La expresión ideología de género «se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo». Así dice la definición que lograron imponer las feministas radicales en la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Beijing en 1995. Ser hombre o ser mujer, según esa definición, no tiene nada que ver con la realidad biológica, sino con las funciones que se han asignado socialmente a uno u otro sexo.Según esta teoría, no se nace hombre o mujer, sino que esta división es el resultado de un proceso social. Al nacer, la sociedad nos asigna a uno u otro «género» en función de nuestra configuración genital. Tras esa asignación inicial, los niños son educados en la masculinidad y las niñas en la feminidad. Hombres y mujeres no existen como tales en estado natural, sino que son únicamente resultado de esos procesos o «construcciones sociales».Para los apasionados defensores de esta «nueva perspectiva», no se deben hacer distinciones porque cualquier diferencia es sospechosa, mala, ofensiva. Buscan establecer una igualdad total entre hombre y mujer: relativizan la noción de sexo de tal manera que, según ellos, no existirían dos sexos, sino más bien muchas «orientaciones sexuales».En España, el actual gobierno socialista ha estado muy activo en toda esta materia: se puede afirmar que forma parte del conjunto de países que marcan la pauta para el resto del mundo en la implementación forzada de esta ideología de género. (...) Dice el Prof. Alejandro Navas entre otras cosas: «No hace falta realizar un minucioso análisis del contenido de los medios de comunicación españoles durante los dos o tres últimos años para comprobar que hay un tema estrella, tanto de la información como de la ficción, omnipresente en la páginas de diarios y revistas y en todo tipo de programas radiofónicos o televisivos (...): la problemática del género y, más en concreto, la homosexualidad.»«Esta focalización podría no ser más que una expresión lógica de la sexualización de todos los ámbitos de la vida que afecta a Occidente, perceptible de modo especial en los sectores de la comunicación y el entretenimiento.» (…)
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