El cabo Cristo Ancor Cabello Santana, el último soldado español fallecido en Afganistán, pudo cumplir su deseo de ser bautizado antes de morir. Cristo había pedido el bautismo al capellán de la base de Herat y tenía previsto hacerlo durante el fin de semana pasado, pero un atentado talibán anticipó el sacramento.
El capellán quería pedir una concha bautismal a Madrid para oficiar el acto litúrgico, pero Cabello le dijo que él mismo tenía una que había comprado cuando hizo el Camino de Santiago. Ante lo ocurrido, el capellán la utilizó para administrarle el sacramento y junto a ella, con la que recibió el bautismo y la confirmación, fue sepultado.
El cabo falleció el miércoles 7 de octubre y sus restos llegaron dos días después a su patria. Cabello, de 25 años de edad y padre de un recién nacido, fue la víctima mortal de una trampa con explosivos colocada por los talibanes al paso de su vehículo en las proximidades de Syah Washan, cerca de Herat, Afganistán, donde cumplía una patrulla de reconocimiento y seguridad.
Según informa el diario La Razón, en el funeral el Arzobispo Castrense, Mons. Juan del Río Martín, destacó la labor realizada por el cabo en su "corta vida militar" y su participación en la misión española en Líbano, por la que fue condecorado con la Medalla de las Naciones Unidas.
Mons. Del Río destacó que el cabo como otros militares, dio su vida por "los nobles ideales de la milicia" y contribuyó a que España se convierta en un "país que sabe mirar de frente y no esquiva su mirada ante los graves problemas internacionales donde las naciones libres se juegan el futuro de su seguridad e independencia".
El Arzobispo consoló a los familiares y amigos del cabo, a los que dijo que la muerte de Cristo Ancor representa una "semilla de la libertad".
Cristo Cabello había ingresado en el año 2003 en el Ejército. Desempeñaba las funciones de conductor y tirador de torreta en los blindados en los que patrullan los soldados españoles desplegados en Afganistán.
El capellán quería pedir una concha bautismal a Madrid para oficiar el acto litúrgico, pero Cabello le dijo que él mismo tenía una que había comprado cuando hizo el Camino de Santiago. Ante lo ocurrido, el capellán la utilizó para administrarle el sacramento y junto a ella, con la que recibió el bautismo y la confirmación, fue sepultado.
El cabo falleció el miércoles 7 de octubre y sus restos llegaron dos días después a su patria. Cabello, de 25 años de edad y padre de un recién nacido, fue la víctima mortal de una trampa con explosivos colocada por los talibanes al paso de su vehículo en las proximidades de Syah Washan, cerca de Herat, Afganistán, donde cumplía una patrulla de reconocimiento y seguridad.
Según informa el diario La Razón, en el funeral el Arzobispo Castrense, Mons. Juan del Río Martín, destacó la labor realizada por el cabo en su "corta vida militar" y su participación en la misión española en Líbano, por la que fue condecorado con la Medalla de las Naciones Unidas.
Mons. Del Río destacó que el cabo como otros militares, dio su vida por "los nobles ideales de la milicia" y contribuyó a que España se convierta en un "país que sabe mirar de frente y no esquiva su mirada ante los graves problemas internacionales donde las naciones libres se juegan el futuro de su seguridad e independencia".
El Arzobispo consoló a los familiares y amigos del cabo, a los que dijo que la muerte de Cristo Ancor representa una "semilla de la libertad".
Cristo Cabello había ingresado en el año 2003 en el Ejército. Desempeñaba las funciones de conductor y tirador de torreta en los blindados en los que patrullan los soldados españoles desplegados en Afganistán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario