viernes, 11 de noviembre de 2011

DESPIÉRTANOS, SEÑOR

Despierta, Señor, nuestros corazones,
Que se han dormido en cosas triviales
Y ya no tiene fuerza para amar con pasión.

Despierta, Señor, nuestra ilusión,
Que se ha apagado con pobres ilusiones
Y ya no tiene razones para esperar.

Despierta, Señor, nuestra sed de ti,
Porque bebemos aguas de sabor amargo
Que no sacian nuestros anhelos diarios.

Despierta, Señor, nuestra hambre de ti,
Porque comemos manjares que nos dejan hambrientos
Y sin fuerzas para seguir caminando.

Despierta, Señor, nuestras ansias de felicidad,
Porque nos perdemos en diversiones fatuas
Y nos abrimos los secretos escondidos de tus promesas.

Despierta, Señor, nuestro silencio hueco,
Porque necesitamos palabras de vida para vivir
Y sólo escuchamos reclamos de moda
y el consumo.

Despierta, Señor, nuestro anhelo de verte,
Pues tantas preocupaciones nos rinden
Y preferimos descansar a estar vigilantes.

Despierta, Señor, esa amistad gratuita,
Pues nos hemos instalado en los laureles
Y sólo apreciamos las cosas que cuestan.

Despierta, Señor, nuestra fe dormida,
Para que deje de tener pesadillas
Y podamos vivir todos los días como fiesta.

Despierta, Señor, tu palabra nueva,
Que nos libre de tantos anuncios y promesas
Y nos traiga tu claridad evangélica.

Despierta, Señor, nuestro espíritu,
Porque hay caminos que sólo se hacen
Con los ojos abiertos para reconocerte.

Despierta, Señor, tu fuego vivo.
Acrisolado por fuera y por dentro,
Y enséñanos a vivir despiertos y
Darnos cuenta que siempre caminas
Con nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario