miércoles, 29 de febrero de 2012

AQUÍ HAY ALGUIEN SUPERIOS A JONÁS - Lc 11,29-32

Más que Jonás, más que la reina de Sabá y más que todos los demás. Más que la opinión pública y más que mis imaginaciones y fantasmas. Aquí está Jesús, el amor y el rostro de la ternura de Dios.

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Las Señales que tú me das, Jesús
no llegan cuando tengo el corazón distraido.
Ayúdame a reconocer tu presencia en mi vida.
Ayúdame a ver en tu muerte un amor sin límites,
en tur resurrección, la puerta que abre a
a una esperanza sin fin.

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martes, 28 de febrero de 2012

POEMA AL AÑO BISIESTO

Treinta y un días se asignan a enero · Como a los meses marzo y mayo · Julio y agosto dicen yo concuerdo · Octubre y diciembre: no desmayo · Abril y junio: en treinta me quedo · El nueve y el once: aquí me hallo · ¡Falto yo! Exclama el más pequeño · Singular por ello, el móvil febrero · De sólo veintiocho es mi empeño · Pero si el entusiasmo me mueve · El bisiesto me otorga veintinueve · Para próximos adelantos evitar · Tres finiseculares exceptos son · A los 1700, 1800 y 1900 imitar · Y por milenios resuelto es el don · Gran y polémica excepción afea · Que cada cuarto año finisecular · Aceptar que bisiesto éste sea · Fácil la norma resulta, en particular · División exacta entre cuatrocientos · De tales periodos es la tarea. · · · Francisco Valdez Mendoza

Razón y definición del año bisiesto

Este día se añade para corregir el desfase que existe con respecto a la duración del año trópico: 365 días 5 horas 48 minutos 45,25 segundos (365,242190402 días). Esto requiere que cada cuatro años se corrija lo que cada 24 horas se acumula por el transcurso de cada día.

En el calendario juliano se consideraban bisiestos los años divisibles entre cuatro. Así, el año juliano duraba 365 días + 1/4 = 365,25 días (más que el año trópico, que consta de 365,242198 días).

Según el calendario gregoriano, la regla para los años bisiestos es la siguiente:Este día se añade para corregir el desfase que existe con respecto a la duración del año trópico: 365 días 5 horas 48 minutos 45,25 segundos (365,242190402 días). Esto requiere que cada cuatro años se corrija lo que cada 24 horas se acumula por el transcurso de cada día.

En el calendario juliano se consideraban bisiestos los años divisibles entre cuatro. Así, el año juliano duraba 365 días + 1/4 = 365,25 días (más que el año trópico, que consta de 365,242198 días).

AÑO BISIESTO

Un año bisiesto es el que dura 366 días en vez de los 365 de un año común.es por que cada año sobra 6 horas y en 4 años son 24 horas y eso forma un dia Esto se hace para mantener el calendario sincronizado con el año astrónomico y estacional. Debido a que las estaciones y las ocurrencias astronómicas no ocurren en un número fijo de días, un calendario con el mismo número de jornadas cada año acabaría distanciándose del evento que supuestamente debiera marcar. De esta forma, añadiendo un día o un mes al año, el distanciamiento se puede corregir. El adjetivo deriva del latín bisextus, que correspondía al 24 de febrero (dos veces sexto), ya que se contaba dos veces el sexto día anterior a las calendas: primer día de los meses romanos, que se dividían en tres partes: calendas, nonas e idus.[1] Como para contar se incluían la cifras (en este caso el día) de referencia (el 1 de marzo), En italiano, bisesto es el día adicional, y bisestil (del latín bisextilis) se refiere al año en el cual se agrega este día

"...rezad así: Padre nuestro..."

La oración del Padre nuestro es muy bella. Nos manifiesta a Dios como un padre cariñoso y firme. Un padre que nos guía en el descubrimiento de nuestra identidad de hijos siempre amados, incluso cuando somos pecadores. Que nos enseña a tratar como "hermano" a cualquier persona que esté a nuestro lado. El Padre nuestro educa nuestros deseos, enseñándonos a pedir con confianza aquello que realmente necesitamos.

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Emplear tus palabras, hermano Jesús,
es sentirnos cara a cara con el Padre.
Es tener la certeza de ser escuchados.
Es dejar crecer el deseo más profundo
que sabemos que solo el Padre puede saciar.

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lunes, 27 de febrero de 2012

Mt 25,31-46

"Cuantas veces lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más humildes, a mí me lo hicisteis"

Señor Jesús, aumenta mi fe.
Hazme descubrir tu presencia
en mis hermanos.
Abre mi corazón a un amor
que se transforme en justicia,
solidaridad, servicio...
AMÉN.

domingo, 26 de febrero de 2012

ARREPENTÍOS Y CREER EN EL EVANGELIO

Señor, ¿todavía me puedo convertir a Ti?
¿Cuántas veces estás dispuesto a acogerme
y a curar mi egoismo?
¿Cuántas veces tendrás paciencia conmigo?
¡Qué necio he sido
tratanto de jugar con tu amor!
¡Tú, que eres el amor infinito!

sábado, 25 de febrero de 2012

COMENTARIO LITÚRGICO

No debe ser casual el hecho de que lo primero que hace el Espíritu con Jesús sea llevarlo al desierto. Y que, después de pasar por ahí, iniciara su actividad por los caminos de Galilea, una actividad marcada por la libertad y la compasión.
Tanto la libertad como la compasión se ven saboteadas solo por nuestros propios miedos y necesidades que, si no han sido saneados, se trabarán entre sí, dando lugar a complejos y sofisticados mecanismos de defensa que terminarán alejándonos de nuestra verdad profunda.
En realidad, no es que seamos libres y compasivos, sino que somos Libertad y Compasión, dos nombres más de nuestra verdadera identidad, la que trasciende los límites estrechos del yo –de nuestro psiquismo- y es, en realidad, universal y compartida.
Nuestro drama se produce cuando vivimos desconectados de esa Identidad profunda. Alienados de quienes somos, nos sentimos divididos, rotos, extraños a nosotros mismos. Y nuestras relaciones no son otra cosa que luchas de egos, más o menos crispados.
Nos desconectamos de nuestra verdadera identidad porque nos hemos identificado con nuestro yo individual, llevando nuestra identidad a la mente. Nos hemos reducido a una “idea” de nosotros mismos. Y una vez que nos hemos instalado en esa creencia, vivimos y reaccionamos como si fuéramos ese yo.
El yo –lo sabemos por experiencia- no puede sino girar en torno a sí mismo, de manera egocentrada. Y en función de ese su movimiento básico, percibirá a las personas, las cosas y los acontecimientos según su propio interés, colocándolas en dos grandes grupos: lo que es “bueno” para él, y lo que es “malo”, tratando de aferrase a lo primero y rechazar o alejarse de lo segundo.
Resulta fácil comprender que, a partir de ese planteamiento, tanto la libertad como la compasión se hacen imposibles, porque ambas requieren, como condición, una actitud desegocentrada. El yo es esclavo de sus miedos y de sus necesidades, los cuales, por otra parte, lo mantendrán encapsulado en el narcisismo.
“Ir al desierto” significa vivir el despojo del ego, la desidentificación de la falsa identidad (egoica) que habíamos asumido como propia, en un ejercicio constante y paciente de desapropiación. No por ningún tipo de voluntarismo, ni siquiera por una exigencia moral, sino porque hemos comprendido que nuestra identidad es realmente otra.
Cuando eso se comprende, la persona deja de buscarse como “yo” –y de vivirse como si lo fuera-, en la misma medida en que se va anclando en quien realmente es.
Lo que realmente somos no resulta fácil de expresar, porque es imposible de pensar. Porque lo que somos no es un objeto, y únicamente lo que es objeto puede ser pensado. El sujeto es el experimentador puro, quien observa y no puede ser observado. Por eso, solo podemos conocerlo cuando lo somos.
Cuando queremos expresarlo, tenemos que recurrir a metáforas. Así, decimos que somos el Experimentador que no puede ser delimitado, la Consciencia de ser –que nos acompaña siempre, lo único permanente en medio de toda la impermanencia, y a la que tenemos acceso de una manera directa-, la Presencia amorosa, el Espacio consciente…
En el silencio de la mente es cuando emerge, de manera evidente, nuestra verdadera identidad. Ahí salimos de la ignorancia y del sufrimiento y empezamos a vivir de una manera consciente y amorosa.
Pero se requiera pasar por el “desierto” o “noche oscura” para que pueda darse la transformación que, en cierto modo, es un re-nacimiento, no porque tengamos que “crear” una nueva identidad, sino porque, gracias a la experiencia del desierto, podemos empezar a reconocerla.

En el desierto aparecerán Satanás, “fieras” y “ángeles”: de una forma u otra se harán presentes todos nuestros “demonios interiores”, alternándose probablemente con “ángeles”, que nos proporcionen luz, consuelo y determinación para continuar.
Los “demonios” suelen tomar la forma de necesidades, miedos y defensas, que buscan sostener la identidad egoica, de una manera absoluta y beligerante. Los “ángeles” aparecen en forma de intuiciones que nos hacen, al menos, atisbar o vislumbrar el nivel profundo de la realidad.
La lucha, dependiendo de varios factores, puede ser más o menos larga. Pero lo cierto es que requiere tiempo. No se puede abreviar a voluntad la duración de la “noche”. Necesitamos acogerla, desde actitudes constructivas y, quizás, con ayuda adecuada, pero respetando su duración para que pueda germinar el fruto que, en su oscuridad, encierra y promete.

Solo entonces, cuando “se ha cumplido el plazo”, se nos regala experimentar que “el reino de Dios está cerca”, infinitamente más cerca de lo que hubiéramos podido imaginar. Tan cerca que ni siquiera hay espacio para un camino que nos llevara hasta él.
“El reino de Dios está dentro de vosotros”, dirá Jesús en otra ocasión (Lucas 17,21). No es “algo” que hayamos de perseguir; es lo que ya somos. Solo nos falta caer en la cuenta, reconocerlo… y vivirlo. Es la luz que nos traen la “noche” y el “desierto”.
Eso es la conversión o “meta-noia”: la capacidad de ver la realidad de otra manera, no desde el ego, sino desde nuestra verdadera identidad. Y ésa es, al mismo tiempo, la Buena Noticia.
Una vez más, todo es admirablemente coherente, todo encaja como en un puzzle armonioso, más allá de las aparentes separaciones e incluso distorsiones que introduce nuestra mente cuando nos identificamos con ella.
Y todo es un proceso creciente de consciencia, que busca conducirnos a un solo punto, a responder con verdad a la pregunta esencial: ¿quién soy yo?, ¿quiénes somos?
Es la pregunta esencial porque, en la medida en que conocemos quienes somos –siguiendo el siempre actual consejo del viejo oráculo de Delfos: “conócete a ti mismo”-, hallamos la respuesta para todo lo demás.

Al hilo del comentario, quiero terminarlo con versos de un poemario de Eugenia Domínguez, “La memoria del Mar”, que será publicado en breve, en la editorial Torremozas. Dicen así:

Somos el negativo
de una figura eterna,
anhelando esa luz que nos devuelva
el perfil esencial,
bajo un cielo fiel que nos bendiga,
nos haga aparecer.

……….

Si logro estar alerta, me descubro:
soy atención serena y sostenida,
soy la mirada fiel, soy el aliento
de una respiración que me respira,
devolviendo mi esencia al universo.
Si logro estar alerta Le descubro:
es todo para mí,
soy todo para Él.
Soy real en el centro de mi ausencia,
presencia Suya al fin
y para siempre.


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DESIERTO Y BUENA NOTICIA

Domingo I de Cuaresma
26 febrero 2012

Evangelio de Marcos 1, 12-15

En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre las fieras y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
 Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.

AMAD A VUESTROS ENEMIGOS

¿Cómo entender estas palabras tan exigentes?
¿No serán imposibles?
¿Inútiles?
Jesús me pide que cambie la manera de tratar al que está a mi lado.
¿Es un enemigo, un rival, un farsante?
Es el momento de hacer como Jesús: mirar al otro
como un hermano y amigo.
Con un amor verdadero, grande.
Como Dios lo hace.


¿Será posible?
¿Conseguiré amar, como tú me pides
a quien me hirió, me humillí, me ignoró?
Antes de intentarlo, estoy aquí, delante de ti
para pedir un poco de tu amor.
Solamente después de quedar curado por tu presencia
seré capaz de amar a mi prójimo.

DAME TU PAZ, SEÑOR

El camino que Dios nos propone se llama fraternidad. Seguir a Jesús implica hacer nuestras sus opciones, tener un corazón grande como el suyo. La oración verdadera, como la de Jesús, es aquella que produce frutos de servicio y perdón hacia los hermanos. Es una relación con el otro que nos da la medida de la calidad de nuestra fe en el Dios de Jesucristo.


Dame tu paz, Dios del perdón.
Hazme experimentar la serenidad,
la libertad interior,
la capacidad de reconciliarme
con mi prójimo.

ORACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA

Los Padres de la Iglesia nos enseñan que para avanzar espiritualmente debemos unir la oración, el ayuno y la misericordia. Las tres se complementan. (Ver: Oración, ayuno y misericordia, San Pedro Crisólogo).
La oración. Al sabernos amados de Dios deseamos corresponder, alabar a Dios y pedirle que tome el trono de nuestra vida. Meditamos la palabra de Dios de cada día, celebramos la santa Misa, nos confesamos.
El ayuno. Cristo ayunó para darnos ejemplo. Ayunamos como sacrificio ofrecido a Dios y para ganar domino sobre las pasiones y las tendencias de la carne. Con el ayuno nos ejercitarnos. Nos recordamos de los que pasan hambre y nos hacemos solidarios.
La limosna. Los cristianos llamamos "limosna" al compartir con los mas pobres nuestros bienes. No debe ser un aporte de lo que sobra sino un acto de amor hecho de corazón, un compartir que nos mueve a renuncia y al sacrificio. Todo viene de Dios como don. Toda nuestra vida debe convertirse en una dádiva de amor en imitación a Cristo.
Durante la cuaresma se nos recuerdan estas verdades que debemos vivir siempre.

DECÁLOGO DE LOS SIGNOS DE CUARESMA

1.- La cuaresma es DESIERTO. Es sequedad, soledad, ayuno austeridad, rigor, esfuerzo, penitencia, peligro, tentación.

2.- La cuaresma es PERDÓN. Las historias bíblicas de Jonás y de Nínive y la parábola del hijo pródigo, son ejemplos de ello.

3.- La cuaresma es ENCUENTRO, es abrazo de reconciliación como en la parábola del hijo pródigo o en la conversión de Zaqueo o en el diálogo de Jesucristo con la mujer adúltera.

4.- La cuaresma es LUZ, como se pone de evidencia, por ejemplo, en el evangelio del ciego de nacimiento. Es el tránsito de las tinieblas a la luz. Jesucristo es la luz del mundo.

5.- La cuaresma es SALUD, símbolo manifestado en textos como la curación del paralítico o la sanación del hijo del centurión.

6.- La cuaresma es AGUA. Es el tránsito de la sed de nuestra insatisfacción al agua viva, el agua de Moisés al pueblo de Israel en el desierto o de Jesús a la mujer samaritana.

7.- La cuaresma es superación victoriosa de las pruebas y dificultades. Es LIBERACIÓN, TRIUNFO. Algunas figuras bíblicas, que sufren graves peligros y vencen en la prueba, son José hijo de Jacob, la casta Susana, Ester, el profeta Jeremías y, sobre todo, Jesús, tentado y transfigurado.

8.- La cuaresma es CRUZ. Signo y presencia permanente durante toda la cuaresma. Prefigurada en el Antiguo Testamento y patentizada con el ejemplo de Jesucristo y como su llamada a cargar con ella como condición para el seguimiento.

9.- La cuaresma es TRANSFIGURACION. Es la luz definitiva del camino cuaresmal, preanunciada y pregustada en la escena de la transfiguración de Jesús. "Por la cruz a la luz".

10.- La cuaresma es el esfuerzo por retirar el fermento viejo e incorporar la LEVADURA NUEVA DE LA PASCUA RESUCITADA Y RESUCITADORA, ahora y para siempre.

The Man in the Arena

No importan las críticas; ni aquellos que muestran las carencias de los hombres, o en qué ocasiones aquellos que hicieron algo podrían haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece a los hombres que se encuentran en la arena, con los rostros manchados de polvo, sudor y sangre; aquellos que perseveran con valentía; aquellos que yerran, que dan un traspié tras otro, ya que no hay ninguna victoria sin tropiezo, esfuerzo sin error ni defecto. Aquellos que realmente se empeñan en lograr su cometido; quienes conocen el entusiasmo, la devoción; aquellos que se entregan a una noble causa; quienes en el mejor de los casos encuentran al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que en el peor de los casos, si fracasan, al menos caerán con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas que, frías y tímidas, no conocen ni victoria ni fracaso.

Es el fragmento de un discurso de Theodor Roosvelt pronunciado en la Sorbona de París en 1910.

miércoles, 22 de febrero de 2012

If - Rudyard Kipling

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aun así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un sólo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos que valieron la pena recorrer...

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.

martes, 21 de febrero de 2012

CONOCERSE

Quien conoce a los demás posee inteligencia; quien se conoce a si mismo posee clarividencia. Quien vence a los demás posee fuerza; quien se vence a si mismo es fuerte.
- Lao zi

INVICTUS (William Ernest Henley)

En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.
Ya no importa cuán recto haya seguido el camino,
ni cuántos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

Leer solamente si tienes tiempo para Dios.

EL CIRUJANO
Mañana en la mañana abriré tu corazón le explicaba el cirujano a un niño. Y el niño interrumpió: -¿Usted encontrará a Jesús allí ?
El cirujano se quedó mirándole, y continuó: -Cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo.

Pero cuando abra mi corazón, ¿encontrará a Jesús ahí?, volvió a interrumpir el niño.
El cirujano se volvió hacia los padres, quienes estaban sentados tranquilamente.

Cuando haya visto todo el daño allí, planearemos lo que sigue, ya con tu corazón abierto.

Pero, ¿usted encontrará a Jesús en mi corazón? La Biblia bien claro dice que Él vive allí. Las alabanzas todas dicen que Él vive allí....

¡Entonces usted lo encontrará en mi corazón!

El cirujano pensó que era suficiente y le explicó:

Te diré que encontraré en tu corazón..

Encontraré músculo dañado, baja respuesta de glóbulos rojos, y debilidad en las paredes y vasos. Y aparte me daré cuenta si te podemos ayudar o no.

¿Pero encontrará a Jesús allí también? Es su hogar, Él vive allí, siempre está conmigo.

El cirujano no toleró más los insistentes comentarios y se fue. Enseguida se sentó en su oficina y procedió a grabar sus estudios previos a la cirugía: aorta dañada, vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardiaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable.

Terapia: analgésicos y reposo absoluto.

Pronóstico: tomó una pausa y en tono triste dijo: muerte dentro del primer año. Entonces detuvo la grabadora. Pero, tengo algo más que decir: ¿Por qué? Preguntó en voz alta ¿Por qué hiciste esto a él? Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?

De pronto, Dios, nuestro Señor le contestó:

El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño porque él es parte del mío y conmigo estará toda la eternidad. Aquí en el cielo, en mi rebaño sagrado, ya no tendrá ningún dolor, será confortado de una manera inimaginable para ti o para cualquiera. Sus padres un día se unirán con él, conocerán la paz y la armonía juntos, en mi reino y mi rebaño sagrado continuará creciendo.

El cirujano empezó a llorar terriblemente, pero sintió aun más rencor, no entendía las razones. Y replicó:

Tú creaste a este muchacho, y también su corazón ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses?

El Señor le respondió: Porque es tiempo de que regrese a su rebaño, su tarea en la tierra ya la cumplió.

Hace unos años envié una oveja mía con dones de doctor para que ayudara a sus hermanos, pero con tanta ciencia se olvidó de su Creador.

Así que envié a mi otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo sino para que regresara a mí aquella oveja perdida hace tanto tiempo.

El cirujano lloró y lloró inconsolablemente.

Días después, luego de la cirugía, el doctor se sentó a un lado de la cama del niño; mientras que sus padres lo hicieron frente al médico.

El niño despertó y murmurando rápidamente preguntó:

-¿Abrió mi corazón?

Si - dijo el cirujano-

-¿Qué encontró? preguntó el niño

Tenías razón, encontré allí a Jesús.

Dios tiene muchas maneras y formas diferentes para que tu regreses a su lado.

Yo casi borro este mensaje, pero fui bendecido cuando llegué al final.

EL VERDADERO AYUNO... Isaías 58

1 El Señor me dijo:
"Grita fuertemente, sin miedo,
alza la voz como una trompeta;
reprende a mi pueblo por sus culpas,
al pueblo de Jacob por sus pecados.
2 Diariamente me buscan
y están felices de conocer mis caminos,
como si fueran un pueblo que hace el bien
y que no descuida mis leyes;
me piden leyes justas
y se muestran felices de acercarse a mí,
3 y, sin embargo, dicen:
'¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve?
¿Para qué sacrificarnos, si él no se da cuenta?'
El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios
y a explotar a sus trabajadores;
4 el día de ayuno lo pasan en disputas y peleas
y dando golpes criminales con los puños.
Un día de ayuno así, no puede lograr
que yo escuche sus oraciones.
5 ¿Creen que el ayuno que me agrada
consiste en afligirse,
en agachar la cabeza como un junco
y en acostarse con ásperas ropas sobre la ceniza?
¿Eso es lo que ustedes llaman 'ayuno',
y 'día agradable al Señor'?
6 Pues no lo es.

El ayuno que a mí me agrada consiste en esto:
en que rompas las cadenas de la injusticia
y desates los nudos que aprietan el yugo;
en que dejes libres a los oprimidos
y acabes, en fin, con toda tiranía;
7 en que compartas tu pan con el hambriento
y recibas en tu casa al pobre sin techo;
en que vistas al que no tiene ropa
y no dejes de socorrer a tus semejantes.
8 Entonces brillará tu luz como el amanecer
y tus heridas sanarán muy pronto.
Tu rectitud irá delante de ti
y mi gloria te seguirá.
9 Entonces, si me llamas, yo te responderé;
si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: 'Aquí estoy.'
Si haces desaparecer toda opresión,
si no insultas a otros
ni les levantas calumnias,
10 si te das a ti mismo en servicio del hambriento,
si ayudas al afligido en su necesidad,
tu luz brillará en la oscuridad,
tus sombras se convertirán en luz de mediodía.
11 Yo te guiaré continuamente,
te daré comida abundante en el desierto,
daré fuerza a tu cuerpo
y serás como un jardín bien regado,
como un manantial al que no le falta el agua.
12 Tu pueblo reconstruirá las viejas ruinas
y afianzará los cimientos puestos hace siglos.
Llamarán a tu pueblo 'reparador de muros caídos',
'reconstructor de casa en ruinas'.

SOBRE EL AYUNO Y LA ABSTINENCIA

Os facilito un enlace para consultar todo lo referente al AYUNO y la ABSTINENCIA, a nivel eclesiástico.

http://www.iuscanonicum.org/index.php/derecho-sacramental/48-los-sacramentos-en-general/68-la-obligacion-de-guardar-ayuno-y-abstinencia-los-dias-de-penitencia.html

AYUNO y ABSTINENCIA CUARESMAL en el mundo contemporáneo

Os facilito un enlace por si deseais saber más sobre el tema.

http://www.vidasacerdotal.org/index.php/ministerio-sacerdotal/41-cuestiones-pastorales/455-el-ayuno-y-la-abstinencia-cuaresmal-en-el-mundo-contemporaneo.html

CARNAVAL SÍ - CARNAVAL NO

Liturgia. Significado del Carnaval
La palabra carnaval viene de carne, carne, y levare, quitar, o sea, quitar la carne y se celebra en los días que preceden al comienzo de la Cuaresma. Aunque hay investigadores que quieren encontrar precedentes en fiestas griegas o romanas, incluso anteriores, lo cierto es que el carnaval está ligado a la Iglesia Católica, fundamentalmente. Su origen se remonta a los tiempos pretéritos en los que, por falta de métodos de refrigeración adecuados, las personas tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período, no sólo la carne, sino también la leche, huevos y similares. La alternativa era perderlos.
Con esta excusa, en muchos sitios se comenzaron a organizar, días antes al Miércoles de Ceniza, fiestas populares llamadas carnavales, en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la Cuaresma. Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la Cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada.

domingo, 19 de febrero de 2012

APRENDER DE LOS MALES

La cultura judía había asociado “enfermedad” y “pecado” hasta el extremo de llegar a estigmatizar a los enfermos como pecadores. Por el otro lado, eso significaba que la sanación sólo podía ser tal si iba acompañada del perdón: curada la raíz –el pecado-, el cuerpo recuperaría la salud.
Desde nuestra perspectiva, nos resulta fácil apreciar las consecuencias dolorosas que comporta esa visión: el enfermo, además de afrontar su dolencia, debía cargar con el sambenito de pecador.
Esa creencia buscaba dar razón del sufrimiento, atribuyendo su causa al comportamiento de la persona (o de algún antepasado suyo), tal como se recoge en un relato del cuarto evangelio: “Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos, al verlo, le preguntaron: Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Fue por un pecado suyo o de sus padres?” (Juan 9,1-2). Conocemos también la respuesta de Jesús: “La causa de su ceguera no ha sido ni un pecado suyo ni de sus padres” (9,3).
En realidad, aquella creencia no es muy diferente de la lectura vulgar que se hace del karma, que constituye también una justificación de la situación presente, atribuyendo todo lo que le ocurre a una persona a lo vivido por ella misma en una supuesta vida anterior.
Lecturas de este tipo condenan todavía más a la persona que padece cualquier dolor y conducen a una actitud fatalista y resignada. Es más honesto reconocer nuestra ignorancia a la hora de preguntarnos por el problema del mal en el mundo, particularmente el mal que sufren las personas más inocentes, sobre todo los niños.
Con todo, parece también innegable que aquellas creencias, aunque inaceptables en su formulación literal, contenían al menos dos intuiciones que podemos rescatar:
• El ser humano constituye una unidad, en la que todo influye en todo: cuerpo, psiquismo y espíritu son las tres dimensiones o perspectivas, que se influyen mutuamente. La medicina holística e incluso las más recientes investigaciones neurocientíficas lo tienen bien comprobado.
• Todo lo que nos ocurre –también las experiencias de dolor-, aunque no podamos conocer a qué se debe, podemos vivirlo como una oportunidad de aprendizaje y de crecimiento, desde dos actitudes sabias, que es necesario vivir simultáneamente: la no-evitación (no negar lo que hay) y la no-reducción (somos más que todo aquello que nos pueda ocurrir). Como expresión de esta actitud sabia, quiero reproducir un poema de Antonio Colinas, “La visita del mal”.

LA VISITA DEL MAL

Hoy hemos recibido la visita del mal,
pero hemos decidido acogerlo
como a huésped fecundo.
Llegó el mal de repente, como cepo o veneno,
y le hemos abierto
de par en par la puerta de la casa.

Como siempre, el mal
viene ciego, desnudo, sin razón,
y aunque perros y gatos han salido huyendo,
conservamos la calma plenamente
y lo hemos conducido hasta el jardín.
Allí, el dulce día, el sol tan fuerte,
abrasaban las llagas y pesares,
resecaban la sangre en las heridas,
borraban el espeso hedor del aire.

Nos ha llegado el mal como un cuchillo airado
en sótanos de sombra,
mas casa y corazón están abiertos.
Una vez más tuvimos que poner
amor donde el amor no se encontraba.
Y no hay mordaza, dardo, aguja, hiel
que no pueda fundir la hoguera musical
que, de monte a monte, hoy propaga el otoño.

He entrado unos momentos en la casa
para sacarle el pan y la bebida
al huésped iracundo.
Quise alegrarle el corazón, poner
un poco de calor en su cara de hielo.
Con sosegada paz volví al jardín
para abrazar el mal, pero no pude,
pues lo encontré caído y moribundo
de luz y de silencio entre la hierba.

Hoy hemos recibido la visita del mal,
mas pronto hemos tenido que enterrarlo
debajo del naranjo y de su aroma,
donde zumban las abejas.
A solas nos tuvimos que beber
el vino que sacamos para el huésped,
el dulce vino del más hondo olvido.

(Antonio COLINAS, Libro de la mansedumbre,
Tusquets, Barcelona 1997, pp.19-20).

Para vivir la “negatividad” de un modo constructivo, quizás tengamos que empezar por reconocerla, aceptarla y estar dispuestos a caminar.
En el relato evangélico, tal actitud queda reflejada en las palabras de Jesús (“levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”) y en la prontitud del enfermo (“Se levantó inmediatamente, tomó la camilla y salió”).
Aun sin darnos cuenta, podemos acomodarnos o instalarnos incluso en nuestras “camillas”, en nuestros malestares y problemas. La invitación es a ponernos en pie, a caminar. Por eso, quizás podamos empezar preguntándonos si no nos hemos acostumbrado a alguna “camilla” que nos paraliza. ¿Cuáles son, en este momento de mi vida, las “camillas” en las que permanezco echado? ¿De cuál tendría que “levantarme”?
Con frecuencia, las “camillas” son mentales: mecanismos de defensa, con los que buscamos “amortiguar” temores o mantener a raya cualquier cosa que podría inquietarnos.
En cualquier caso, las “camillas” buscan mantenernos en lo que nos resulta conocido y familiar, protegiéndonos de todo aquello que nos situaría ante lo nuevo.
En el fondo, lo que se halla en juego es algo que me parece decisivo: ¿Me mantengo en la rutina (aquello que mi mente cree controlar) o vivo abierto a la novedad de la Vida? ¿Estoy instalado en la comodidad –aunque sea mortecina- o me siento cada día en camino? ¿Estoy “tendido” o en pie?
“Levántate, toma tu camilla y echa a andar”.


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ORACIÓN DE PERDÓN Y RECONCILIACIÓN

Buen Jesús,
Tú has hecho andar al paralítico
Que se pone en tus manos con fe
Y has recordado a los que te escuchan que seguirte
Quiere decir buscar el perdón y la reconciliación
Con todos los hermanos.
¡Ayúdanos a pedir perdón por nuestros errores siempre
Y en todo lugar, a reconciliarnos con las personas
Que se han distanciado de nosotros,
A perdonar las ofensas que los demás puedan hacernos!
Te damos gracias por tu mensaje de paz
Que nos ofrece estos dos grandes instrumentos:
Perdón y reconciliación.
La vida de tus hijos, Señor, está llena de conflictos,
Unos con amenazas para la vida humana
Y otros con la tristeza del rechazo o la ignorancia.
Dios nuestros, ¡llénanos de esperanza
Y fuerzas para acercarnos al hermano separado,
Al amigo que ignoramos por dejadez o por egoísmo!
¡Pon tu mano sobre nosotros
Para convertirnos en instrumentos de tu amor y para ayudar
A las personas necesitadas a reanudar el camino de la vida
Desde la fe y la alegría que tú mismo nos das!
¡Envíanos tu Espíritu Santo para fortalecer nuestra fe
En los momentos de duda
Y avanzar hacia la Eternidad con coherencia,
Sin dejarnos derrotar por el mal! AMÉN.

jueves, 16 de febrero de 2012

SÓLO POR HOY

Sólo por hoy trataré de pasar el día, sin esperar resolver el problema de toda mi vida en un momento. Sólo durante veinticuatro horas puedo proponerme hacer algo que me espantaría, si creyera tener que seguir haciéndolo durante toda la vida.

Sólo por hoy seré feliz. Esta verdad que dijo Abrahan Lincoln: "Casi todo el mundo es tan feliz como se propone", hoy la pondré en práctica.

Sólo por hoy me ajustaré a lo que es, sin tratar de amoldar todo de acuerdo con mis deseos. Tomaré la "suerte" como venga y me acoplaré a ella.

Sólo por hoy trataré de fortalecer mi mente. Estudiaré. Aprenderé algo útil. No seré un apático mental. Leeré algo que requiera esfuerzo, pensamiento y concentración.

Sólo por hoy ejercitaré mi alma en tres formas: Le haré un bien a alguien sin esperar recompensa y sin que nadie lo sepa; si alguien se enterara, esto no contará. Haré por lo menos dos cosas que no quiera hacer, sólo como un ejercicio. No le demostraré a nadie que mis sentimientos han sido heridos; puedo estarlo, pero hoy no lo demostraré.

Sólo por hoy tendré un programa a seguir. Quizá no lo siga con exactitud, pero lo tendré. Me salvaré de dos plagas: la Prisa y la Indecisión.

Sólo por hoy seré agradable. Me mostraré lo mejor que pueda, vestiré apropiadamente, hablaré en voz baja, actuaré cortésmente, no haré crítica alguna, no le encontraré faltas a nada, y trataré de no superar ni dirigir a nadie más que a mí mismo.

Sólo por hoy me tomaré media hora de calma para mí mismo, y estaré sin tensión. En algún momento, durante esa media hora, trataré de tomar una mejor perspectiva de mi vida.

Sólo por hoy no tendré miedo. Trataré especialmente de no sentir miedo a disfrutar de lo que es bello, y creer que del mundo he de recibir de acuerdo a lo que le dé.

martes, 14 de febrero de 2012

Oracion ante las dificultades economicas

Señor,que has creado todo el universo,y has dotado a la tierra de riquezas suficiente para alimentar a todos los hombres que habitan, veen en nuestra ayuda.Señor,que cuidas de los lirios del campo y de las aves del cielo,los vistes, los nutres y los hace prosperar,manifiesta sobre nosotros tu providencia paternal.Ayudanos,Señor ya que nuestra salvacion solo puede venir de hombres honestos y buenos.Infunde en el corazon de nuestro projimo el sentido de la justicia,de la caridad,de la honestiad.Cuida a buestra familia que confiadamente espera de ti el pan de cada dia.Fortalece nuestros cuerpos.Da serenidad a nuestra vida, a fin que podamos corresponder mas facilmente,a tu graci divina.Y sentir que sobre nosotros, sobre nuestras preocupacionesy angustias,vela tu amor de padre. AMEN

Oración de la dificultad

Dios mío gracias por estar aquí; siempre presente, dando paz y amor,
perdonando e iluminando. ¿Qué sería de mi sin tu aliento y sin tu amor? Yo
sería un cauce sin agua, un cuadro sin colores, una planta sin sol. Tú,
Señor, eres mi fuerza, la respiración de mi alma, mi fuente de energía, mi
inspiración y mi descanso. ¿Por qué me olvido de ti? ¿Por qué te busco sólo
cuando estoy rodeado de sombras y con las esperanzas rotas? No me dejes,
Dios mío, háblame, tócame, despiértame. No permitas que me aleje de ti y
naufrague en el mar del desespero.

Sé luz en mi mente, paz en mi corazón, sabiduría en mis decisiones, amor en
mis relaciones. Te necesito, Señor. Tu calmas mi desasosiego y alejas los
duendes del mal; contigo es fácil aceptar las asperezas y soportar el
dolor.
Contigo puedo ser comprensivo con los que me ofenden, fuerte ante el dolor
y amoroso con todos. Dame paciencia conmigo mismo y con los demás, una
paciencia que me aleje de la ira y el desaliento. Eres mi esperanza y mi
fortaleza, mi baluarte y mi descanso. En ti todo lo puedo, y con tu amor
los fardos son llevaderos. Tú me libras de las aguas turbulentas, apaciguas mis
males y conjuras mis temores. Te amo, Señor, te adoro, te bendigo y te doy
gracias.

Salmo 118, 105-112

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclina mi corazón a cumplir tus leyes, siempre y cabalmente.

lunes, 13 de febrero de 2012

ANTE TI, SEÑOR...

Ante ti, Señor, somos todos deudores.
pero, ya que tú nos perdonas gratuitamente,
danos la gracia de poder perdonar de todo corazón.
Concédeme, Señor,
el don de ser capaz de dar el primer paso
cuando cualquiera de mis hermanos
tenga algo contra mí.
En lugar de quejarme de los demás,
permíteme tender puentes de comprensión.
En lugar de quejarme
de la indiferencia de mis vecinos,
enséñame a suscitar el encuentro entre ellos.
En lugar de protestar contra la injusticia,
ayúdame a dar pasos concretos
para crear relaciones fraternas a mi alrededor.
En lugar de enfadarme
ante cualquier contrariedad insignificante,
ayúdame a aceptar a los demás como son
sin querer imponerles mi verdad.
Entonces, Señor, tú harás de mi vida.
una chispa de perdón,
capaz de encender el fuego
de la reconciliación entre los hombres.

ANTIGUA ORACIÓN IRLANDESA

Que la tierra se haga camino ante tus pasos,
que el viento sople siempre a tus espaldas,
que el sol brille cálido sobre tu cara,
que la lluvia caiga mansamente sobre tus campos,
y hasta tanto volvamos a encontrarnos,
Dios te guarde en la palma de su mano.

ORACIÓN IRLANDESA

Que el camino salga a tu encuentro.
Que el viento siempre esté detrás de ti
y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar,
que Dios te sostenga
en la palma de Su mano.

Que vivas por el tiempo que tú quieras,
y que siempre quieras vivir plenamente.

Recuerda siempre olvidar
las cosas que te entristecieron.
Pero nunca te olvides de recordar
las cosas que te alegraron.

Recuerda siempre olvidar
a los amigos que resultaron falsos.
Pero nunca olvides recordar
a aquellos que permanecieron contigo.

Recuerda siempre olvidar
los problemas que ya pasaron.
Pero nunca olvides recordar l
as bendiciones de cada día.

Que el día más triste de tu futuro
no sea peor que el día
más feliz de tu pasado.

Que nunca se te venga el techo encima
y que los amigos reunidos debajo de él, nunca se vayan.

Que siempre tengas palabras cálidas
en un frío anochecer,
una luna llena en una noche oscura,
y que el camino siempre
se abra a tu puerta.

Que vivas cien años,
con un año extra para arrepentirte!
Que el Señor te guarde en Su mano,
y nunca apriete mucho tu puño.

Que tus vecinos te respeten,
los problemas te abandonen,
los ángeles te protejan,
y que el cielo te acoja.
Que la fortuna de las colinas
Irlandesas te abracen.

Que las Bendiciones de San Patricio
te contemplen.
Que tus bolsillos estén pesados
y tu corazón ligero.
Que la buena suerte te persiga,
y cada día y cada noche tengas
muros contra el viento,
un techo para la lluvia,
bebidas junto a la fogata,
risas para consolarte
aquellos a quienes amas cerca de ti,
y todo lo que tu corazón desee!

Que Dios esté contigo y te bendiga,
que veas a los hijos de tus hijos,
que el infortunio sea te sea breve,
y te deje rico en bendiciones.
Que no conozcas nada más que la felicidad.

Desde este día en adelante,
Dios te conceda muchos años de vida,
de seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles

viernes, 10 de febrero de 2012

PÁGINA WEB PARROQUIA DE TERRAMELAR

Recordar que podéis seguirnos en:

http://www.parroquiaterramelar.es/

Para atender a quienes necesiten algún servicio de la Parroquia llamar al
teléfono 96 137 02 14.

HOY DÍA DEL AYUNO VOLUNTARIO

Como todos los años, en este segundo fin de semana de febrero, la ONG MANOS UNIDAS, vinculada a nuestra familia la Iglesia, celebra su campaña en su lucha contra el hambre en el mundo. Este año, LA SALUD, DERECHO DE TODOS. Colaboremos a través de nuestras parroquias y de los cauces que seguro conocemos.

El fin de semana del 11 y 12 de febrero las colectas de las misas será para la Campaña de Manos Unidas, en la Lucha contra el Hambre. Se repartirán los sobres el fin de semana anterior. El proyecto este año está fundamentado sobre el lema: “LA SALUD, UN DERECHO DE TODOS”. Seamos generosos como siempre. Gracias.

COMPASIÓN

En el Libro del Levítico, se dedican dos extensos capítulos (el 13 y el 14) al tema de la lepra. Ahí se prescribe que, una vez declarada la enfermedad por parte del sacerdote, “el leproso llevará las vestiduras rasgadas, la cabeza desgreñada y el bigote tapado, e irá gritando: «¡Impuro, impuro!». Mientras le dura la lepra, será impuro. Vivirá aislado y tendrá su morada fuera del campamento” (13,45-46).
En contra de la legislación imperante, el leproso se acerca a Jesús y, en contra de la misma legislación, Jesús lo toca.
La ley buscaba proteger a la sociedad de lo que consideraba un peligro grave –el contagio de una enfermedad a la que temían sobremanera-; Jesús no duda en infringir la ley, aun a sabiendas de que él mismo se hacía “impuro”, y se atreve incluso al riesgo del contagio. El motivo de su actuación es solo uno: la compasión.

“Compasión” es la capacidad de sentir con el otro, poniéndose en su lugar. Comporta un “estremecimiento” ante el sufrimiento ajeno y se traduce en una ayuda eficaz. El elemento del “servicio eficaz” es un componente imprescindible para que se pueda hablar de compasión, según el evangelio. El budismo, por su parte, subraya más otro matiz: compasión es el amor que dirigimos hacia la persona que sufre. Ambas perspectivas pueden complementarse, para entender esa actitud como el sentimiento profundo de amor hacia los seres que sufren, buscando eficazmente aliviar su situación, a través de una acción bondadosa y servicial.
Se trata de una de las actitudes más genuinamente humanas –no es casual que ocupe el lugar más destacado en las grandes tradiciones espirituales-, que da la medida de la madurez de la persona.
Por ello, quizás sea bueno preguntarnos qué la favorece, de dónde nace, qué requiere y qué obstáculos encontramos para vivirla.

El sentimiento de compasión se ve favorecido por la experiencia de la propia necesidad, fragilidad o vulnerabilidad. Indudablemente, al palpar la propia limitación, nos “reconciliamos” con nuestra humanidad, nos hacemos más “humanos”. Y desde ahí, puede crecer la capacidad de empatizar con el otro, particularmente cuando se halla en situación de necesidad o precariedad. En este sentido, puede decirse que la experiencia del dolor nos humaniza, nos “ablanda” y sensibiliza ante el dolor ajeno. A partir de ahí, la compasión puede abrirse camino.
Pero la compasión genuina nace de una fuente todavía más honda: no es solo la experiencia de la propia vulnerabilidad, sino la conciencia de una Identidad compartida. No somos seres separados que, eventualmente, se ayudan unos a otros, sino que constituimos una Unidad, por lo que nadie me resulta indiferente. El bien de los otros es mi bien; su dolor, mi dolor. Al escritor romano Lactancio se le atribuyen unas palabras que recogen esta conciencia: “Soy humano, y nada de lo humano me resulta ajeno”. Evidentemente, una cosa es pensarlo, incluso asintiendo a ello, y otra bien distinta es haberlo experimentado, es decir, vivir en esa conciencia unitaria que nos constituye. Quien ha despertado a esa conciencia no ve su “yo” como si se tratara de su identidad definitiva; se percibe como el Todo, presente en cada una de las formas diferentes.
Con todo, la vivencia de la compasión requiere dos condiciones: una sensibilidad limpia y un afecto liberado. Para poder “vibrar” con el otro, hace falta que nuestra sensibilidad no esté congelada ni endurecida; de otro modo, el sufrimiento ajeno chocaría contra nuestra coraza, y seríamos incapaces de sentirlo. Por otro lado, es necesario también que hayamos liberado nuestra capacidad de amar: el bloqueo de la misma nos mantendría encerrados, impidiéndonos “salir” positivamente hacia la persona que sufre. Por decirlo brevemente: para vivir la compasión –no la vive quien quiere, sino quien puede-, necesitamos aprender a sentir y aprender a amar (también a nosotros mismos).

Ese es uno de los obstáculos más importantes que podemos encontrar. Pero hay más: la comodidad, el miedo y la ignorancia. Sin embargo, si los observamos de cerca, descubriremos que todos ellos no son sino disfraces del ego. Por lo que podemos concluir que el obstáculo común para vivir la compasión no es otro que la identificación con el ego.
Tal identificación es, antes que nada, ignorancia (inconsciencia). Se apoya en la creencia fundamental –asumida axiomáticamente, sin ningún tipo de cuestionamiento- de que somos seres separados. De esa creencia nacen, entre otras cosas, el individualismo, la egocentración y el enfrentamiento.
El ego busca la comodidad, porque se rige por la ley del mínimo esfuerzo, es decir por el apego a lo “agradable” y la aversión hacia lo “desagradable”. Tiende a evitar todo aquello que le suponga cambio en sus rutinas o expectativas y busca, por encima de todo, “sentirse bien”. Dado que la necesidad del otro me implicaría, el ego tiende a refugiarse en la indiferencia, que no es otra cosa que la “ceguera” ante la realidad, porque –como dice el refrán castellano- “ojos que no ven, corazón que no siente”.
El ego es también miedoso, aunque presuma de lo contrario. Al creerse un ser separado, tiende a ver todo como amenaza potencial. Y como sabe de su inconsistencia radical, por más que trate de disimularla, el miedo lo acompaña constantemente. Ahora bien, el miedo obliga a buscar protección, es decir, a vivirse según el principio de defensa/ataque. Esa actitud mal puede compaginarse con la apertura blanda para sentir con los otros. Más bien al contrario, la debilidad ajena suele ser vista por el ego como algo ante lo que defenderse –como si temiera el “contagio”- o una posibilidad para atacar.

En definitiva, para poder vivir la compasión, necesitamos cuidar el trabajo psicológico que potencie nuestra capacidad de sentir y nuestra capacidad de amar –a veces, por motivos inconscientes, aletargadas- y, simultáneamente, el trabajo espiritual que nos permita liberarnos de la identificación con el ego.
Como ha escrito Marià Corbí, “el trabajo fundamental es comprender, hasta llegar a percibir, que no hay ninguna cosa independiente a la que podamos llamar «yo». Quien comprende eso, permaneciendo lúcido y sin venirse abajo, verá fácilmente la realidad sin fronteras de lo que hay y se quedará sin posibilidad alguna de mantener el sentimiento del ego”.
Y sigue diciendo: Cuando dejo de identificarme con mi individualidad porque comprendo con claridad que no es ella lo que realmente soy, me convierto en testigo del gran río de la existencia y de la vida.
Cuando advierto que, aunque sin ser realmente ningún yo, soy algo que no es mente pero que es luz, algo que no es este cuerpo pero que es capaz de conmoverse; en el momento en el que advierto la luz y la conmoción que hay en mí cuando el yo y el mundo se han fundido en una unidad, entonces se revela lo que hay: una Luz y una Conmoción en el seno de la Unidad; una Luz y un Calor que ya estaban presentes en el inicio del cosmos y que ni nacen ni mueren.
Eso es lo que hay y lo que soy: la Gran Unidad, el Gran Testigo, el Único, el Manifiesto, el Patente, el Poder, la Fuente, “Eso-no dual”.

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DOMINGO VI TIEMPO ORDINARIO

Marcos 1,40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: - «Si quieres, puedes limpiarme.» Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.» La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.» Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grades ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

__________________________________________________________________

La lepra era considerada un castigo de Dios por el pecado. Así, al sufrimiento corporal del leproso, se añadía la exclusión social y la marginación religiosa. Jesús, sin embargo, ofrece el rostro de Dios, fuente de santidad y de pureza. Atiende al enfermo que le pide la curación porque Dios es compasivo con el que sufre. Sin embargo, hoy seguimos marginando a muchas personas y grupos de personas. Pero ¿quién es más impuro, el marginado o el que margina? Jesús abrió el reino a todos los excluidos y nos dejó la misión de tender nuestras manos hacia los “leprosos” de todos los tiempos.

EL SACERDOTE: SIGNO DE CONTRADICCIÓN

Si predica más de diez minutos... no acaba nunca.
Si predica menos de diez... no se ha preparado.
Si trata temas sociales... es de izquierdas.
Si trata temas morales... es de derechas.
Si está en el despacho... es un misántropo.
Si visita a las familias... no tiene nada que hacer.
Si es cordial con la gente... tiene problemas afectivos.
Si es reservado... es un reprimido.
Si hace reparaciones... tira el dinero por la ventana.
Si no las hace... le interesa poco la iglesia.
Si tiene amigos ricos... vive con los que mandan.
Si se rodea de pobres... es un revolucionario.
Si es joven... no tiene experiencia.
Si es mayor... debería jubilarse.
Si hace salidas con los jóvenes..., es que descuida la parroquia.
Si no las hace..., es que no se preocupa de los jóvenes.
Si visita el barrio y sus gentes..., es que se mete en todo.
Si no lo hace..., es que va a lo suyo y la gente no le interesa.
Si está….es que le gusta hacerlo todo
Si no está… lo que sale mal es porque no está
Si da órdenes…es porque es un autoritario
Si no las da… debiera haberlo hecho
Si es perfeccionista... es un raro
Si admite todo… es un vulgar
Si canta… es un jilguero
Si no canta… es un soso
Si celebra muchas misas…es un misero
Si celebra sólo una… es un vago
Si el obispo cierra la parroquia por falta de sacerdotes... el pueblo se mueve y todos firman una carta de protesta.

¿En qué quedamos? ¿Cómo queremos a los curas? ¿A nuestra imagen y antojo?
Los aprovechemos mientras los tenemos porque, cada día, hay muchos menos. Y, entre otras cosas, hablemos menos y recemos un poco más por ellos, y si el Señor elige a uno de nuestros hijos, demos gracias a Dios.

11 DE FEBRERO: DÍA DEL ENFERMO

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS
Buen Jesús,
Muchos de los que participan en esta oración
Se encomiendan a ti desde la enfermedad.
¡Llena sus corazones de esperanza!
¡Ayúdales a soportar el dolor!
Y, si quieres que superen los problemas de salud,
¡Muéstrales el camino!
Señor, ponemos hoy en tus manos
La enfermedad de millones de personas,
Hijos e hijas tuyos que no pueden hacer una vida normal,
En unos casos por deterioro biológico natural o accidental
Y, en otros, por la injusticia y el egoísmo de los seres humanos.
Como el leproso que nos muestra el evangelista Marcos,
Te pedimos que cures las enfermedades si ésa es tu voluntad.
Te damos gracias, Dios nuestro, por el buen trabajo de muchas
Personas que asisten, ayudan
Y sobre todo acompañan a los enfermos.
Su presencia en el mundo es tan importante
Que nos permite ver tu rostro, buen Jesús, en una sociedad
Que también nos da muchas veces motivos
Para pensar que está enferma.
¡Da salud, si quieres, a quienes no la tienen,
Pero no sólo la física, sino sobre todo
la humana y la espiritual!
El mundo alejado del amor de Dios
Vive en una enfermedad que sólo podemos
Superar desde nuestra fe, esperanza y proximidad a ti.
Amén.