar su existencia. Es lo que los científicos ya habían bautizado hace años como "multiverso". Hasta ahí todo claro. Lo que ocurre es que dicen que la dimensión temporal (una más de las dimensiones espaciales) sólo se da en nuestro universo, y que por tanto no es necesaria en la formación del resto de universos, ya que además el tiempo no existe como tal porque no hubo un punto cero. No hubo un momento de producirse el Big Bang, y por tanto no hace falta nadie que origine, temporalmente, la existencia de nuestro universo, ni el de ningún otro universo, por tanto no hace falta un hacedor, un creador... No voy a describir con minuciosidad su Teoría M, ya que ni soy experto, ni pretendo privaros de la lectura del libro que en muchos aspectos, y como amante de la ciencia, me ha resultado interesante. Pero en el fondo, más de lo mismo: nos cargamos la dimensión temporal con una teoría que sólo puede demostrarse con papel y con fórmulas matemáticas (que aún está por ver si pueden) y así nos cargamos la existencia de Dios. Proponen la Teoría M como la teoría definitiva (eso lo han dicho a lo largo de siglos muchos otros científicos proponiendo nuevas y definitivas teorías, y aún estamos en ello), aunque no es conclusiva esta afirmación. Bueno, que para los que no quieren creer, ni aunque vean resucitar un muerto, creerán. Ya digo, es una teoría intersante, pero una cosa no está reñida con la aceptación de la existencia de Dios, al menos como posibilidad, ya que si ellos no pueden demostrar (fuera de las elucubraciones matemáticas) su Teoría M ¿por qué pretenden que nosotros nos pasemos nuestra existencia intentando demostrar empíricamente la existencia de Dios? Como decía Bertran Russell, me aburren estos científicos (él lo aplicaba a los ateos) que se pasan la vida hablando de Dios y su existencia (en este caso su no existencia). Ciencia y religión no se excluyen, se complementan. Pertenencen a dos dimensiones esenciales de la existencia humana.
martes, 23 de noviembre de 2010
EL ROSTRO COMPASIVO Y CERCANO DE DIOS
Hoy hemos tenido Claustro de formación y pastoral en el colegio. Ha venido Toni Catalá, Jesuita valenciano, profesor de Cristología en Barcelona y persona que ha estado muy vinculado a la pastoral de los alejados desde hace mucho tiempo. Yo había tenido la oportunidad de escucharle en diversas tandas de ejercicios espirituales para sacerdotes, la última hace un par de años en Santo Espíritu del Monte. La verdad es que escuchar palabras así, te da ánimo, porque ves que las ideas que uno tiene son compartidas por otras muchas personas dentro de esta familia nuestra que es la Iglesia. De todas las ideas una esencial: más valdría no creer en Dios que tener una idea falsa de ese Dios que Jesucristo no nos ha transmitido.
lunes, 22 de noviembre de 2010
LA FILOSOFÍA HA MUERTO
Esta es la afirmación que encontramos en el recien publicado libro polémico de Stephen Hawing y Leonard Mlodinow, El gran diseño, de la editorial Crítica. Afirmación que encontramos en la primera página (11). Hoy mismo he adquirido un ejemplar de esta obra y he iniciado su lectura. Una lectura de entrada interesante, aunque no he pasado aún del segundo capítulo. Hace unos años tuve la oportunidad de leer Breve historia del Tiempo de Hawking, y El universo en una cáscara de nuéz. Me parecieron muy interesantes en sus afirmaciones y en sus contenidos ya que aunque soy una persona educada en el ámbito de las letras y las ciencias humanas y sociales, no niego el gran interés que los temas de Física y Astronomía me han suscitado siempre. En aquellas obras Hawking afirmaba que con las teorías propuestas podía afirmar el origen del universo que conocemos, pero no lo que había antes, ya que eso suponía entrar en la mente de Dios. Dejaba abierta la posibilidad de que existencia de Dios y Leyes físicas pudiesen no estar enfrentados. Después de casi 20 años, como los mismos autores afirman en este librlo, las cosas parecen haber cambiado. Tanto, como para afirmar, no sólo la muerte de Dios, sino la muerte de la propia filosofía y de la realidad basada en el sentido común. No quiero aventurarme más, y prometo que en próximos comentarios, en la medida que vaya leyendo el libro, iré realizando mis modestas aportaciones.
viernes, 16 de julio de 2010
EL HOMBRE, ANIMAL SIMBÓLICO
La pérdida de lo "simbólico" y lo "ritual", está suponiendo una perduda de la identidad humana. Nos animalizamos cada vez más, y no es que los animales no hayan de tener consideración como criaturas de Dios, no. Pero queremos captar tan directamente la realidad que nos rodea sin contar con lo simbólico como medio necesario, que al final la realidad captada es tan objetivada que no puede llegar a dar sentido a nuestra existencia.
lunes, 12 de julio de 2010
SALUTACIONS DE NOU
Després de molt de temps sense haber publicat res al meu blog, reprenc de nou la marxa. He acabat totes les tasques que duia entre mans i ara, amb la caloreta de l'estiu un altra vegada intentaré compartir amb vosaltres totes eixes coses que considere importants per intercanviar amb els amics. Salutacions a tots.
jueves, 13 de mayo de 2010
LOS NUEVOS CAMINOS, ¿LOS ÚNICOS?
Fa temps que no he escrit res al meu blog perquè estic realment ocupat i sabreu dispensar-me, doncs. El que ocorre és que de vegades un llig coses que no pot deixar de comentar o de compartir. En aquest cas, no comente, millor sense paraules, simplement llance una noticia que acabe de llegir. La meua pregunta és: ¿els camins d'abans ja no valen? ¿qui no estiga unit als nous camins ja no tenen lloc a l'Església de Crist?... moltes més preguntes. Salutacions a tots. Punjeu damunt i voreu més detalls, quí convoca, a on es convoca...
miércoles, 21 de abril de 2010
PALABRA DE DIOS
La Biblia es palabra de Dios: porque Dios habla, ¡vaya si habla! Tanto es así que, cuando san Juan quiere mostrarnos al enviado de Dios, le llama Palabra. En Jesús, Dios se ha hecho para nosotros palabra. Y no una palabra cualquiera, sino la Palabra. Más aún: Dios es palabra dirigida a mí. En Jesús Dios se hace Palabra para mí. Para muchos de nosotros, Dios es todavía un ser sordo y mudo. No nos dice nada ni le decimos nada nosotros. Es un algo, o a lo más un “Él”. Él nos manda... Él nos exige... incluso Él nos ama... desde lejos. No es un Tú. Pero Dios es un Tú, y por eso, además de hablar, ama. Nos ama ¡Me ama!
EL BUEN PASTOR
Para los destinatarios el evangelio de Juan la figura del pastor era muy significativa. Los profetas la habían usado muchas veces para hablar de los guías y responsables del pueblo. Generalmente para denunciar los abusos: “¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos!” Abundaban los malos pastores. Por eso los lectores de Juan entendían perfectamente la afirmación de que Jesús es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. El donde Jesús es la vida que supera la muerte. Ésa es la misión que le dio el Padre y Jesús entrega su propia vida para cumplirla. “El Padre y yo somos una sola cosa”. Esa misión es también el fundamento de nuestra unión con Jesús y de la preocupación por nuestros hermanos, pues todo cristiano ha de poseer, en definitiva, los rasgos del Buen Pastor.
BUEN PASTOR
JESÚS, EL BUEN PASTOR
Nos disponemos a profundizar en unas de las páginas más bellas y entrañables de los Evangelios: Las que nos presentan a Jesús como el Buen Pastor y a nosotros como ovejas de su rebaño. Es un tema que ha alimentado la fe y la devoción de los cristianos a lo largo de los siglos. Los primeros cristianos no se atrevían a pintar a Jesús crucificado; sin embargo, en las pinturas de las catacumbas y en los sarcófagos paleocristianos es muy común encontrar representaciones de Jesucristo con una oveja sobre sus hombros. Los presbiterios de las antiguas Basílicas suelen estar decorados con mosaicos que representan dos filas de ovejas acercándose a beber de una fuente. La imagen de Jesús Pastor es tan rica, que nos ayuda a comprender su identidad, su misión y su relación con el Padre y con nosotros. El nombre de Jesús, en hebreo, significa «Salvador». Así le llamó el ángel cuando se apareció, en sueños, a S. José. Él sabía que éramos pecadores y que le íbamos a tratar mal. A pesar de todo, su amor por nosotros era tan grande, que quiso dejar el Cielo y venir a nuestro encuentro para traernos la salvación y la plenitud de la vida eterna. No lo hizo porque nosotros éramos buenos o lo merecíamos, sino sólo por su generosa bondad, por su amor gratuito, en el momento en que Él lo creyó oportuno. Jesús no se quedó esperando a que nosotros fuéramos a su encuentro, sino que Él mismo se puso en camino para buscarnos; por eso se hizo amigo de los pecadores, comía con ellos y les anunciaba el Evangelio (la Buena Noticia) del amor y de la misericordia. Esto agradaba a la gente sencilla, que le escuchaba con gozo, y provocaba rechazo en los corazones orgullosos y complicados. Cuando sus adversarios le acusan de ser amigo de pecadores, les habla del amor de Dios y de su solicitud por cada uno de nosotros, usando la imagen del pastor que sale en busca de la oveja perdida. Lo mejor de todo el relato es la enseñanza final: para Dios somos importantes y Él se ocupa siempre personalmente de cada uno de nosotros, incluso cuando nos alejamos de Él por el pecado. Él nunca se desentiende de nosotros. Como nos recuerda Ezequiel (18, 23), «Dios no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta de su conducta y que viva». Dios se goza en perdonar, no en condenar; su misericordia es más grande que nuestras faltas: «El Señor es clemente y misericordioso» (Salmo 103). Toda la vida de Jesús fue un continuo buscar a las ovejas descarriadas: «Él vino a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lucas 19, 10). Para eso descendió del Cielo, para cargar con nuestros pecados y para llevarnos sobre sus hombros a la Casa del Padre, haciendo con todos «un único rebaño con un solo Pastor». El que hace salir el sol sobre justos e injustos y llover sobre buenos y malos, manifiesta una clara preferencia por los pecadores. A pesar de todo, Jesús no suprime la distinción entre pecador y justo. Desde el principio de su ministerio público, Él mismo invitaba a la conversión y a la penitencia: «Convertíos, porque está cerca el Reino de Dios» (Marcos 1, 15). Lo nuevo de su mensaje es el anuncio de que Dios no espera a que seamos justos para amarnos, sino que nos quiere siempre, con pasión, también mientras somos pecadores, y su mayor alegría se produce cuando tomamos conciencia de que necesitamos su salvación y nos abrimos a su perdón y a su amistad. No sólo desea nuestra conversión; también sale a nuestro encuentro de distintas maneras para tocar nuestro corazón y capacitarnos para darle una respuesta de amor. «En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero y envió a su Hijo como sacrificio de purificación por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros» (1 Juan 4, 10ss). Su amor precede a cualquier decisión que nosotros podamos hacer. Él nos ama desde siempre y ha decidido darnos su Reino. Nosotros comenzamos nuestro verdadero camino de amor cuando comprendemos esto. Durante toda su vida, Jesús supo atraer la atención de sus oyentes. También habló de sí mismo utilizando la imagen del Pastor que conoce a sus ovejas, las ama y da su vida por ellas. Los pastores del tiempo de Jesús dejaban por las noches sus rebaños en un corral común, con un guarda. Era la manera más fácil de protegerlas de los ataques de los lobos o de los ladrones. Al amanecer, antes de salir el sol, cada pastor recogía sus propios animales y los llevaba a pastar. Cada pastor ha visto nacer y crecer a sus propios corderillos y los conoce bien. Incluso tiene un nombre para cada uno. Las ovejas también reconocen el olor y la voz de su dueño y no siguen a otro. Cada pastor entra en el recinto y llama a las ovejas por su nombre. Una vez fuera, las cuenta y, cuando están todas, camina delante de ellas para conducirlas a pastar al campo, haciendo oír su voz para que no se pierdan. A un extraño, sin embargo, no le siguen. Al contrario, tienen miedo de él y huyen de su presencia, porque no están familiarizadas con su voz. El verdadero pastor se diferencia claramente de un asalariado. Éste último trabaja por dinero y no le importa la suerte de las ovejas. Esto se ve cuando llegan los lobos hambrientos a atacar el rebaño. Mientras que, en este caso, el dueño de las ovejas arriesga su vida por defenderlas a ellas, el mercenario huye, pensando sólo en salvarse a sí mismo. El buen pastor conoce a sus ovejas y es capaz de distinguir las suyas de las demás, conoce las necesidades concretas de cada una, sufre con ellas las inclemencias del tiempo y el cansancio de los desplazamientos, vela por su rebaño, lo proteje de los enemigos que lo amenazan, cura a las ovejas enfermas, alimenta con solicitud a las preñadas, dedica una atención especial a las más débiles. Jesús es el verdadero Pastor bueno y generoso que conoce nuestros nombres, nuestras características personales, nuestra historia y que nos ama con un cariño único e irrepetible. Él viene a buscarnos para sacarnos del redil donde estábamos encerrados (la esclavitud del pecado y de la ley) y conducirnos a la libertad de los hijos de Dios. Nos habla, educándonos con sus enseñanzas. Quienes le escuchan saben que sólo Él tiene palabras de vida eterna (Juan 6, 68). Nos alimenta con su propio Cuerpo y su propia Sangre (Juan 6, 55). Nos regala el agua del Espíritu Santo, la única que puede saciar nuestra sed (Juan 4, 14). Nos conduce a la Verdad y la Vida (Juan 14, 6). Nos ha amado hasta el extremo (Juan 13, 1), manifestándonos lo ilimitado de su amor al dar la vida por nosotros (Juan 15, 13). La verdadera felicidad consiste en acogerle y seguirle, porque nadie va al Padre, sino por él. Los creyentes estamos llamados a reconocer la voz de nuestro Pastor, que nos habla al corazón palabras de amor y de comunión íntima
Nos disponemos a profundizar en unas de las páginas más bellas y entrañables de los Evangelios: Las que nos presentan a Jesús como el Buen Pastor y a nosotros como ovejas de su rebaño. Es un tema que ha alimentado la fe y la devoción de los cristianos a lo largo de los siglos. Los primeros cristianos no se atrevían a pintar a Jesús crucificado; sin embargo, en las pinturas de las catacumbas y en los sarcófagos paleocristianos es muy común encontrar representaciones de Jesucristo con una oveja sobre sus hombros. Los presbiterios de las antiguas Basílicas suelen estar decorados con mosaicos que representan dos filas de ovejas acercándose a beber de una fuente. La imagen de Jesús Pastor es tan rica, que nos ayuda a comprender su identidad, su misión y su relación con el Padre y con nosotros. El nombre de Jesús, en hebreo, significa «Salvador». Así le llamó el ángel cuando se apareció, en sueños, a S. José. Él sabía que éramos pecadores y que le íbamos a tratar mal. A pesar de todo, su amor por nosotros era tan grande, que quiso dejar el Cielo y venir a nuestro encuentro para traernos la salvación y la plenitud de la vida eterna. No lo hizo porque nosotros éramos buenos o lo merecíamos, sino sólo por su generosa bondad, por su amor gratuito, en el momento en que Él lo creyó oportuno. Jesús no se quedó esperando a que nosotros fuéramos a su encuentro, sino que Él mismo se puso en camino para buscarnos; por eso se hizo amigo de los pecadores, comía con ellos y les anunciaba el Evangelio (la Buena Noticia) del amor y de la misericordia. Esto agradaba a la gente sencilla, que le escuchaba con gozo, y provocaba rechazo en los corazones orgullosos y complicados. Cuando sus adversarios le acusan de ser amigo de pecadores, les habla del amor de Dios y de su solicitud por cada uno de nosotros, usando la imagen del pastor que sale en busca de la oveja perdida. Lo mejor de todo el relato es la enseñanza final: para Dios somos importantes y Él se ocupa siempre personalmente de cada uno de nosotros, incluso cuando nos alejamos de Él por el pecado. Él nunca se desentiende de nosotros. Como nos recuerda Ezequiel (18, 23), «Dios no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta de su conducta y que viva». Dios se goza en perdonar, no en condenar; su misericordia es más grande que nuestras faltas: «El Señor es clemente y misericordioso» (Salmo 103). Toda la vida de Jesús fue un continuo buscar a las ovejas descarriadas: «Él vino a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lucas 19, 10). Para eso descendió del Cielo, para cargar con nuestros pecados y para llevarnos sobre sus hombros a la Casa del Padre, haciendo con todos «un único rebaño con un solo Pastor». El que hace salir el sol sobre justos e injustos y llover sobre buenos y malos, manifiesta una clara preferencia por los pecadores. A pesar de todo, Jesús no suprime la distinción entre pecador y justo. Desde el principio de su ministerio público, Él mismo invitaba a la conversión y a la penitencia: «Convertíos, porque está cerca el Reino de Dios» (Marcos 1, 15). Lo nuevo de su mensaje es el anuncio de que Dios no espera a que seamos justos para amarnos, sino que nos quiere siempre, con pasión, también mientras somos pecadores, y su mayor alegría se produce cuando tomamos conciencia de que necesitamos su salvación y nos abrimos a su perdón y a su amistad. No sólo desea nuestra conversión; también sale a nuestro encuentro de distintas maneras para tocar nuestro corazón y capacitarnos para darle una respuesta de amor. «En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero y envió a su Hijo como sacrificio de purificación por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros» (1 Juan 4, 10ss). Su amor precede a cualquier decisión que nosotros podamos hacer. Él nos ama desde siempre y ha decidido darnos su Reino. Nosotros comenzamos nuestro verdadero camino de amor cuando comprendemos esto. Durante toda su vida, Jesús supo atraer la atención de sus oyentes. También habló de sí mismo utilizando la imagen del Pastor que conoce a sus ovejas, las ama y da su vida por ellas. Los pastores del tiempo de Jesús dejaban por las noches sus rebaños en un corral común, con un guarda. Era la manera más fácil de protegerlas de los ataques de los lobos o de los ladrones. Al amanecer, antes de salir el sol, cada pastor recogía sus propios animales y los llevaba a pastar. Cada pastor ha visto nacer y crecer a sus propios corderillos y los conoce bien. Incluso tiene un nombre para cada uno. Las ovejas también reconocen el olor y la voz de su dueño y no siguen a otro. Cada pastor entra en el recinto y llama a las ovejas por su nombre. Una vez fuera, las cuenta y, cuando están todas, camina delante de ellas para conducirlas a pastar al campo, haciendo oír su voz para que no se pierdan. A un extraño, sin embargo, no le siguen. Al contrario, tienen miedo de él y huyen de su presencia, porque no están familiarizadas con su voz. El verdadero pastor se diferencia claramente de un asalariado. Éste último trabaja por dinero y no le importa la suerte de las ovejas. Esto se ve cuando llegan los lobos hambrientos a atacar el rebaño. Mientras que, en este caso, el dueño de las ovejas arriesga su vida por defenderlas a ellas, el mercenario huye, pensando sólo en salvarse a sí mismo. El buen pastor conoce a sus ovejas y es capaz de distinguir las suyas de las demás, conoce las necesidades concretas de cada una, sufre con ellas las inclemencias del tiempo y el cansancio de los desplazamientos, vela por su rebaño, lo proteje de los enemigos que lo amenazan, cura a las ovejas enfermas, alimenta con solicitud a las preñadas, dedica una atención especial a las más débiles. Jesús es el verdadero Pastor bueno y generoso que conoce nuestros nombres, nuestras características personales, nuestra historia y que nos ama con un cariño único e irrepetible. Él viene a buscarnos para sacarnos del redil donde estábamos encerrados (la esclavitud del pecado y de la ley) y conducirnos a la libertad de los hijos de Dios. Nos habla, educándonos con sus enseñanzas. Quienes le escuchan saben que sólo Él tiene palabras de vida eterna (Juan 6, 68). Nos alimenta con su propio Cuerpo y su propia Sangre (Juan 6, 55). Nos regala el agua del Espíritu Santo, la única que puede saciar nuestra sed (Juan 4, 14). Nos conduce a la Verdad y la Vida (Juan 14, 6). Nos ha amado hasta el extremo (Juan 13, 1), manifestándonos lo ilimitado de su amor al dar la vida por nosotros (Juan 15, 13). La verdadera felicidad consiste en acogerle y seguirle, porque nadie va al Padre, sino por él. Los creyentes estamos llamados a reconocer la voz de nuestro Pastor, que nos habla al corazón palabras de amor y de comunión íntima
martes, 20 de abril de 2010
25 ANYS DE LA PROMOCIÓ DEL 85
sábado, 10 de abril de 2010
SERENIDAD
PAZ A VOSOTROS
En ocasión del nacimiento de Jesús, el ángel anunció: Paz en la tierra, y buena voluntad para con los hombres. Y ahora, en la primera aparición a sus discípulos después de su resurrección, el Salvador se dirigió a ellos con las bienaventuradas palabras: "Paz a vosotros." Jesús está siempre listo para impartir paz a las almas que están cargadas de dudas y temores. Espera que nosotros le abramos la puerta del corazón y le digamos: Mora con nosotros. Dice: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo."
DUDA DE TOMÁS
Parece que Tomás era pesimista por naturaleza. No le cabía la menor duda de que amaba a Jesús y se sentía muy apesadumbrado por su pasión y muerte. Quizás porque quería sufrir a solas la inmensa pena que experimentaba por la muerte de su amigo, se había retirado por un poco de tiempo del grupo. De manera que cuando Jesús se apareció la primera vez, Tomás no estaba con los demás apóstoles. Y cuando los otros le contaron que el Señor había resucitado, aquella noticia le pareció demasiado hermosa para que fuera cierta.
Tomás cometió un error al apartarse del grupo. Nadie está pero informado que el que está ausente. Separarse del grupo de los creyentes es exponerse a graves fallas y dudas de fe. Pero él tenía una gran cualidad: se negaba a creer sin más ni más, sin estar convencido, y a decir que sí creía, lo que en realidad no creía. El no apagaba las dudas diciendo que no quería tratar de ese tema. No, nunca iba a recitar el credo un loro. No era de esos que repiten maquinalmente lo que jamás han pensado y en lo que no creen. Quería estar seguro de su fe.
Y Tomás tenía otra virtud: que cuando se convencía de sus creencias las seguía hasta el final, con todas sus consecuencias. Por eso hizo es bellísima profesión de fe "Señor mío y Dios mío", y por eso se fue después a propagar el evangelio, hasta morir martirizado por proclamar su fe en Jesucristo resucitado. Preciosas dudas de Tomás que obtuvieron de Jesús aquella bella noticia: "Dichosos serán los que crean sin ver".
Tomás cometió un error al apartarse del grupo. Nadie está pero informado que el que está ausente. Separarse del grupo de los creyentes es exponerse a graves fallas y dudas de fe. Pero él tenía una gran cualidad: se negaba a creer sin más ni más, sin estar convencido, y a decir que sí creía, lo que en realidad no creía. El no apagaba las dudas diciendo que no quería tratar de ese tema. No, nunca iba a recitar el credo un loro. No era de esos que repiten maquinalmente lo que jamás han pensado y en lo que no creen. Quería estar seguro de su fe.
Y Tomás tenía otra virtud: que cuando se convencía de sus creencias las seguía hasta el final, con todas sus consecuencias. Por eso hizo es bellísima profesión de fe "Señor mío y Dios mío", y por eso se fue después a propagar el evangelio, hasta morir martirizado por proclamar su fe en Jesucristo resucitado. Preciosas dudas de Tomás que obtuvieron de Jesús aquella bella noticia: "Dichosos serán los que crean sin ver".
LA MUERTE
Vivimos normalmente un determinado número de años, habiendo sufrido, como todo mundo, algunas enfermedades pasajeras. Pero un buen día, descubrimos con pena que tenemos cáncer y ese cuerpo tan fiel, tan duradero, tan útil, se nos empieza a desmoronar irremediablemente. Y después de muchos o pocos cuidados, en un plazo más o menos corto, morimos.
0 bien puede suceder que estando perfectamente sanos, caemos fulminados por un paro cardíaco o perecemos víctimas de un accidente fatal.
Al final, de una manera u otra, TODOS MORIREMOS. Nadie absolutamente escapará de la muerte. Es la realidad más irrefutable del mundo. Desde que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, somos por definición, mortales.
La muerte es el trance definitivo de la vida. Ante ella cobra todo su realismo la debilidad e impotencia del hombre. Es un momento sin trampa. Cuando alguien ha muerto, queda el despojo de un difunto: un cadáver.
Esta situación provoca en los familiares y la comunidad cristiana un clima muy complejo. El cuerpo del muerto genera preguntas, cuestiones insoportables. Nos enfrenta ante el sentido de la vida y de todo, causa un dolor agudo ante la separación y el aniquilamiento. Todo el que haya contemplado la dramática inmovilidad de un cadáver no necesita definiciones de diccionario para constatar que la muerte es algo terrible.
Ese ser querido, del que tantos recuerdos tenemos, que entrelazó su vida con la nuestra, es ahora un objeto, una cosa que hay que quitar de en medio, porque a la muerte sigue la descomposición. Hay que enterrarlo. Y después del funeral, al retirarnos de la tumba, vamos pensando con Becquer: ¡Qué solos y tristes se quedan los muertos!".
0 bien puede suceder que estando perfectamente sanos, caemos fulminados por un paro cardíaco o perecemos víctimas de un accidente fatal.
Al final, de una manera u otra, TODOS MORIREMOS. Nadie absolutamente escapará de la muerte. Es la realidad más irrefutable del mundo. Desde que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, somos por definición, mortales.
La muerte es el trance definitivo de la vida. Ante ella cobra todo su realismo la debilidad e impotencia del hombre. Es un momento sin trampa. Cuando alguien ha muerto, queda el despojo de un difunto: un cadáver.
Esta situación provoca en los familiares y la comunidad cristiana un clima muy complejo. El cuerpo del muerto genera preguntas, cuestiones insoportables. Nos enfrenta ante el sentido de la vida y de todo, causa un dolor agudo ante la separación y el aniquilamiento. Todo el que haya contemplado la dramática inmovilidad de un cadáver no necesita definiciones de diccionario para constatar que la muerte es algo terrible.
Ese ser querido, del que tantos recuerdos tenemos, que entrelazó su vida con la nuestra, es ahora un objeto, una cosa que hay que quitar de en medio, porque a la muerte sigue la descomposición. Hay que enterrarlo. Y después del funeral, al retirarnos de la tumba, vamos pensando con Becquer: ¡Qué solos y tristes se quedan los muertos!".
La definición dada por un diccionario muy en boga es:"La cesación definitiva de la vida". Y define la vida como "el resultado del juego de los órganos, que concurre al desarrollo y conservación del sujeto".
Habrá que reconocer que estas u otras definiciones tanto de la vida como de la muerte, no expresan toda la belleza de la primera y todo el horror de la segunda.
La muerte es trágica. El hombre, que es un ser viviente, se topa con la muerte, que es la contradicción de todo lo que un ser humano anhela: proyectos, futuro, esperanzas, ilusiones, perspectivas y magníficas realidades.
Habrá que reconocer que estas u otras definiciones tanto de la vida como de la muerte, no expresan toda la belleza de la primera y todo el horror de la segunda.
La muerte es trágica. El hombre, que es un ser viviente, se topa con la muerte, que es la contradicción de todo lo que un ser humano anhela: proyectos, futuro, esperanzas, ilusiones, perspectivas y magníficas realidades.
miércoles, 7 de abril de 2010
El sentido de nuestra vocación humana, cristiana, religiosa
La vocación de todo ser humano es ser persona, descubrir el sentido profundo de su vida, de su cultura y de su fin trascendente. La vida cristiana reviste diversos modelos, ya sea desde la perspectiva laical, consagrada o clerical, pero todos están orientados a la santidad, es decir, a vivir en el amor. El llamado de Jesús es seguirle a Él y el camino para descubrir la propia vocación cristiana requiere de un encuentro íntimo con Cristo, sabiendo que tenemos todos la misma meta: la santidad. Así lo reconoce la Iglesia al proponernos santos como modelo de todas las condiciones: hombres y mujeres, fundadores y matrimonios, médicos y mendigos, abogados y monjes, príncipes y esclavos, mercaderes y obreros, papas y campesinos, etc. Estamos acostumbrados frecuentemente en nuestra pastoral a buscar objetivos finales: "El Reino de Dios", "la salvación de las almas", etc. Pero hay varias formas de trabajar por el Reino, existen diversas funciones o mediaciones para realizar la pastoral: servicio, celebración y liturgia, comunión, anuncio. Hay diversas instancias o estructuras donde realizamos el apostolado: instituciones, familias, parroquias, colegios, organizaciones, movimientos, comunidades, lugares de trabajo... ¿Consideramos nuestro trabajo como un apostolado? ¿Buscamos en nuestra vida el reino de Dios y su justicia? Cada una de las acciones que hacemos y de las dimensiones en que trabajamos y de las estructuras y medios que utilizamos para nuestro apostolado puede ser una instancia vocacional si realmente tiende a buscar el Reino de Dios. Por eso, podemos decir que la Pastoral vocacional se genera y realiza desde todas las dimensiones de la Pastoral (anuncio, celebración, servicio, comunión). En el lenguaje de la reforma educativa podríamos decir que la Pastoral vocacional es un "objetivo transversal" en nuestro quehacer apostólico, como laicos o como religiosos. La promoción de las vocaciones cristianas es una tarea de todos los integrantes de la Iglesia. A la hora de plantearnos la pastoral vocacional tendríamos que preguntarnos no sólo qué cosas podemos hacer, sino cómo hacer de un modo nuevo, con una actitud distinta, lo que estamos haciendo en los diversos frentes de nuestras actividades apostólicas. No se trata de aumentar la cantidad de acciones sino la calidad de nuestra presencia como educadores maristas, religiosos y laicos.El Señor llama a quien quiere, su gracia actúa por encima de nuestras previsiones, pero podemos observar ciertas constantes en los medios humanos de los cuales El se sirve para llamar. Observamos que detrás de cada persona bautizada o consagrada hay un cristiano comprometido, un padrino, un maestro, un guía que influyó como modelo de identificación en su opción vocacional. También hay modelos y testigos que ayudaron, personas que oraron por su fidelidad, otras que fueron ejemplos creíbles de servicio y disponibilidad para responder a Dios. Detrás de cada hombre o mujer con una vocación de servicio están quienes motivaron con cariño su entrega a los pobres, a los niños, a los enfermos... ayudándole a discernir la voluntad del Señor con su palabra y con su ejemplo.En la pastoral vocacional no intervienen sólo sacerdotes, religiosas, religiosos y profesionales de la orientación, sino toda una cadena de amigos y familiares que permiten formar un hábitat o ambiente vocacional para que surja la respuesta a la vocación específica como laico, religiosa, sacerdote, religioso. A este ambiente favorable, podríamos llamarlo "cultura vocacional" porque favorece la formación de hombres y mujeres capaces de consagrarse a Cristo. Por otra parte, Dios puede llamar y dar su gracia excepcionalmente a quien desee, por encima de los cálculos humanos, pero normalmente se sirve de instrumentos humanos. Por eso, podemos delimitar la pastoral vocacional al campo donde nos encontremos trabajando, siempre que exista y propiciemos un ambiente o "cultura" vocacional. ¿Existe en nuestros colegios una cultura vocacional? ¿Favorecemos la búsqueda de lo que Dios quiera para cada persona? ¿Ayudamos a dar respuestas libres y generosas al plan de Dios sobre cada uno?Una cultura vocacional será ese tejido de personas que encarnan valores y concepciones de la vida que hacen realidad los criterios pastorales, que motivan a los jóvenes a descentrarse de sí mismos, a mirar más allá de los propios proyectos personales, a sentir la vida cristiana como vocación, a escuchar las llamadas de Dios y abrirse a la alternativa de la vida religiosa o sacerdotal como posibilidad real. Entendemos por vocación todo estado de vida elegido como fruto de un proceso de discernimiento para responder a la voluntad de Dios. En un ambiente vocacional, la promoción comenzará por despertar el deseo de ser fieles a las llamadas de Jesucristo y a la misión que Dios desee para cada uno. Sólo en ese contexto se hace significativa la propuesta de un determinado modo de vida, incluyendo la vida consagrada, como posible vocación. Por eso, en la promoción de las vocaciones cristianas, los laicos, los religiosos, los sacerdotes hemos de sumar esfuerzos y no interferir ni restar. Es una acción eclesial y no sectaria ni personalista. Todas las vocaciones surgen en la Iglesia y son para la Iglesia. En el apostolado de cada uno de nosotros descubriremos que la familia juega un papel muy importante. También la parroquia, las comunidades eclesiales, los movimientos, los colegios, los grupos juveniles, etc. Por otra parte, influyen los medios de comunicación, el ambiente, los amigos, los valores y antivalores, las actividades y la ocupación del tiempo libre, etc. En definitiva, la gracia no destruye la naturaleza.Influyen también las comunidades religiosas y el modo de entender en ellas los valores, la vida, la relación con Dios y con los demás. Una comunidad religiosa será vocacional si refleja la gratuidad de Dios, el servicio y la sencillez. Será testimonio si entiende la vida como un modo de dar las gracias, la libertad como posibilidad de fidelidad y compromiso, el amor como entrega oblativa y generosa, el pecado y la enfermedad como lugares donde se manifiesta el poder de Dios, etc.
SENTIDO DE LA VIDA
El tratar de encontrarle sentido a la vida es algo sumamente difícil, una tarea que le corresponde a cada quien, una lucha interna que puede durar toda una existencia. Incluso habrá el que nunca lo logre, o al que nunca le interese hallarlo. Pero muchos ilustrísimos personajes nos han dejado sus reflexiones y nos han mostrado las pautas que según ellos deberíamos seguir en caso de aspirar a obtener dicho conocimiento. Sin embargo, esto es una labor personal, íntima, en ocasiones dolorosa, pero al fin y al cabo, una acción excepcional.
Cuando me preguntan si he encontrado el sentido de mi vida, les tendría que responder que no, que aún no lo he hecho, y ni siquiera sé si algún día lo llegue a lograr.
He buscado algunos sinónimos para la palabra sentido y he encontrado los siguientes: "entendimiento, juicio, conocimiento, razonamiento, significado, interpretación, finalidad, objeto, dirección...".
Lo más usual sería que al intentar hallar un sentido en nuestras vidas, iniciemos primeramente un proceso que involucra a la razón, y de esta manera analizamos nuestra situación principalmente desde una perspectiva cerebral. Vamos, estamos educados para ello, y por lo tanto estamos acostumbrados a hacerlo de esta forma. Al enfrentarnos ante algo que no entendemos, solemos buscar una explicación lógica. Yo lo he intentado en innumerables ocasiones y aún lo continúo haciendo en noches lluviosas como éstas, pero casi siempre termino haciéndome más bolas y entendiendo cada vez menos. Los resultados que obtengo de esta manera a menudo me dejan insatisfecho y con un gran vacío en el fondo del pecho.
Quizás ésta sea la razón por la cual me he inclinado hacia mi lado espiritual, como muchos millones de personas en el mundo, para intentar darle respuestas a aquello que ignoro. Aunque he descubierto, que por sí sola, la espiritualidad tampoco me ha ayudado a alcanzar un pleno entendimiento del sentido de mi vida.
Aquí lo curioso me parece un detalle del cual apenas he caído en cuenta. ¿Se fijan que tanto en español como en inglés la palabra sentido también hace referencia a las sensaciones o "senses", lo cual nos remite a sentimientos o "feelings"? Otra definición que nos da el diccionario es la siguiente: "que incluye sentimiento; facultad mediante la cual perciben el hombre y los animales la impresión de los objetos exteriores a través de ciertos órganos".
Deduzco, pues, que también podemos utilizar nuestro cuerpo para intentar alcanzar el significado de nuestras vidas, y nuestro corazón para condimentar sentimentalmente dicha interpretación. No sé si me explique, pero últimamente más que tratar de quebrarme la cabeza para encontrarle un sentido a mi vida, he pretendido encontrarme la vida con los sentidos.
Porque la vida puede ser tan agria como un limón, o tan dulce como la miel; tan oscura como la cueva de un oso, o tan brillante y hermosa como un diamante; tan melodiosa como una sinfonía orquestada por jilgueros, o tan estruendosa como una céntrica avenida; tan aromática como la hierba en las mañanas, o tan hedionda como el azufre; tan suave como la piel de un bebé, o tan áspera como una lija.
Me dirán que exagero y que cosas como éstas quedan sobreentendidas, pero esto es precisamente lo que quiero evitar: el sobreentender; el dar por hecho las cosas, el dar por entendido el mundo, el caer en la costumbre, en el aburrimiento, el morir en vida. Quiero despertar cada mañana y volver a descubrir el sabor que tiene el jugo de manzana. Una y otra vez, y nunca darlo por hecho; encontrar cada día algún detalle en su sabor que se me haya escapado, y empaparme de él. En pocas palabras, quiero vivir y darme cuenta de que estoy vivo, para entonces intentar explicarme el sentido de mi vida.
Y es que a fin de cuentas, las cosas carecen de sentido, como diría Henry Miller. Somos nosotros los que les brindamos un significado, y de esta manera les otorgamos un lugar en nuestra existencia. El amor y el odio, lo blanco y lo negro, la derecha y la izquierda, la noche y el día, el hombre y la mujer, los iguales y los distintos, los sentidos y los sin sentidos.
Pero para alcanzar una comprensión total del sentido de nuestras vidas, es preciso el equilibrio. Gracias a esta atinada aseveración deducimos que el significado de nuestras existencias debe alcanzarse utilizando equilibradamente la mente, el alma, el cuerpo y el corazón. Cosa en extremo difícil, para no llamarla utópica o idealista. Acción que requiere de una disciplina extrema, y de muchos años de experiencia en esta ocupación denominada vivir. Es así que afirmo que quizás nunca llegue a cruzar esa meta.
Ha habido tipos excelentes como Fromm o Jesucristo, quienes han dicho que el amor debe ser la razón misma de nuestra existencia, y de que debe estar por encima de todas las cosas: "Ámense los unos a los otros...". "El amor es la única forma de alcanzar el conocimiento total...". Aquí parafraseo al buen Erich: "El acto de amar trasciende los pensamientos, las palabras. Nos llega a explicar lo que realmente es la vida, cómo es la vida. Satisface nuestro deseo de saber cómo son las cosas. Te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos, y en el acto de fusión me descubro, nos descubro a ambos, descubro al hombre." Cuando esta acción es ejercida, y es correspondida, la volcamos hacia nuestro interior, resultando en algo que llega a ser delicioso y sin comparación. Nos iluminamos, en pocas palabras.
Sin embargo, también han existido hombres cuyo sentido de la vida se ha centrado en el odio, la ambición, el egoísmo, etc. O aquellos que dedican la mitad de su vida a hacer desgraciada a la otra mitad. Por eso, como explicaba el maestro Confucio: "Aprende a vivir bien, y sabrás morir bien."
Ahora que si me preguntan si conozco la dirección hacia la cual he encauzado mi vida, les respondería como alguna vez lo hizo un ex presidente mexicano: irremediablemente deseo que sea hacia arriba y hacia adelante. Si me cuestionaran en cuanto al significado que he logrado obtener de mi existencia, les replicaría que aún no he logrado extraer nada rescatable de los profundos pozos de mi ser. Continúo como un papalote ondeando en el viento. Pero creo poseer algunas herramientas que me ayudarán en mi empeño (las cuales seguramente no serán ni las más atinadas ni las más apropiadas).
En primera, emplearé una palabra: dar. Y volveré a citar a Fromm:
"No es rico el que tiene mucho, sino el que da mucho. Sin embargo, la esfera más importante del dar no es la de las cosas materiales, sino el dominio de lo específicamente humano. ¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él: da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza...".
En segunda, utilizaré otras dos palabras de las cuales soy muy afecto: creer y querer.
Creo en el amor, quiero amar y ser amado; creo en la amistad, quiero tener amigos y ser amigo de mis amigos; creo en los sueños y quiero que se vuelvan realidad; creo en Dios y quiero tener fe en él; creo en la vida y quiero vivir; creo en la vejez y quiero levantarme viejo, sentirme tranquilo y satisfecho de mí mismo; creo en el mundo y quiero su conservación; creo en la gente y quiero creerle; creo en la inocencia y quiero creer cuando me dicen que la luna está hecha de queso; creo en la verdad y quiero alcanzarla; creo en la felicidad y quiero ser feliz; creo en el querer y quiero creer...
Cuando me preguntan si he encontrado el sentido de mi vida, les tendría que responder que no, que aún no lo he hecho, y ni siquiera sé si algún día lo llegue a lograr.
He buscado algunos sinónimos para la palabra sentido y he encontrado los siguientes: "entendimiento, juicio, conocimiento, razonamiento, significado, interpretación, finalidad, objeto, dirección...".
Lo más usual sería que al intentar hallar un sentido en nuestras vidas, iniciemos primeramente un proceso que involucra a la razón, y de esta manera analizamos nuestra situación principalmente desde una perspectiva cerebral. Vamos, estamos educados para ello, y por lo tanto estamos acostumbrados a hacerlo de esta forma. Al enfrentarnos ante algo que no entendemos, solemos buscar una explicación lógica. Yo lo he intentado en innumerables ocasiones y aún lo continúo haciendo en noches lluviosas como éstas, pero casi siempre termino haciéndome más bolas y entendiendo cada vez menos. Los resultados que obtengo de esta manera a menudo me dejan insatisfecho y con un gran vacío en el fondo del pecho.
Quizás ésta sea la razón por la cual me he inclinado hacia mi lado espiritual, como muchos millones de personas en el mundo, para intentar darle respuestas a aquello que ignoro. Aunque he descubierto, que por sí sola, la espiritualidad tampoco me ha ayudado a alcanzar un pleno entendimiento del sentido de mi vida.
Aquí lo curioso me parece un detalle del cual apenas he caído en cuenta. ¿Se fijan que tanto en español como en inglés la palabra sentido también hace referencia a las sensaciones o "senses", lo cual nos remite a sentimientos o "feelings"? Otra definición que nos da el diccionario es la siguiente: "que incluye sentimiento; facultad mediante la cual perciben el hombre y los animales la impresión de los objetos exteriores a través de ciertos órganos".
Deduzco, pues, que también podemos utilizar nuestro cuerpo para intentar alcanzar el significado de nuestras vidas, y nuestro corazón para condimentar sentimentalmente dicha interpretación. No sé si me explique, pero últimamente más que tratar de quebrarme la cabeza para encontrarle un sentido a mi vida, he pretendido encontrarme la vida con los sentidos.
Porque la vida puede ser tan agria como un limón, o tan dulce como la miel; tan oscura como la cueva de un oso, o tan brillante y hermosa como un diamante; tan melodiosa como una sinfonía orquestada por jilgueros, o tan estruendosa como una céntrica avenida; tan aromática como la hierba en las mañanas, o tan hedionda como el azufre; tan suave como la piel de un bebé, o tan áspera como una lija.
Me dirán que exagero y que cosas como éstas quedan sobreentendidas, pero esto es precisamente lo que quiero evitar: el sobreentender; el dar por hecho las cosas, el dar por entendido el mundo, el caer en la costumbre, en el aburrimiento, el morir en vida. Quiero despertar cada mañana y volver a descubrir el sabor que tiene el jugo de manzana. Una y otra vez, y nunca darlo por hecho; encontrar cada día algún detalle en su sabor que se me haya escapado, y empaparme de él. En pocas palabras, quiero vivir y darme cuenta de que estoy vivo, para entonces intentar explicarme el sentido de mi vida.
Y es que a fin de cuentas, las cosas carecen de sentido, como diría Henry Miller. Somos nosotros los que les brindamos un significado, y de esta manera les otorgamos un lugar en nuestra existencia. El amor y el odio, lo blanco y lo negro, la derecha y la izquierda, la noche y el día, el hombre y la mujer, los iguales y los distintos, los sentidos y los sin sentidos.
Pero para alcanzar una comprensión total del sentido de nuestras vidas, es preciso el equilibrio. Gracias a esta atinada aseveración deducimos que el significado de nuestras existencias debe alcanzarse utilizando equilibradamente la mente, el alma, el cuerpo y el corazón. Cosa en extremo difícil, para no llamarla utópica o idealista. Acción que requiere de una disciplina extrema, y de muchos años de experiencia en esta ocupación denominada vivir. Es así que afirmo que quizás nunca llegue a cruzar esa meta.
Ha habido tipos excelentes como Fromm o Jesucristo, quienes han dicho que el amor debe ser la razón misma de nuestra existencia, y de que debe estar por encima de todas las cosas: "Ámense los unos a los otros...". "El amor es la única forma de alcanzar el conocimiento total...". Aquí parafraseo al buen Erich: "El acto de amar trasciende los pensamientos, las palabras. Nos llega a explicar lo que realmente es la vida, cómo es la vida. Satisface nuestro deseo de saber cómo son las cosas. Te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos, y en el acto de fusión me descubro, nos descubro a ambos, descubro al hombre." Cuando esta acción es ejercida, y es correspondida, la volcamos hacia nuestro interior, resultando en algo que llega a ser delicioso y sin comparación. Nos iluminamos, en pocas palabras.
Sin embargo, también han existido hombres cuyo sentido de la vida se ha centrado en el odio, la ambición, el egoísmo, etc. O aquellos que dedican la mitad de su vida a hacer desgraciada a la otra mitad. Por eso, como explicaba el maestro Confucio: "Aprende a vivir bien, y sabrás morir bien."
Ahora que si me preguntan si conozco la dirección hacia la cual he encauzado mi vida, les respondería como alguna vez lo hizo un ex presidente mexicano: irremediablemente deseo que sea hacia arriba y hacia adelante. Si me cuestionaran en cuanto al significado que he logrado obtener de mi existencia, les replicaría que aún no he logrado extraer nada rescatable de los profundos pozos de mi ser. Continúo como un papalote ondeando en el viento. Pero creo poseer algunas herramientas que me ayudarán en mi empeño (las cuales seguramente no serán ni las más atinadas ni las más apropiadas).
En primera, emplearé una palabra: dar. Y volveré a citar a Fromm:
"No es rico el que tiene mucho, sino el que da mucho. Sin embargo, la esfera más importante del dar no es la de las cosas materiales, sino el dominio de lo específicamente humano. ¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él: da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza...".
En segunda, utilizaré otras dos palabras de las cuales soy muy afecto: creer y querer.
Creo en el amor, quiero amar y ser amado; creo en la amistad, quiero tener amigos y ser amigo de mis amigos; creo en los sueños y quiero que se vuelvan realidad; creo en Dios y quiero tener fe en él; creo en la vida y quiero vivir; creo en la vejez y quiero levantarme viejo, sentirme tranquilo y satisfecho de mí mismo; creo en el mundo y quiero su conservación; creo en la gente y quiero creerle; creo en la inocencia y quiero creer cuando me dicen que la luna está hecha de queso; creo en la verdad y quiero alcanzarla; creo en la felicidad y quiero ser feliz; creo en el querer y quiero creer...
El sentido de la vida
Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea, es decir, cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno, en cada instante en particular.
La esencia de existir consiste en la capacidad del ser humano para responder responsablemente a estas demandas de la vida.
La esencia de existir consiste en la capacidad del ser humano para responder responsablemente a estas demandas de la vida.
LOS SIGNOS DE PASCUA
El evangelio de Juan se expresa más con signos que con palabras. Notemos en comienzo del evangelio de las misas de Pascua. Ausencia de Jesús, noche, puertas cerradas, miedo...Aparece Jesús, se coloca en medio, paz, alegría, Espíritu Santo; quien no experimenta esa presencia no cree (Tomás). Juan se empeña en iluminar el camino de la fe en la resurrección de Jesús. Al evangelista le interesan los testimonios de fe para animar a los cristianos de finales del siglo primero y a nosotros hoy. Porque siempre se repiten las dificultades de fe de Tomas o María Magdalena. La comunidad cristiana con Jesús en medio es un signo visible y palpable de la resurrección. Como él fue enviado por el Padre, nosotros ahora comos enviados por Jesús. Somos sus manos, sus pies, sus labios, su corazón para revelar el amor del Padre.
PRESENCIA PASCUAL
En este tiempo de Pascua los signos de Cristo Resucitado son muy expresivos. La segunda aparición pascual que presenta Juan en su evangelio también está cargada de simbolismos. Presenta a Jesús a la orilla del lago, en la tierra firme de la eternidad, mientras que los discípulos bregan en las aguas de la vida. Dirigidos por Pedro, son pescadores de hombres (los peces grandes), pero no pueden pescar nada sin Jesús. Traerán finalmente al Señor 153 peces, número que simboliza la enorme cantidad de personas que tendremos el gran encuentro con Cristo en la orilla de la eternidad. No cabe duda de que el encuentro final pasa por los encuentros de cada día en esta orilla de la vida y en el compartir comida. Lo que quiere decir que la resurrección debe vivirse en la vida cotidiana. El partir y compartir el pan de la vida y de la eucaristía sigue siendo para los cristianos de antes y de ahora uno de los grandes signos de la presencia del Resucitado.
Domingo de Resurrección y Tiempo Pascual
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Contempla los lugares donde Cristo se apareció después de Su Resurrección. El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión. Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo. La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles. Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte. En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar? Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre. San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14) Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios. Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido. La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte. La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico. Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo. Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.
SER CRISTIANO
Ser cristiano no significa tener conocimientos sobre Jesús o defender unas doctrinas sobre él. Ser cristiano es más bien conocer a Jesús, encontrarle, tener la certeza de que está presente en el otro, en su Palabra, en la Eucaristía. Es tener una relación personal con él. ¿Soy capaz de reconocer a Jesús por medio de mis hermanos, por medio de su palabra?
lunes, 29 de marzo de 2010
NO COMENT, BO, SÍ: ¿SERÀ PRECÍS?
jueves, 18 de marzo de 2010
COSAS LEJANAS / COSAS CERCANAS
La antropología cultural o social es la rama de la antropología que se ocupa de la descripción y análisis de las culturas. Es una especialidad de la antropología general que basa su estudio en el conocimiento del hombre por medio de sus costumbres, relaciones parentales, estructuras políticas y económicas, urbanismo, medios de alimentación, salubridad, mitos, creencias y relaciones de los grupos humanos con el ecosistema.
La concepción dominante en Occidente hasta el siglo XIX que distinguía a las civilizaciones dominantes de los estadios inferiores de desarrollo de la evolución cultural de las sociedades humanas: el estado de barbarie (bárbaros) y el de salvajismo (salvajes o indígenas, los pueblos periféricos o primitivos que se consideraba vivían en "estado de naturaleza" o mito del buen salvaje). Contra esta concepción dominante, la antropología cultural sostiene, siguiendo el paradigma del relativismo cultural, que buena parte de las experiencias y conceptos considerados naturales son en realidad construcciones culturales que comprenden las reglas según las cuales se clasifica la experiencia, se reproduce esta clasificación en sistemas simbólicos y se conserva y difunde esta clasificación.
Uno de los temas principales de la antropología cultural, por lo tanto, es la relación entre los rasgos universales de la naturaleza humana y la forma en que se plasma en culturas distintas. El estudio de las razones de las diferencias culturales —motivadas por razones ambientales o históricas—, y de la organización de estas en sistemas globales ha ocupado también buena parte de los esfuerzos de la disciplina.
Los hombres, como otro animales sociales, viven en grupos más o menos organizados, a los que se denominan sociedades. Los miembros de las sociedades humanas comparten siempre numerosos modos o estilos de comportamiento que, tomados en conjunto, constituyen su cultura. Un debate intelectual muy antiguo (que data de al menos la Ilustración) si cada sociedad humana posee su cultura propia, distinta en su integridad de cualquier otra sociedad, y si los conceptos de civilización y cultura son asimilables o no.
La concepción dominante en Occidente hasta el siglo XIX que distinguía a las civilizaciones dominantes de los estadios inferiores de desarrollo de la evolución cultural de las sociedades humanas: el estado de barbarie (bárbaros) y el de salvajismo (salvajes o indígenas, los pueblos periféricos o primitivos que se consideraba vivían en "estado de naturaleza" o mito del buen salvaje). Contra esta concepción dominante, la antropología cultural sostiene, siguiendo el paradigma del relativismo cultural, que buena parte de las experiencias y conceptos considerados naturales son en realidad construcciones culturales que comprenden las reglas según las cuales se clasifica la experiencia, se reproduce esta clasificación en sistemas simbólicos y se conserva y difunde esta clasificación.
Uno de los temas principales de la antropología cultural, por lo tanto, es la relación entre los rasgos universales de la naturaleza humana y la forma en que se plasma en culturas distintas. El estudio de las razones de las diferencias culturales —motivadas por razones ambientales o históricas—, y de la organización de estas en sistemas globales ha ocupado también buena parte de los esfuerzos de la disciplina.
Los hombres, como otro animales sociales, viven en grupos más o menos organizados, a los que se denominan sociedades. Los miembros de las sociedades humanas comparten siempre numerosos modos o estilos de comportamiento que, tomados en conjunto, constituyen su cultura. Un debate intelectual muy antiguo (que data de al menos la Ilustración) si cada sociedad humana posee su cultura propia, distinta en su integridad de cualquier otra sociedad, y si los conceptos de civilización y cultura son asimilables o no.
EL CHOQUE CULTURAL
El "choque cultural" o tensión que se genera cuando entramos en contacto con otras culturas distintas de la nuestra puede ser categorizado desde cuatro perspectivas:
Choque de entrada: Se trata de la desorientación que afecta al antropólogo cuando entra en contacto con la cultura que va a estudiar. Puede tener consecuecias psicológicas o físicas, tanto de tipo negativo (depresión, enfermedades, añoranza, sentimiento de inferioridad, cuestionamiento por la validez de su investigación o por su propia competencia) como positivo (expectación, fascinación, ilusión, curiosidad).
Choque de salida: Tiene el carácter opuesto al anterior, pues se produce en el antropólogo cuando termina el trabajo de campo y vuelve a su cultura de origen. Habrá muchas cosas que le resulten extrañas, como si las hubiera visto por primera vez. Es frecuente que el antropólogo sea visto como una persona rara en los contextos sociales de su propia cultura. Adicionalmente, la finalización de su trabajo puede convertirse en un momento doloroso al despedirse (muchas veces para siempre) de las personas que le acogieron durante sus estancia en el campo, con las que estableció gran amistad y que en ocasiones llegaron tal vez a salvarle la vida.
Choque nativo de entrada: No sólo el antropólogo sufre un choque cultural. También lo sufren las personas que lo reciben. Esto puede tener importantes consecuencias para el antropólogo. La gente sentirá expectativas hacia él, surgirán celos, miedo a que se altere la vida de la aldea, temor a que el antropólogo descubra secretos o tramas de poder hacia determinadas personas. Este tipo de circunstancias pueden incluso poner en peligro la vida del investigador.
Choque nativo de salida: Generalmente se produce una fuerte añoranza y tristeza por parte de los nativos cuando el antropólogo se despide. Con frecuencia se producirán intereses por parte de personas que quieran viajar o visitar el lugar de origen del antropólogo, o simplemente que deseen utilizar su amistad con él para lograr una vida distinta y salir de la aldea.
Choque de entrada: Se trata de la desorientación que afecta al antropólogo cuando entra en contacto con la cultura que va a estudiar. Puede tener consecuecias psicológicas o físicas, tanto de tipo negativo (depresión, enfermedades, añoranza, sentimiento de inferioridad, cuestionamiento por la validez de su investigación o por su propia competencia) como positivo (expectación, fascinación, ilusión, curiosidad).
Choque de salida: Tiene el carácter opuesto al anterior, pues se produce en el antropólogo cuando termina el trabajo de campo y vuelve a su cultura de origen. Habrá muchas cosas que le resulten extrañas, como si las hubiera visto por primera vez. Es frecuente que el antropólogo sea visto como una persona rara en los contextos sociales de su propia cultura. Adicionalmente, la finalización de su trabajo puede convertirse en un momento doloroso al despedirse (muchas veces para siempre) de las personas que le acogieron durante sus estancia en el campo, con las que estableció gran amistad y que en ocasiones llegaron tal vez a salvarle la vida.
Choque nativo de entrada: No sólo el antropólogo sufre un choque cultural. También lo sufren las personas que lo reciben. Esto puede tener importantes consecuencias para el antropólogo. La gente sentirá expectativas hacia él, surgirán celos, miedo a que se altere la vida de la aldea, temor a que el antropólogo descubra secretos o tramas de poder hacia determinadas personas. Este tipo de circunstancias pueden incluso poner en peligro la vida del investigador.
Choque nativo de salida: Generalmente se produce una fuerte añoranza y tristeza por parte de los nativos cuando el antropólogo se despide. Con frecuencia se producirán intereses por parte de personas que quieran viajar o visitar el lugar de origen del antropólogo, o simplemente que deseen utilizar su amistad con él para lograr una vida distinta y salir de la aldea.
TAREA ANTROPOLÓGICA
El trabajo de campo en Antropología se compone de tres elementos (Mefcalf, P., 2005: Anthropology, the Basics):
Residencia durante un largo espacio de tiempo: Bronislav Malinowski fue uno de los antropólogos pioneros en la práctica del trabajo de campo. Estableció su tienda en la aldea Kiriwina, en las Islas Trobiand, donde permaneció viviendo durante su exilio de Inglaterra. Hoy en día no es necesario llevar una tienda de campaña y suele haber reglas definidas sobre cómo obtener y recibir la hospitalidad en una comunidad o poblado. Una de las primeras acciones que debe hacer el antropólogo al llegar al lugar de campo es establecer contacto con sus líderes políticos o religiosos. Existirán numerosos problemas y reacciones entre la gente hasta que se acostumbren a la presencia del nuevo visitante. La duración mínima para lograr una completa inmersión oscila entre uno y dos años.
Inmersión lingüística: En sentido estricto, el trabajo de campo implica el uso de una nueva lengua por parte del investigador. La razón es casi obvia: utilizar un lenguaje completamente distinto al propio es también un indicador de nuestra disposición para entrar en "otras" formas de pensamiento. Un antropólogo no es un turista. No le basta aprender una serie de frases comunes para saber una dirección o poder reservar la habitación de un hotel. Por el contrario, necesita tener fluidez para comunicarse lo antes posible con la cultura o los problemas que quiere documentar y la gente con la que va a convivir.
Observación participante: Este es tal vez el aspecto más dificil de lograr en el trabajo de campo. Básicamente significa que el antropólogo se convierte en un elemento más dentro de la vida de la gente, haciendo las mismas actividades que hacen ellos. Sin embargo, este es un objetivo que sólo se suele conseguir de manera parcial. En buena parte de los casos, los antropólogos simplemente son técnica o físicamente incompetentes para realizar las mismas actividades de la gente del lugar. Sin embargo, lo importante es que al menos exista un "intento" de implicarse en la vida de las personas con las que está conviviendo.
Si bien no todos los antropólogos llevan a cabo de manera estricta los requisitos relacionados aquí para la realización de su trabajo de campo, los especialistas mejor preparados para estudiar elementos culturales en entornos occidentales siempre han realizado con anterioridad un trabajo en profundidad basado en estos términos.
Residencia durante un largo espacio de tiempo: Bronislav Malinowski fue uno de los antropólogos pioneros en la práctica del trabajo de campo. Estableció su tienda en la aldea Kiriwina, en las Islas Trobiand, donde permaneció viviendo durante su exilio de Inglaterra. Hoy en día no es necesario llevar una tienda de campaña y suele haber reglas definidas sobre cómo obtener y recibir la hospitalidad en una comunidad o poblado. Una de las primeras acciones que debe hacer el antropólogo al llegar al lugar de campo es establecer contacto con sus líderes políticos o religiosos. Existirán numerosos problemas y reacciones entre la gente hasta que se acostumbren a la presencia del nuevo visitante. La duración mínima para lograr una completa inmersión oscila entre uno y dos años.
Inmersión lingüística: En sentido estricto, el trabajo de campo implica el uso de una nueva lengua por parte del investigador. La razón es casi obvia: utilizar un lenguaje completamente distinto al propio es también un indicador de nuestra disposición para entrar en "otras" formas de pensamiento. Un antropólogo no es un turista. No le basta aprender una serie de frases comunes para saber una dirección o poder reservar la habitación de un hotel. Por el contrario, necesita tener fluidez para comunicarse lo antes posible con la cultura o los problemas que quiere documentar y la gente con la que va a convivir.
Observación participante: Este es tal vez el aspecto más dificil de lograr en el trabajo de campo. Básicamente significa que el antropólogo se convierte en un elemento más dentro de la vida de la gente, haciendo las mismas actividades que hacen ellos. Sin embargo, este es un objetivo que sólo se suele conseguir de manera parcial. En buena parte de los casos, los antropólogos simplemente son técnica o físicamente incompetentes para realizar las mismas actividades de la gente del lugar. Sin embargo, lo importante es que al menos exista un "intento" de implicarse en la vida de las personas con las que está conviviendo.
Si bien no todos los antropólogos llevan a cabo de manera estricta los requisitos relacionados aquí para la realización de su trabajo de campo, los especialistas mejor preparados para estudiar elementos culturales en entornos occidentales siempre han realizado con anterioridad un trabajo en profundidad basado en estos términos.
El trabajo de campo es por excelencia el elemento que define la labor de un antropólogo/a. No es algo que pueda aprenderse en un aula ni leyendo un libro. El trabajo de campo puede entenderse como una relación de elementos que facilitan el control del llamado "choque cultural", es decir, la tensión que se genera cuando entramos en contacto con otras culturas distintas a la nuestra.
CAMPOS DE LA ANTROPOLOGÍA
Ciencia que estudia las características físico-biológicas y socioculturales de las sociedades humanas, así como el complejo de sus producciones técnicas y artísticas comunitarias, sus creencias espirituales, y sus relaciones con su entorno humano y natural, desde una perspectiva tanto sincrónica como diacrónica, y atendiendo a las cuestiones de sus orígenes, evolución, estructura, significado y función.
¿QUÉ ES LA ANTROPOLOGÍA?
Ciencia que estudia las características físico-biológicas y socioculturales de las sociedades humanas, así como el complejo de sus producciones técnicas y artísticas comunitarias, sus creencias espirituales, y sus relaciones con su entorno humano y natural, desde una perspectiva tanto sincrónica como diacrónica, y atendiendo a las cuestiones de sus orígenes, evolución, estructura, significado y función.
miércoles, 17 de marzo de 2010
LES BARQUES DE L'ALBUFERA
Com diuen que qui no té feina Déu li'n dona ara estic realitzant un treball al voltant de "les barques de l'Albufera de València". El resultat espere vore'l prompte. De moment informaciò sí que en tinc molta, massa diria jo, però espere poder posar-la en ordre i assolir com toca el treball que m'he proposat dur a terme.
martes, 16 de marzo de 2010
PADRE CON AMOR DE MADRE
CUARESMA
La Cuaresma es un tiempo propicio para reflexionar sobre la marcha de la fe y para profundizar en la Palabra de Dios. Ya se anunció en la liturgia del primer domingo de cuaresma, que no sólo de pan vive el hombre. Las reflexiones que aquí te ofrecemos quieren ser una ayuda; tú tienes que poner el resto. ¡Dios te ayude!
EL DIOS MISERICORDIOSO DE JESÚS
El evangelio del Padre misericordioso subraya el rostro del Dios bueno que comenzamos a descubrir el domingo pasado. Es un Dios con entrañas de madre que se da a los dos hijos por igual. Al pequeño le devuelve su dignidad de hijo y le reintegra en el grupo familiar con los máximos gestos de ternura que cabría esperar. Al mayor, que nunca se había marchado físicamente de casa pero que se había sentido en ella como siervo, le recuerda su dignidad de hijo y de hermano, saliendo a su encuentro igual que había hecho con el hijo menor. Es una parábola para contemplarla y exclamar después con el salmo: “Gustad y ved qué bueno es el Señor”. ¿A qué me invitan las lecturas de este cuarto domingo de cuaresma?
SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ
SÚPLICA A SAN JOSÉ
José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.
José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.
VIVIR LA VIDA
La vida es una oportunidad, aprovéchala.La vida es belleza, admírala.La vida es beatitud, saboréala.La vida es sueño, hazlo realidad.La vida es un reto, afróntalo.La vida es un deber, cúmplelo.La vida es un juego, juégalo.La vida es preciosa, cuídala.La vida es riqueza, consérvala.La vida es amor, gózala.La vida es misterio, devélalo.La vida es promesa, cúmplela.La vida es tristeza, supérala.La vida es himno, cántalo.La vida es combate, acéptalo.La vida es una tragedia, domínala.La vida es aventura, arrástrala.La vida es felicidad, merécela.La vida es la vida, defiéndela.
miércoles, 3 de marzo de 2010
ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL
A MIS SEGUIDORES
No. No he partido hacia una vida mejor. Lo que ocurre es que estoy un poco ocupado y tengo algunas cosas entre manos que necesito concluir este curso. En concreto mis estudios de Antropología Social y Cultural. Y como quien algo quiere algo le cuesta pues estoy haciendo un esfuerzo extra para conseguir este propósito. Así que paciencia porque a veces el tiempo pasa y no nos damos cuenta de muchas cosas.
domingo, 14 de febrero de 2010
COMPROMISO Y LIBERTAD
En una reciente encuesta publicada en España se podía ver que a mas del 80% de los jóvenes de 14 a 25 años les parecía que era muy bueno ayudar a los demás y hacer algo para que el mundo sea mejor. Cuando se preguntó a esos mismos jóvenes si dedicaban algún tiempo a hacer algo concreto para ayudar a los demás y hacer un mundo mejor (en familia, colaborando con ONGs , etc) la respuesta afirmativa estaba por debajo del 10%.
Hay algo que no cuadra: consideran algo como muy bueno , quieren hacer el bien ...... pero muy pocos lo hacen. ¿A que se debe ésta contradicción?
Creo que buena parte se debe a la educación que damos a nuestros hijos en casa y en el colegio. Un tipo de educación que potenciada por los medios de comunicación les lleva a identificar amor con sentimiento, lo bueno con lo que les agrada y la libertad con poder hacer lo que les apetezca huyendo de todo compromiso.
En nuestra sociedad se da cada vez mas y no solo entre los adolescentes sino también entre los adultos la falta de compromiso. La incapacidad no ya para comprometer la vida sino para comprometerse de una semana para otra. Cada vez se es mas esclavo de lo que apetece en cada momento.
Esa es la gran tragedia de un Occidente lleno de bienestar y ansioso de seguridades. Ante el deseo innato de entrega, de amar y de hacer el bien surgen los miedos al compromiso.
La libertad y la felicidad tienen mucho mas que ver con el compromiso y la lucha diaria por ser fiel que con la comodidad, el placer o la apetencia.
Hay algo que no cuadra: consideran algo como muy bueno , quieren hacer el bien ...... pero muy pocos lo hacen. ¿A que se debe ésta contradicción?
Creo que buena parte se debe a la educación que damos a nuestros hijos en casa y en el colegio. Un tipo de educación que potenciada por los medios de comunicación les lleva a identificar amor con sentimiento, lo bueno con lo que les agrada y la libertad con poder hacer lo que les apetezca huyendo de todo compromiso.
En nuestra sociedad se da cada vez mas y no solo entre los adolescentes sino también entre los adultos la falta de compromiso. La incapacidad no ya para comprometer la vida sino para comprometerse de una semana para otra. Cada vez se es mas esclavo de lo que apetece en cada momento.
Esa es la gran tragedia de un Occidente lleno de bienestar y ansioso de seguridades. Ante el deseo innato de entrega, de amar y de hacer el bien surgen los miedos al compromiso.
La libertad y la felicidad tienen mucho mas que ver con el compromiso y la lucha diaria por ser fiel que con la comodidad, el placer o la apetencia.
COMPROMETERSE
Amigo mío: quiero hacerte dos preguntas, que me parecen importantes, decisivas: ¿Vale la pena entregarse para toda la vida? ¿Es el ser humano capaz de tal decisión?
La alegría sólo se encuentra dándose. Es una consecuencia. Y, me parece, vivimos en un mundo cargado de tristeza. Algo tendrá que ver con la entrega, digo yo. La entrega de lo que soy y tengo.
"El compromiso para ofrecer en primera persona una contribución propia ante las necesidades de este mundo es una gran cosa. ¡Buscad las ocasiones para hacer el bien! ¡El mundo necesita de esta voluntad, necesita de este compromiso! Y luego quizás una palabra sería: ¡el valor de decisiones definitivas! El mundo está en movimiento de manera dramática: ahora puedo disponer continuamente de mi vida entera con todos sus imprevisibles eventos futuros: con una decisión definitiva ¿no ato mi libertad y no me privo de la libertad de movimiento? Despertar el valor de osar decisiones definitivas, que en realidad son las únicas que hacen posible el crecimiento, el camino hacia adelante y el alcanzar cualquier cosa importante en la vida, las únicas que no destruyen la libertad, si no que le ofrecen la justa dirección en el espacio. Arriesgar esto, este salto -por así decir- en el definitivo, y con eso acoger plenamente la vida, esto es algo que con dicha quisiera poder comunicar".
Amigo mío, te invito a probar. Creo que vale la pena.
La alegría sólo se encuentra dándose. Es una consecuencia. Y, me parece, vivimos en un mundo cargado de tristeza. Algo tendrá que ver con la entrega, digo yo. La entrega de lo que soy y tengo.
"El compromiso para ofrecer en primera persona una contribución propia ante las necesidades de este mundo es una gran cosa. ¡Buscad las ocasiones para hacer el bien! ¡El mundo necesita de esta voluntad, necesita de este compromiso! Y luego quizás una palabra sería: ¡el valor de decisiones definitivas! El mundo está en movimiento de manera dramática: ahora puedo disponer continuamente de mi vida entera con todos sus imprevisibles eventos futuros: con una decisión definitiva ¿no ato mi libertad y no me privo de la libertad de movimiento? Despertar el valor de osar decisiones definitivas, que en realidad son las únicas que hacen posible el crecimiento, el camino hacia adelante y el alcanzar cualquier cosa importante en la vida, las únicas que no destruyen la libertad, si no que le ofrecen la justa dirección en el espacio. Arriesgar esto, este salto -por así decir- en el definitivo, y con eso acoger plenamente la vida, esto es algo que con dicha quisiera poder comunicar".
Amigo mío, te invito a probar. Creo que vale la pena.
SER PERSONA
SÍ, VALE LA PENA
Vale la pena ser hombre, vale la pena ser alto o bajo, sano o enfermo, gigante o enano, listo y hábil o dismuido psíquica o físicamente. Si alguno es leproso, ¡vale la pena ser leproso! ¡vale la pena ser tetrapléjico! ¡vale la pena ser ciego, cojo, manco, tonto, epiléptico, desvalido, pobre, abandonado de todos, vilipendiado, calumniado, marginado... vale la pena cualquier cosa que el mundo imponga por cruel que sea o parezca, por cansado que resulte, por agobiante o doloroso. Esta es la respuesta del Verbo hecho carne: ¡vale la pena! Cristo lo hubiera sido todo si hubiese sido menester. Y lo es en cierto modo. Ha sufrido lo equivalente, y moralmente muchísimo más.¿Qué quiere decir «vale la pena»? Que hay pena, pero por grande que sea, lleva consigo una compensación sobrada: «Por eso, no desmayamos antes bien, aunque nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando de día en día. Porque la leve tribulación de un instante se convierte para nosotros, incomparablemente, en una gloria eterna y consistente, a cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles, pues las visibles son pasajeras, en cambio las invisibles, eternas» (2 Cor 4, 16-18). Pues bien, si «una leve tribulación» se ve compensada de tal modo, ¿qué sucederá con una tribulación mediana o extrema?
El poder de un compromiso
En un estudio se le pidió a muchas personas compartir ideas afines al valor del compromiso. Vale la pena mirarlas y ver con cuáles te identificas: pasión, entrega, cumplimiento, lealtad, dar lo mejor, sudar la camiseta, fidelidad, estar ahí, amar lo que se hace.La verdad es que todas esas expresiones son valiosas y nos dan una buena luz sobre lo que es comprometerse. Son las actitudes de los triunfadores y de los que han mejorado el mundo a lo largo de la historia. En la fe o en el arte, la inventiva, la ciencia o el deporte, los mejores han sido seres apasionados y con una entrega total. Por eso, dijo Miguel Ángel: "nadie me llamaría genio si supiera cómo doy lo mejor de mi a pesar de las fatigas".Por la misma razón dijo Edison: "mis inventos son el fruto de un 1 por ciento de inspiración y un 99 por ciento de transpiración", o sea, de compromiso. Por tanto, apasiónate por lo que haces ya que sólo con un firme compromiso alcanzas lo que anhelas. No te rindas como nunca lo hizo el pintor español Goya, quien padeció de sordera, cólicos abdominales y molestos vértigos. No fue nada fácil para él asumir sus limitantes, pero lo hizo y nos dejó valiosas obras. La sordera de un pintor tan especial hizo que se abriera la primera aula para sordos en España. Pero Goya no ha sido el único artista superado, también lo fueron Tolouse Lautrec y Pierre Auguste Renoir en Francia. Lautrec Salió adelante a pesar de su cuerpo contrahecho y su baja estatura de sólo 1,52 metros. Lástima que su vida bohemia y desordenada, además del alcoholismo, deterioraron su salud. Renoir siguió pintando en su edad adulta, soportando una seria artritis reumática con terribles dolores. Pintaba desde su silla de ruedas con un pincel amarrado al dedo que ya no podía manejar; tanto amaba su oficio. Comprometerse es entregarse totalmente a una misión y tener bríos para ir más allá de las dudas, los obstáculos y los contratiempos. Es volar más alto, como lo recuerda este relato: "en los albores de la aviación el fuselaje de los avioncitos era de lona y en esa época sucedió lo siguiente: un joven piloto inglés probaba un endeble monomotor en una peligrosa aventura alrededor del mundo y salió de la India. Alzó el vuelo y, ya lejos, oyó un ruido extraño atrás de su asiento. Entonces miró bien y se dio cuenta que había un ratón a bordo. El animal roía la cobertura de lona, podía destruir su frágil avión, y su vida estaba en gran riesgo. No había un aeropuerto cerca y tenía que librarse de su peligroso e inesperado pasajero. De repente recordó que los ratones no resisten las grandes alturas, y volando cada vez más alto descansó cuando cesó el ruido y se acabó el peligro". Bien, ahora ya sabes qué hacer ante las barreras, la crítica ruin, la envidia y los juicios desalmados. En lugar de bajar el ánimo sólo vuela más alto. Elévate porque las ratas no resisten las alturas. Valora el poder del compromiso.
CAMPAÑA MANOS UNIDAS 2010: "Contra el hambre, defiende la Tierra"
REFLEXIÓN
Hoy, Jesús nos invita a obrar para la gloria de Dios, con el fin de agradar al Padre, que para eso mismo hemos sido creados. Así lo afirma el Catecismo de la Iglesia: «Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación». Éste es el sentido de nuestra vida y nuestro honor: agradar al Padre, complacer a Dios. Éste es el testimonio que Cristo nos dejó. Ojalá que el Padre celestial pueda dar de cada uno de nosotros el mismo testimonio que dio de su Hijo en el momento de su bautizo: «Éste es mi Hijo amado en quien me he complacido» (Mt 3,17). La falta de rectitud de intención sería especialmente grave y ridícula si se produjera en acciones como son la oración, el ayuno y la limosna, ya que se trata de actos de piedad y de caridad, es decir, actos que —per se— son propios de la virtud de la religión o actos que se realizan por amor a Dios. Por tanto, «cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial» (Mt 6,1). ¿Cómo podríamos agradar a Dios si lo que procuramos de entrada es que nos vean y quedar bien —lo primero de todo— delante de los hombres? No es que tengamos que escondernos de los hombres para que no nos vean, sino que se trata de dirigir nuestras buenas obras directamente y en primer lugar a Dios. No importa ni es malo que nos vean los otros: todo lo contrario, pues podemos edificarlos con el testimonio coherente de nuestra acción. Pero lo que sí importa —¡y mucho!— es que nosotros veamos a Dios tras nuestras actuaciones. Y, por tanto, debemos «examinar con mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros intereses, si queremos servir al Señor» (San Gregorio Magno)
Oración, ayuno y limosna verdadero
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. »Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará». (Mt 6,1-6.16-18)
MIÉRCOLES DE CENIZA
Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte. La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia. Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.
ORACIÓN PARA ESTA CUARESMA
Padre nuestro, que estás en el Cielo, durante esta época de arrepentimiento, ten misericordia de nosotros. Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad. Abre nuestros corazones a tu Palabra, sana nuestras heridas del pecado, ayúdanos a hacer el bien en este mundo. Que transformemos la oscuridad y el dolor en vida y alegría. Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
MI DESEO
Que la verdad siempre esté por encima de todo.
Que el perdón y la comprensión
superen las amarguras y las desavenencias.
Que este pequeño mundo virtual sea cada vez más humano.
Que todos mis sueños se transformen en realidad.
Que el amor por el prójimo sea mi meta absoluta.
Que mi jornada de cada día esté repleta de flores.
Que la verdad siempre esté por encima de todo.
Que el perdón y la comprensión
superen las amarguras y las desavenencias.
Que este pequeño mundo virtual sea cada vez más humano.
Que todos mis sueños se transformen en realidad.
Que el amor por el prójimo sea mi meta absoluta.
Que mi jornada de cada día esté repleta de flores.
DOMINGO VI TIEMPO ORDINARIO
Jeremías 17,5-8
Bendito quien confía en el Señor.
Salmo 1
Dichosos el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
1Cor 15,12.16-20
Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido.
Lucas 6,17.20-26
En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»
Bendito quien confía en el Señor.
Salmo 1
Dichosos el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
1Cor 15,12.16-20
Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido.
Lucas 6,17.20-26
En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»
POBREZA vs RIQUEZA
Se adultera el Evangelio siempre que se utilizan las bienaventuranzas para invitar a la resignación ante la miseria y el dolor humanos. Dios quiere la dicha, la felicidad para todos en el más allá y en el aquí y ahora. A través de Jesús nos invita a esforzarnos por alcanzar para todo el mundo, pero nos dice que el camino para conseguirla es el inverso, el opuesto al que se estila en la sociedad actual. El camino hacia la felicidad no pasa por la opulencia, ni por el poder que se alimenta de injusticias: quienes así vivan están condenados al fracaso más rotundo. Elegir la pobreza es descubrir la abundancia compartida; elegir el perdón y la misericordia es vivir la filiación y la fraternidad. Las bienaventuranzas son buena noticia porque comprometen desde una imagen nueva de Dios. En ellas implicó Jesús toda su vida.
Se adultera el Evangelio siempre que se utilizan las bienaventuranzas para invitar a la resignación ante la miseria y el dolor humanos. Dios quiere la dicha, la felicidad para todos en el más allá y en el aquí y ahora. A través de Jesús nos invita a esforzarnos por alcanzar para todo el mundo, pero nos dice que el camino para conseguirla es el inverso, el opuesto al que se estila en la sociedad actual. El camino hacia la felicidad no pasa por la opulencia, ni por el poder que se alimenta de injusticias: quienes así vivan están condenados al fracaso más rotundo. Elegir la pobreza es descubrir la abundancia compartida; elegir el perdón y la misericordia es vivir la filiación y la fraternidad. Las bienaventuranzas son buena noticia porque comprometen desde una imagen nueva de Dios. En ellas implicó Jesús toda su vida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)