domingo, 14 de febrero de 2010

El poder de un compromiso


En un estudio se le pidió a muchas personas compartir ideas afines al valor del compromiso. Vale la pena mirarlas y ver con cuáles te identificas: pasión, entrega, cumplimiento, lealtad, dar lo mejor, sudar la camiseta, fidelidad, estar ahí, amar lo que se hace.La verdad es que todas esas expresiones son valiosas y nos dan una buena luz sobre lo que es comprometerse. Son las actitudes de los triunfadores y de los que han mejorado el mundo a lo largo de la historia. En la fe o en el arte, la inventiva, la ciencia o el deporte, los mejores han sido seres apasionados y con una entrega total. Por eso, dijo Miguel Ángel: "nadie me llamaría genio si supiera cómo doy lo mejor de mi a pesar de las fatigas".Por la misma razón dijo Edison: "mis inventos son el fruto de un 1 por ciento de inspiración y un 99 por ciento de transpiración", o sea, de compromiso. Por tanto, apasiónate por lo que haces ya que sólo con un firme compromiso alcanzas lo que anhelas. No te rindas como nunca lo hizo el pintor español Goya, quien padeció de sordera, cólicos abdominales y molestos vértigos. No fue nada fácil para él asumir sus limitantes, pero lo hizo y nos dejó valiosas obras. La sordera de un pintor tan especial hizo que se abriera la primera aula para sordos en España. Pero Goya no ha sido el único artista superado, también lo fueron Tolouse Lautrec y Pierre Auguste Renoir en Francia. Lautrec Salió adelante a pesar de su cuerpo contrahecho y su baja estatura de sólo 1,52 metros. Lástima que su vida bohemia y desordenada, además del alcoholismo, deterioraron su salud. Renoir siguió pintando en su edad adulta, soportando una seria artritis reumática con terribles dolores. Pintaba desde su silla de ruedas con un pincel amarrado al dedo que ya no podía manejar; tanto amaba su oficio. Comprometerse es entregarse totalmente a una misión y tener bríos para ir más allá de las dudas, los obstáculos y los contratiempos. Es volar más alto, como lo recuerda este relato: "en los albores de la aviación el fuselaje de los avioncitos era de lona y en esa época sucedió lo siguiente: un joven piloto inglés probaba un endeble monomotor en una peligrosa aventura alrededor del mundo y salió de la India. Alzó el vuelo y, ya lejos, oyó un ruido extraño atrás de su asiento. Entonces miró bien y se dio cuenta que había un ratón a bordo. El animal roía la cobertura de lona, podía destruir su frágil avión, y su vida estaba en gran riesgo. No había un aeropuerto cerca y tenía que librarse de su peligroso e inesperado pasajero. De repente recordó que los ratones no resisten las grandes alturas, y volando cada vez más alto descansó cuando cesó el ruido y se acabó el peligro". Bien, ahora ya sabes qué hacer ante las barreras, la crítica ruin, la envidia y los juicios desalmados. En lugar de bajar el ánimo sólo vuela más alto. Elévate porque las ratas no resisten las alturas. Valora el poder del compromiso.

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